"Los omegas puros están hechos para ser de la alta sociedad, hechos para casase y tener las crías de algún alfa... Pero eso no es algo que quieran tus nonnas, por ahora solo nosotras lo sabemos, así que aprende a controlar el aroma a durazno"
Baek N...
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Estaba en el centro de la ciudad, buscando un regalo para su omega. No era su primera navidad juntos, pero si sería su primera vez teniendo al pequeño ya mayor. Que tuvieran 5 años de diferencia se había vuelto una molestia desde que descubrieron que eran destinados. Sonrió recordando como el pequeño de 16 años entró con paso nervioso a su oficina para presentarle sus pinturas.
Obras de arte sin duda, pero lo que le llamó la atención fue el aroma a fruta que emitía su cuerpo, cuando se acercó al pequeño y este agachó la cabeza sintió un calor recorrerle todo el pecho, una sensación que había olvidado. Había pasado mucho desde que se había enamorado a primera vista. Compro las pinturas y contrato al joven, que desde el principio le había explicado que solo podía dibujar cuando no tenía escuela. El alfa, deseoso de tenerlo junto de él sin importar que, acepto y le dijo que no se preocupara.
Así durante un año, las pinturas que hacía el joven siempre se vendía por grandes sumas de dinero y el alfa siempre se iba acercando cada vez más al dulce omega, tuvieron sus bajos y sus altos si, por la personalidad algo agresiva de Seungho y la terquedad que aveces Na-Kyum poseía. Aún así, lograron tener un balance. En cuanto lograron consolidar una relación, el alfa presentó al omega a su amigo de la infancia Jiwha, un omega recesivo que se había enlazado a un alfa dominante conocido como "El sin rostro" algo divertido si se pensaba que era modelo.
Salió de sus pensamientos al ver algo que le llamó la atención. La librería en la que el joven aveces venia a estudiar, entró con paso decidido y parecía que algo le llamaba. Llegó a una estantería donde se encontraban varias réplicas de libros antiguos, pasó los ojos sin emoción hasta detenerse en un apellido. Baek. Como su pequeño, tomó el libro desgastado con cuidado y notó que era un libro de pinturas sodomitas, solo estaba el apellido del autor, pero algo en él se llenó al ver esos trazos suaves y que parecían moverse. Dejó el libro en su lugar y salió, buscando un regalo digno para su omega.
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Llegó a la casa que compartía con su pareja desde hacía unos meses y preparo todo, los sirvientes le saludaron cordialmente y este les devolvió el saludo. Se quitó la mochila y las ropas de calle para darse una ducha rápida y eliminar todo rastro de otros olores de su cuerpo. Sabía que su señor era algo sensible a las feromonas. Sus mejillas se enrojecieron al recordar su intención de esa noche, en la víspera de navidad espera fervientemente que su cuerpo fuera capa de soportar a Seungho.
