Union...

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La carta se estaba arrugando entre sus manos y el alfa sirviente estaba arrodillado frente al amo esperando la respuesta por esa carta tan extraña e innecesaria que fue enviada por aquel noble que nunca había escribía al aquel que leía las instruc...

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La carta se estaba arrugando entre sus manos y el alfa sirviente estaba arrodillado frente al amo esperando la respuesta por esa carta tan extraña e innecesaria que fue enviada por aquel noble que nunca había escribía al aquel que leía las instrucciones de encuentro. Cuando pregunto lo anteriormente dicho el alfa solo respondió con un asentimiento y le dijo que no era su obligación ir.

El alfa ignoró las palabras más por el cansancio que su cuerpo estaba sufriendo que por querer ignorarlo. Arrojo la carta lejos hecha una bola de papel y comenzó a reírse sin razón aparente. El sirviente intentó tranquilizarle y funcionó pues la risa cesó y la cabeza reposó en las palmas de sus manos sosteniéndola y sobando las sienes.

— ¿Donde está Na-Kyum? -. La pregunta salió sin pensarlo y casi de inmediato se mordió la lengua esperando que el alfa no respondiera, lo cual no sucedió. El sirviente explicó que el pintor estaba su habitación y preguntó si no deseaba que lo mandara a llamar, algo confundido por la pregunta tan repentina y pensado que sucedía.

El amo rechazó la idea de mandar a llamar al joven y despacho al sirviente, pensando sobre qué hacer con sus sentimientos, con él omega que habitaba en su casa y con aquella estupida carta escrita por obviedad por aquel otro omega.

El amo rechazó la idea de mandar a llamar al joven y despacho al sirviente, pensando sobre qué hacer con sus sentimientos, con él omega que habitaba en su casa y con aquella estupida carta escrita por obviedad por aquel otro omega

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Las manos grandes recorrían el pecho suave del omega, deteniéndose en los pezones y masajeándolo, haciendo que todo el cuerpo delgado se estremeciera y se erizara a cada toque, caricia o frotamiento que el alfa le diera. Comparaba la sensación con cosquillas y se dejaba llevar por lo placentera de la situación, gimiendo bajo, suspirando y concentrando su mente en el cosquilleo que había en su vientre.

Un dedo entró de manera lenta y suave haciéndole gritar por la sorpresa y haciendo que la semilla que aún había en su interior se derramara, dejando al omega una sensación de vacío que de a poco se llenaba con los dedos intrusos que le recorrían por dentro. Con suavidad fue puesto boca abajo y su espalda fue llagada de besos pequeños y suaves, delicados y cortos, besos amables le hacían temblar y correr los ojos en busca de algo más.

Su nombre, dicho en un susurro áspero le erizó la piel y le hizo jadear bajo y quedó, esperando volver a escucharlo una y otra y otra vez. Sintió el miembro entrar un poco en su interior y se relajó, esperando y aceptando el pedazo de carne que comenzaba a abrirse paso en sus interiores. Comenzó a negar muy de pronto sintiéndose demasiado lleno y aferrándose a la almohada con fuerza, escuchando los jadeos del cuerpo grande y fuerte que estaba tras de él.

Mi amo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora