C A T O R C E

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Sin duda, acabar con Jungkook dormido a mi lado no era lo que había planeado para acabar aquel sábado noche. Intenté moverme lo menos posible para evitar molestarle, pero era imposible despertar a aquel niño que dormía tan plácidamente.

Cuando abrí los ojos vi en el despertador que descansaba en mi mesilla de noche que eran las once de la mañana. Tuve que parpadear varias veces hasta lograr acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana. Uno de los brazos de Jungkook me rodeaba la cintura, y cuando notó que me removía entre las sábanas, me pegó a su cuerpo. Giré levemente mi cabeza para poder verle y ahí estaba, con los ojos cerrados intentando volver a dormirse. Procuré no pensar demasiado en el hecho de que toda la sangre de su cuerpo parecía haberse concentrado en una zona de su cuerpo en específico, y justamente yo podía notarlo.

– ¿Jungkook? – dije al cabo de un rato.

– ¿Si? – recibí a modo de respuesta.

– Tengo que ir al baño. – dije revolviéndome en la cama para que captara el mensaje.

Jungkook soltó su agarre y me dejó levantarme de la cama. Antes de salir del baño me lavé bien la cara para intentar despejar mi mente e intentar que el dolor de cabeza que me había producido la resaca disminuyera. Me choqué con él al abrir la puerta, que me miraba como si estuviera desubicado.

– Perdona, no te había visto. – dije justificándome mientras él se revolvía el pelo en un intento de peinarlo.

– Quería saber si estabas bien. Llevabas mucho tiempo ahí metida. – contestó quitándole importancia.

– Será mejor que vayamos a desayunar, necesito tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.

Ambos empezamos a caminar en dirección al comedor y fue entonces cuando vimos que la habitación de Lilly tenía la puerta abierta. Si por algo se caracterizaba mi mejor amiga era por su manía de cerrar bien su puerta antes de dormir, o de lo contrario no pegaría ojo en toda la noche. No pude evitar mirar dentro de su cuarto para comprobar que, efectivamente, no había dormido allí.

– ¿No volvió anoche? – dijo Jungkook a mis espaldas.

– ¿Dónde estará? – contesté antes de girarme y ver cómo aquel chico ya estaba llamando por teléfono para averiguarlo.

– Hobi, soy Kook. – esperó a que le respondiese su amigo. – Sí, perdona por despertarte. ¿Está Lilly allí? – por la cara de Jungkook podía saber lo difícil que le resultaba entender a su amigo. – ¿Ha dormido con Yoongi?

Mi cara debió ser todo un poema, ya que al verme, Jungkook no pudo evitar soltar una risita mientras seguía escuchando atentamente a Hobi.

– Vale, muchas gracias. Maddie se asustó al ver que no estaba aquí. Ya puedes volver a dormirte, no te molestaré más. – Tras decir aquello, colgó la llamada.

– No hacía falta que despertases al pobre Hoseok. – dije entre risas.

– No ibas a quedarte tranquila hasta saber dónde estaba. Lo hice por mí, no por ti. – contestó intentando parecer lo más serio posible.

Decidí preparar algo sencillo de desayuno teniendo en cuenta que lo único que mi cuerpo me pedía era la medicación de Lilly contra sus migrañas. Aquellas pastillas eran mano de santo contra la resaca, y siempre que se las robaba me odiaba por ello.

– Entonces, ¿por qué no querías divertirte conmigo anoche? – me preguntó Jungkook mientras se llevaba una cucharada de cereales a la boca.

– ¿Perdona? – contesté sin tener ni la más mínima idea de lo que me estaba hablando.

– ¡Oh, venga! No me digas que ya no te acuerdas.

2:18 (Jeon Jungkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora