2:18 (Jeon Jungkook)

S I E T E

La noche acabó poco después para mí. El ambiente era tan tenso entre Jungkook y yo que opté por irme a mi casa a seguir aguantando aquello. Mark insistió en acompañarme, nunca me dejaría volver sola. Busqué a Lilly, quien estaba con Hobi en la pista de baile ajenos al resto. Me sentía mal por dejarla allí sola, pero Hobi insistió en que la acompañaría más tarde a casa y recalcó que llegaría en perfecto estado, por lo que abandoné el lugar con la conciencia más tranquila.

Durante el camino de vuelta Mark no dejó de hacerme preguntas impulsado por el alcohol que corría por sus venas y todas eran sobre Lucas. "Pero, ¿habéis hablado sobre esto antes? Y entonces, ¿por qué os habéis besado? ¿Saldrías con él?" Y como esas, muchas preguntas más. Acabé pidiéndole que se callara, me dolía la cabeza y tenía demasiado frío como para encima aguantar sus dudas.

Nos despedimos al llegar al edificio. Mi amigo me hizo prometerle que me tomaría una pastilla para el dolor y que en caso de estar peor le llamaría. Sabía que decía totalmente en serio aquello de que vendría corriendo. Mientras subía las escaleras no podía dejar de pensar en las ganas que tenía de ponerme el pijama, desmaquillarme y meterme en la cama. Pero sobre todo, no dejaba de darle vueltas al tema de Lucas y en cómo podría arreglar la situación.

Sabía que él se sentía herido, el imbécil de Jungkook le había dado donde más le dolía sin saberlo. Lucas nunca tuvo el valor suficiente –al igual que yo– de decir todo lo que sentía, y en aquel momento seguía sin querer arriesgarse. Decidí escribirle un mensaje dándole las buenas noches, que por supuesto, no fue contestado en ningún momento. Iba a bloquear mi teléfono, dispuesta a dormirme cuando un mensaje de un número sin guardar apareció en las notificaciones.

Espero que tu amigo deje de llorar. Y que tú estés bien, descansa.

No me hacía falta tener su número registrado para saber qué se trataba de Jungkook. No me molesté en contestar siquiera, borré el aviso de nuevo mensaje de la barra de notificaciones, bloquee el móvil, lo puse bocabajo y me dejé caer sobre la cama. Lo último que fui capaz de pensar antes de caer rendida fue en la forma en que me había agarrado aquel estúpido en la pista de baile.

Al día siguiente apenas salí de mi habitación. Preferí quedarme hibernando allí y dejarle a Lilly el resto del apartamento tras ver que no estaba sola. Al parecer, cuando Hobi dijo que se encargaría de que llegase en perfecto estado se lo debió tomar demasiado en serio. Cuando mi amiga salió de su habitación a la mañana siguiente, se llevó una gran sorpresa al verme desayunando tranquilamente y no trabajando.

– ¿Esperabas tener la casa a solas? – le había dicho yo bromeando antes de ver a Hobi salir por la puerta de la habitación de mi mejor amiga. – Buenos... días – dije dando un largo trago al vaso de zumo que tenía entre las manos mientras miraba a Lilly con los ojos muy abiertos.

Tras aquel desayuno no volví a salir más que para cenar e ir a ducharme. Aquella noche me dormí temprano, sin dejar de pensar en que tenía clases y por supuesto, un trabajo al que acudir. Y despertarme fue de lo más duro, mis párpados pesaban y solo deseaba volver a cerrarlos para poder dormir un ratito más. Finalmente decidí dejar de posponer la alarma y me enfrenté al terrible frío de la mañana. Lilly desayunaba en silencio con la mirada perdida en algún punto de la pared que tenía en frente.

– ¿Me recuerdas por qué seguimos estudiando? – pregunté haciéndola salir de su ensoñación.

– Ojalá tener argumentos suficientes para justificar esta pérdida de tiempo. – dijo en voz baja, por lo que supuse que no tenía fuerzas suficientes aún como para hablar más fuerte.

La vi esbozar una sonrisa de medio lado que rápidamente me contagió. Siempre me había gustado ese humor tan ácido y sarcástico que tenía, y que por suerte compartimos. Me serví mi desayuno y me senté a su lado. Revisé mis mensajes para comprobar que Lucas seguía sin mirar el mensaje y sin dar señales de vida después de más de un día. Suspiré antes de bloquearlo, coger mi taza y llevarmela a los labios.