– Te va a encantar tu regalo. – dijo Jungkook mientras acariciaba mi pelo.
Intenté no parecer demasiado sorprendida de lo rápido que mi novio había encontrado algo perfecto para regalarme en Navidad cuando yo ni siquiera había tenido tiempo de hacer una lista con posibles regalos. Sonreí contra su pecho y esa fue la única respuesta que obtuvo.
– ¿Vas a dormir hoy aquí? – preguntó al cabo de unos minutos.
– ¿No crees que Alex me echará de menos? – contesté levantando la cabeza y mirándolo divertida.
– Yo creo que por una noche no va a pasar nada...
Y así, con Jungkook besando y acariciando cada rincón de mi cuerpo, perdí la noción del tiempo y acabé pasando la noche con aquel hombre que siempre conseguía hacerme olvidar todo lo que no tuviese que ver con él.
– Kook, despierta. – dije regalándole un suave beso en la mejilla. – Son las siete, tenemos que ir a clase.
– Ve tú. – contestó dándose media vuelta y quedando de espaldas a mí.
– Me dijiste anoche que no podías quedarte dormido hoy. – le recordé llevando una mano a su hombro para zarandearle.
– No me importa lo que dijese anoche esa persona, no era yo. – replicó con desgana agarrando las sábanas y tapándose por completo con ellas.
– Estoy bastante segura de que eras tú, ¿sabes?
Al escuchar mis palabras cargadas de recuerdos de la noche anterior, Jungkook destapó su cabeza y me miró divertido con una amplia sonrisa.
– Podemos repasar tu teoría. – y tras decir eso, agarró mi mano y tiró de mí para acercarme a él y poder besarme de nuevo.
Aquel día llegué tarde a la primera hora de clases y sorprendentemente, no me importó lo más mínimo gracias al simple recuerdo de lo que me había retrasado. Parecía mentira lo fácil que parecía todo desde que Jungkook estaba en mi vida.
– ¿Maddie? – dijo mi profesor sacándome de mi ensoñación. – ¿Puedes ir a fotocopiar esto?
Cogí el folio que me tendía aquel hombre de unos treinta años y asentí en respuesta a su pregunta. Salí del aula mirando el papel que hasta ese momento no sabía qué era. Caminé directa hasta la recepción del edificio para pedirle a alguien que me hiciera el favor de fotocopiar aquello, cuando alguien empezó a correr por el pasillo hasta llegar a mí para poder tapar mis ojos y soltar una risa ahogada.
Me habría asustado de no ser por el inconfundible olor del perfume de Taehyung, quien me miró decepcionado al ver que su intento de broma no había surtido efecto.
– ¿A dónde vas? – preguntó empezando a andar en la dirección que hacía unos segundos estaba siguiendo.
– Me han pedido que vaya a por fotocopias. – contesté levantando el folio.
– Te acompaño.
Tae entrelazó nuestros brazos.
– ¿No tienes clase? – al escuchar mi pregunta, mi amigo se limitó a encoger los hombros sin mostrar ningún tipo de preocupación. – Comprendo.
– ¿Te lo pasaste bien anoche? – al notar mi mirada de odio, Tae soltó una pequeña risa. – Sólo preguntaba.
– ¿Y vosotros? Fuisteis a cenar y no volvisteis.
– Acabamos cenando con Yoongi y se nos fue de las manos.
– ¿Otra vez borracho entre semana? – negué al ver cómo se llevaba una mano a la nuca intentando parecer inocente. – No se te puede sacar de casa Tae.
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2:18 (Jeon Jungkook)
Romansa-Tatúas ¿verdad? Queremos un tatuaje para nuestro amigo Jungkook. -Volvió a hablar el rubio -Tiene que cumplir una apuesta. Ha perdido, ¿te lo puedes creer? ¡Jeon Jungkook ha perdido una apuesta! Es algo que no se suele ver.