Libertad entre rejas [BNHA: Todoroki × Bakugou]

16 | Bastardo y sonrisa

—Entonces, ¿cómo debería llamarte ahora? ¿Rey Explosión Asesina? ¿El Gran Katsuki Bakugou? —Dabi rio entre dientes. Llevaba los últimos minutos hablando solo en un tono burlón al que, para su suerte o desgracia, ya empezaba a acostumbrarse. Se detuvo un instante y se volvió hacia él con los ojos brillantes de curiosidad—. Pero sigo preguntándome cómo es posible que... ¿No me dirás lo que has hecho? Vamos, dame una pista.

Bakugou no había respondido a sus comentarios, que pasaban de la burla y las provocaciones a la admiración, desde hacía un rato, porque tampoco estaba muy seguro de cuál era la verdad. En menos de un día había descubierto más de Shoto que de muchas personas cercanas en un año, y no sólo esto, había acabado contándole también su historia con Melina. ¿En qué los convertía esto? No había ganado contra el rey de la prisión, pero tenía su respeto. Suponía que eso era todo.

—Ahí viene —comentó Dabi de repente. Katsuki volteó la cabeza lo suficiente para confirmar que estuviera hablando de Shoto. Sí, el bastardo mitad-mitad se dirigía hacia ellos en línea recta, bajo las miradas curiosas y atemorizadas de varios reclutas. Dabi le puso una mano en el hombro y, sin parar de sonreír con ironía, susurró—: Iré a buscar un compañero menos imponente.

Observó su espalda mientras se alejaba. Había mantenido la actitud segura durante toda la conversación, pero era evidente el miedo que le daba Todoroki Shoto. ¿Él también se había enfrentado al rey en su momento? ¡Ja! Por supuesto que perdió. ¿Qué posibilidades tenía si incluso él había sido derrotado? Tuvo que reírse para sus adentros.

Shoto se detuvo delante de él con el ceño ligeramente fruncido y levantó la mirada para verlo a los ojos. No sonreía.

—¿Me acompañas?

En otra ocasión probablemente se habría hecho rogar —odiaba ir detrás de los demás más que a nada en el mundo, por la jodida mierda—, pero esta vez sólo gruñó un asentimiento en respuesta.

Rehicieron el camino hacia el interior del edificio. Shoto avanzaba a paso rápido, pero le pareció que sus movimientos eran menos seguros, menos intimidantes que antes. Varios reclutas lo siguieron con la mirada y Katsuki frunció el ceño. Estaba seguro de que aquellas ratas estúpidas lo tomarían como un gesto de debilidad.

—¿Qué pasa? —masculló cuando hubieron salido del patio y Todoroki se dejó caer contra la pared del pasillo. No era difícil darse cuenta de que algo iba mal, y le estaba jodiendo tener que esperar a que el bastardo mitad-mitad se lo contara.

Shoto exhaló un suspiro pesado.

—Quieren que me quede en mi celda hasta que las cosas se hayan calmado. Han corrido ciertos... rumores, supongo, y ahora me encuentro en problemas. —Movió la cabeza, molesto—. Los reclutas han interpretado mi amistad contigo como el inicio de un cambio de poder.

Bakugou se sentó a su lado.

—No sé por qué se preocupan, ninguno de ellos tiene una miserable oportunidad contra ti.

Le costaba reconocerlo —era un recordatorio más de la forma patética en que el rey lo había humillado en el túnel—, pero a la vez le parecía tan jodidamente claro que sería un insulto no mencionarlo.

Shoto se volvió hacia él y lo observó con ojos serios. Sentados como estaban, el uno al lado del otro, parecía un gesto demasiado cercano, demasiado íntimo. Tuvo el impulso de alejarse, pero las tonalidades cambiantes e indescriptibles de aquellos ojos lo habían paralizado.

—Da igual lo fuerte que seas —replicó el rey—. Cuando la gente débil se une, lo tienen todo para ganar.

Se quedaron un rato en silencio. Katsuki movía las piernas, sin saber cómo actuar ni qué mierdas decir teniendo el hombro de Todoroki rozando el suyo. El bastardo parecía estar bien con la situación, se había relajado y tenía los ojos medio cerrados, pero por el coño de su abuela que él no. ¿Qué clase de psicópata se relajaría en una situación así?