Despertar en el campo es definitivamente mágico, jamás había descansado de esa manera, el aroma a flores, pasto y animales era algo que me envolvía y arropaba como a una niña recién nacida. Dormí más o menos hasta las dos de la tarde, habría seguido, pero el bullicio que alguien hacía era insoportable. Sentía que corrían, registraban y volvía a correr. Obviamente no podía reclamar contra eso ya que esa no era mi casa y como buena invitada tenía que aguantar sin reclamos.
Cuando abrí el primero ojo pude ver que era Luna la que tanto alboroto hacía. Ella estaba a los pies de la cama, ella sola había entrado muestras maletas y guardaba todo muy ordenado en un viejo mueble que ahí había.
-que haces, porque metes tanta bulla, acaso no sabes que hay que respetar el sueño ajeno- le dije tapándome la cabeza con una almohada.
-ya es hora de que te levantes dormilona. Guarde tus cosas en los dos cajones de abajo Y puse tus condones en una bolsa cerrada para que nadie los vea por si llegaran a abrir este cajón por error- cuando dijo la palabra "condón" más me tape la cara con esa almohada. Me moría de la vergüenza y no tenía idea de que diría si me preguntaba por qué los tenía.
-no creo que acá tengas mucho sexo con hombre, pero me alegra saber que te cuidas- dijo ella en un tono que no alcanzaba a distinguir si era irónico o de molestia. La cosa es que yo no dije ni hice nada, solo me quede ahí escondida, creo haber hecho el sonido de un par de ronquidos, solo para disimular mi vergüenza.
-ya levántate, mueve ese culo de la cama, quiero que vengas conmigo... sé que no estas dormida- decía Luna. Mientras que yo seguía ahí roncando y fingiendo dormir, no quería verla a la cara.
-ok... contare hasta tres, si no te mueves te juro que traeré agua y te mojare completa- dijo amenazante.
Yo seguía mirando el rincón sin mover ni un musculo, mientras que ella dijo... Uno, Dos, Tres... y desapareció de la habitación. Casi al instante la escuche volver y solo sentí el frio recorrer todo mi cuerpo.
La muy loca había vaciado una cubeta de hielos a medio derretir encima de mí. Sobre la cama quedaron lo cubito esparcidos por todos lados, hasta en el piso habían caído, di un salto como nunca y me levante solo para perseguirla por la habitación. Ella se ría a carcajadas y yo temblaba por el frio que me dieron los cubitos de hielo. Ella corría para que yo la persiguiera y era adorable verla con su pelo negro suelto y alborotado, me sentía feliz de correteándola. Nuevamente era una niña que disfrutaba de juegos tontos, ella me esquivo un par de veces y esos segundos eran usados para ver su rostro, su sonrisa amplia y mirada alegre. Luna sabía que a cada mirada me enamoraba más y lo usaba a su favor. La perseguí más y más, éramos dos locas corriendo por el dormitorio. Ella saltaba encima de la cama gritando y riendo.
Yo no pude evitar saltar a su lado, se veía divertido y así fue. Esa cama era muy resistente y las dos dimos brincos como si esa fuera una cama elástica.
-¿y si esto se rompe?- le pregunte a Luna.
-¡pues que se rompa!- dijo ella.
-¡entonces que se rompa!- le conteste y seguimos saltando. Estuvimos así por largo rato. Solo deje de hacerlo cuando mis pechos comenzaron a doler. Me senté a un costado de la cama y quite los últimos cubos de hielo que quedaban. La cama estaba empanda de agua fría.
Luna no dejaba de saltar y hacia que mi cuerpo se moviera por culpa de su brinco. Mis pechos seguían moviéndose bruscamente.
-Luna, Luna deja de saltar que me duelen las tetas- le dije casi gritando, y sirvió, ya que dejo de hacerlo.
-a mi igual me duelen, toca y siente lo dura que están- dijo ella y tomo mi mano para ponerla encima de sus pechos. Los toques con mucho cuidado, sentí sus pezones duros y no negare que eso me calentó enseguida. Estaba a punto de tocar con ambas manos cuando ella se puso de pie y me dijo.
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La Pasión de Florencia
RomanceFlorencia es una chica que después de atravesar el trauma de ser violada, descubre que es adicta al sexo. Pero su mayor placer esta en el cuerpo de una joven desconocida llamada Luna. Juntas vivirán situaciones ardientes y provocativas, descubrirán...