❄️ Día 13 ❄️

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Nuevamente me encuentro con Grace, estamos en su habitación organizando su estantería. Me pidió ayuda para quitar el polvo de sus libros y reorganizarlos.

─¿Has leído este? ─me pregunta, con cierta emoción.

Lo miro y asiento. ─Sí, es bastante bueno, pero no me fascinó el final. Es muy triste.

─Fue un gran final, era necesario que muriera ─opina, dejándolo en la estantería nuevamente.

Estamos un largo rato abriendo y cerrando libros, ordenándolos, haciéndonos preguntas. Grace es una chica muy interesante, no sé cómo pude estar tanto tiempo cerca de ella y nunca tener una conversación con ella.

Extiendo hacia ella el último libro que quedaba en la cama y ella lo acomoda en su mesita de noche, me explica que será su próxima lectura.

─Listo, ya podemos irnos.

La miro confundido. ─¿Irnos a dónde?

Grace toma mi brazo y me arrastra, sacándonos de la habitación.

─Al centro comercial ─canturrea.

***

─¿Es en serio, Grace? ─pregunto susurrando.

─Oh, vamos, será divertido. ¿Hace cuánto que no hacemos esto? ─Entrelaza nuestros brazos y no puedo evitar desviar la mirada hacia el lugar, se siente bien.

De acuerdo, esta es la cuestión; estamos en el centro comercial, detrás de unos doce niños acompañados por sus padres para ver a Santa Claus. Estamos en la fila, por si no les quedó claro.

─Douglas ─me llama.

─Ah ¿sí?

─No sé por qué siento que a veces no me estás escuchando ─Hace un gesto adorable con los ojos─. En fin, te pregunté que le vas a pedir.

Alzo las cejas. ─Esto es increíble ─río, carraspeo─. A ver... De niño siempre quise un camión de bomberos de juguete en tamaño real y un dálmata.

Ahora ella ríe fuerte llamando la atención de los niños de la fila.

─Bueno ─empieza, moderando su risa─. En ese caso, mi sueño frustrado de niña era tener el castillo en miniatura de La Bella y la Bestia, con la biblioteca y todos los libros incluídos.

─Pff, lo mío está más sencillo.

─E infantil ─Rueda los ojos.

Cuando ya es nuestro turno Grace suelta mi brazo y llega correteando hasta donde está el Gordo barba blanca. Luce emocionada, como una niña pequeña.

En estos días junto a Grace he notado muchas cosas de las que antes no me había fijado o no había tenido la oportunidad de conocer. Grace es una chica increíble, llena de sorpresas, divertida, dulce, tierna... Entre tantos adjetivos más que ni siquiera se han inventado para describirla. Grace me gustaba, la observaba desde lejos desde hacía meses, llamó mi atención desde que se mudó junto a mi casa hace ya seis años, pero nunca la había conocido, no así. Grace me gustaba por su ternura que se podía apreciar desde lejos, por su radiante sonrisa, por ese largo y dorado cabello... Con esas pequeñas cosas llegué a amarla. Pero ahora la veo de una manera diferente, o más profundo más bien. Veo a una chica apasionada por la lectura, ocurrente, divertida, adorable, una chica que con cada faceta que conozco me va cautivando cada vez más.

─Oye amigo muévete, quiero pedirle al gordo un auto de carreras ─escucho que me grita el niño de atrás. Con esa actitud no harás que te traigan ese auto de carreras, niño malcriado.

Arqueo una ceja hacia Grace. ─Mmm. No voy a sentarme en sus piernas.

─Sí lo harás, ahora ve, hay niños esperando.

Camino hasta Santa y él sonríe invitándome a sentar en sus gordas piernas infladas de algodón. Respiro realmente hondo antes de dejarme caer lentamente hasta sentarme. Esto es lo más vergonzoso que he hecho en mi vida.

─Feliz Navidad ─Hace su típica risa de Santa─. ¿Cómo te has portado este año? ¿Crees que estás en la lista negra?

Oh por Dios...

─Supongo que bien, sí ─Sonrío a la fuerza.

─Y bien, ¿Qué es lo que deseas para estas fiestas, campeón?

Ruedo los ojos disimuladamente. Doy una mirada breve a Santa y luego miro a Grace. Sonrío volviendo la vista al Gordo barba blanca.

─Quiero sólo una cosa esta navidad ─susurro─. Y es que ella ─Señalo con los ojos a Grace─, se enamore de mí como yo lo estoy de ella.

Santa mira a su alrededor y se acerca aún más a mí, estoy a punto de levantarme, pero él habla: ─No puedes pedir lo que ya tienes, Douglas.

Arrugo las cejas con evidente confusión, él todo lo que hace es guiñarme uno de sus ojos antes de reír sonoramente y decirme educadamente que mi turno terminó.

Camino hasta Grace con una extraña sensación.

─¿Ves? Te dije que iba a ser divertido ─dice emocionada, se agarra de mi brazo nuevamente y nos guía hacia la salida.

Así es chicos, somos dos jóvenes adultos que han venido al centro comercial con el solo propósito de ver a Santa.

Caminamos en silencio por las calles cubiertas de una fina capa de nieve.

Al llegar a nuestras casas nos detenemos un momento en en porche de mi casa.

─Bueno... Buenas noches, Douglas ─dice después de unos largos segundos mirando sus manos.

Rasco la parte trasera de mi cabeza. ─Eh, sí, buenas noches para ti también, Grace.

Ella me mira, luce algo ¿Tímida? No lo sé, y no me da tiempo averiguar porque me sonríe antes de alejarse a su propia casa.

─¿Qué pasó? ¿Una cita? ─Esa, damas y caballeros, es la gran bienvenida que recibo apenas abro la puerta de mi hogar. Los encontré a todos detrás de la puerta.

─¿Le dijiste que te gusta? ─pregunta Marie.

─¿Tuvieron una cita? ─cuestiona papá.

─¿La besaste? ─¡Y ahora también Blake!

Frunzo los labios. ─No, no y no.

Los esquivo rápidamente y me encierro en mi habitación antes de que se les ocurra venir. Mi familia puede llegar a ser muy intensa a veces.

Me recuesto en la cama abrazando una almohada y cerrando los ojos.

Sonrío imaginando miles de escenarios en donde Grace y yo somos protagonistas.

Abro los ojos de golpe. ¿Y si me estoy obsesionando? ¡No quiero ser un loco obsesionado!

Vuelvo a cerrar los ojos y respirar hondo. No, no soy un loco obsesionado, soy un hombre enamorado.

Soy solo un hombre enamorado deseando con ansias el día en el que Grace y yo nos encontremos en la misma página.

Desafío Navidad ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora