❄️ Día 11 ❄️

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Hoy es uno de esos días en los que me toca cuidar a mi hermanita, aunque ahora también está Blake, lo que se traduce a que técnicamente estoy cuidando de dos niños. Mi mamá y la tía Marie han salido y papá fue a resolver un asunto de trabajo.

Ahora estoy en la sala de estar, cuidando que los niños no se corten con las tijeras mientras hacen tarjetas navideñas.

─¡Dou! ─llama Dana─, ¿No vas a hacer tarjetas?

─Mira, Dou ─dice ahora Blake, alzando una tarjeta hacia mí─. ¿Crees que a Marie le guste?

Arrugo mis cejas. ─No voy a ensuciarme las manos con pegamento como ustedes, y tú ─Señalo a Blake─. ¿Por qué me llamas Dou cuando bien puedes decir mi nombre completo?

─Suena más divertido decirte Dou, Dou.

Giro los ojos, este tipo ya no tiene remedio. Me levanto y camino hasta la cocina.

─¿Quieren algo de la cocina? ─Ellos gritan una negación mientras cruzo el umbral de la puerta.

El timbre de la puerta emite la peculiar melodía elegida por mamá cuando estoy por entrar a la cocina.

─¡Blake, ve a ver quien es! ─grito. Él grita una afirmación y yo sigo mi camino.

Mientras tomo un vaso de jugo de naranja escucho risas cada vez más cerca.

─¡Llegó tu corazón! ─grita Dana y casi escupo el jugo cuando veo una Grace confundida caminar hacia mí.

─Eh... Hola, Douglas.

Como puedo me trago el jugo para evitar accidentes y le regalo una pequeña sonrisa. ─Hola, Grace. ¿Cómo estás?

─Bien, sí ─Se queda mirando a Blake, que ahora está cargando a Dana, luego mira a mí.

─Oh, lo siento. Él es el novio de mi tía, Blake.

─Mucho gusto, Blake.

─Encantado de conocerte ─Mira a Dana─. ¿Qué tal si continuamos? Aún faltan las de los abuelos.

Mi hermanita asiente frenéticamente haciéndome reír. Blake y ella salen de la cocina dejándome a solas con Grace, quien luego de seguirlos con la vista me mira a mí.

─Bien, ¿Estás listo?

─¿Para qué? ─pregunto con confusión.

Ella ríe como si hubiera dicho algo gracioso. Y ahí aparece ese adorable hoyuelo, sonrío inconscientemente mirándola.

Me da una mirada de cuerpo completo y se acerca tomando mi mano.

─Te ves bien, vamos.

No pregunto a donde vamos, solo la sigo, pero justo cuando iba a cerrar la puerta me acuerdo de algo y me detengo.

─¡Ah! Se supone que me debo cuidar a Dana ─le digo. Iba a decir algo, pero el claxon de un vehículo la interrumpe. Papá sale del auto.

─Buenas tardes ─Saluda sonriente.

─Buenas tardes, señor Walters. Me pregunto si puede prestarme a su hijo por un rato ─le dice, poniendo su cara adorable.

Mi papá me mira por unos segundos antes de reír. ─Por supuesto que sí, Grace. Solo trata de traerlo de vuelta antes de la hora de la cena.

─Es un hecho ─Grace le sonríe y termina de bajar los escalones. Papá sube y se detiene a mi lado.

─Luego me cuentas ─susurra.

─Sí, claro.

¡Chismoso!

***

Bien, estamos en un parque. Sentados en una banca, mirando a algunos niños jugar.

Ella está mirando muy concentrada como un niño intenta columpiarse por sí solo, así que me tomo el atrevimiento de fijarme en como va vestida; lleva un abrigo negro, pantalón azul oscuro combinados con unos botines negros. Luce preciosa. Mi mirada se queda en su cabello rubio cayendo por su espalda y en como se mueve con la delicada brisa.

─Douglas, ¿Estás escuchándome? ─Su voz me saca de mis pensamientos, aún tiene la vista al frente.

Carraspeo. ─Lo siento, no.

Grace voltea hacia mí. ─¿Qué quiso decir tu hermanita con eso de "llegó tu corazón"?

─Ah, bueno ─Carraspeo. Peino mi cabello hacia atrás y muevo mi pierna un tanto nervioso─. Ella...así se refiere a las parejas. Para ella Sammy es el corazón de Marcus y...así.

Ella sonríe haciendo que se le achinen un poco los ojos. ─¡Que tierna! Tu hermanita es adorable.

─Sí, bueno ─Rasco mi nuca sin saber qué decir, pero es ella quien se levanta de pronto y me extiende su mano, la tomo con cautela.

Nos guía hasta el área de los juegos; específicamente de los columpios.

─¡Vamos, Douglas, empújame! ─exclama, como una niña pequeña. No sé en qué momento soltó mi mano, pero ahora está subida al columpio, agarrada de las cadenas que lo sostiene y moviendo los pies─. ¡Douglas, vamos! Luego no te empujaré a ti.

No puedo evitar soltar una carcajada a la vez que la impulso hacia atrás para luego dejar que la gravedad haga su trabajo.

Ella ríe y me pide a cada minuto que la impulse más alto. Es totalmente adorable.

Me encanta todo esto, me encanta ella.


❄️❄️❄️

Hoy tuve una tarde mágica con Grace.

Cuando regresamos a nuestras casas el sol se dependía para darle turno a la luna.

─La pasé genial.

Le sonrío. ─Sí, yo también. Gracias.

─No tienes que agradecerme nada, en todo caso eres tú quién está ayudándome.

Asiento y miro hacia otro lado.

─Buenas noches, Grace.

─Buenas noches, Douglas.

Entro a mi casa y me recargo unos segundos en la puerta.

Desearía que todas mis tardes fueran así. Con Grace, reír con ella, siempre.

Grace es mi deseo para Navidad.

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