Me desperté por culpa de una alarma. El móvil de Jungkook no dejaba de sonar encima del escritorio mientras que su dueño parecía no enterarse. Pensé que si no se despertaba con aquel ruido infernal taladrándole los tímpanos, tampoco lo haría al notar que me levantaba del colchón. Claramente me equivocaba.
– ¿Qué hora es? – preguntó con la voz ronca mientras se frotaba los ojos.
– Dímelo tú. – dije antes de apagar la dichosa alarma. – ¿Para qué tienes una alarma a las once de la mañana un sábado?
– No sé de qué me hablas. – contestó haciéndose el remolón en la cama.
A pesar de las pocas ganas de salir que tenía aquel chico, cuando escuchamos ruidos en el comedor no pudimos evitar hacerlo. Taehyung salió del cuarto de Jimin al mismo tiempo que nosotros, vestido únicamente con unos boxers negros y una camiseta negra. Intenté no centrarme demasiado en el moretón que tenía en el cuello.
En el salón Lilly preparaba el desayuno mientras hablaba con Hobi. Al vernos entrar nos dio los buenos días y nos ofreció tortitas. Estaba siendo un desayuno tranquilo hasta que Yoongi se levantó. Hobi, en un intento de que mi amiga y él arreglaran sus diferencias, intentó que Yoongi nos acompañase – más bien a Lilly – a casa, a lo que este respondió
– Genial, Jungkook lo hará encantado. – esto hizo que Jungkook lo mirara sorprendido. – ¿Qué pasa? ¿Puedes liarte con ella pero no llevarla a casa? – Yoongi me señaló con desgana como si no le interesase mi existencia lo más mínimo.
Yoongi sabía cómo provocar a cualquier persona, y aquel día parecía haberse despertado teniéndome en mente como diana de sus burlas. Decidí por el bien de todos acabar con aquella tontería dejando claro que Jungkook no tenía que acompañarme porque yo tenía que entrar a trabajar, lo cual no era mentira. Poco después, otra contestación por parte del más bajito de la sala hizo que Lilly se marchara de allí enfadada.
El desayuno continuó, por supuesto, pero el ambiente se volvió bastante pesado. Yo no podía dejar de pensar en lo mal que me empezaba a caer aquel chico. Jungkook parecía totalmente ajeno a la situación, como si le hubiesen hecho un favor al quedarse en silencio, así no tenía que hablar de lo que teníamos o dejábamos de tener.
Tras ponerme de nuevo la ropa que había llevado la noche anterior, me marché. Pensé que llegaría pronto al trabajo – tenía tiempo de sobra –, pero Jungkook no tenía los mismos planes para mí. Me agarró de la muñeca a medio camino obligándome a parar. Me quité los auriculares de mala gana y le dediqué mi mejor cara de enfado.
– Te llevo llamando un buen rato. – dijo para justificarse.
Estaba cabreada con él, por supuesto. Ya había entendido la actitud tan rara que había adoptado la noche anterior cuando nos interrumpieron. Su problema no era que Jimin nos pillase en esa situación, su verdadera preocupación era que todos se enterasen de que teníamos algo.
– ¿Qué quieres? – pregunté cortante.
– ¿Por qué te has ido así?
– No sé, ¿por qué te has comportado así?
– ¿De qué estás hablando Mad?
– No lo entiendo Jungkook, no sé que esperas con todo esto. – él me miraba intrigado sin saber aún a lo que me refería. – No sé qué quieres conseguir conmigo, pero si te avergüenzas de mí la respuesta está clara.
– ¿Avergonzarme de ti? Maddie, creo que empiezas a delirar. – respondió alzando la voz con un ápice de soberbia. – Si me avergonzara de ti no te hubiese seguido con los jueguecitos que empezaste en el pub.
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2:18 (Jeon Jungkook)
Romance-Tatúas ¿verdad? Queremos un tatuaje para nuestro amigo Jungkook. -Volvió a hablar el rubio -Tiene que cumplir una apuesta. Ha perdido, ¿te lo puedes creer? ¡Jeon Jungkook ha perdido una apuesta! Es algo que no se suele ver.