Hacía un rato que no hablaba. Le faltaba contarle la parte de después del incidente, el juicio y cómo había conocido al malnacido de Deku. Faltaban muchas cosas, pero tenía la garganta demasiado seca para continuar.
Al narrarlo, las imágenes habían recuperado su fuerza y le oprimían el pecho. Estaba temblando, ya no sabía si de culpa, de vergüenza o de horror; sólo se sentía muy débil. Como si cada palabra pronunciada se llevara consigo un poco más de fuerza.
Soltó un bufido, deseando no haber empezado a contarle al bastardo mitad-mitad los momentos más oscuros de su vida, y levantó la espalda. Enfrentaría su jodido pasado, sin importar lo mucho que doliera. Ya era la puta hora.
—Lo que pasó después lo tengo medio borrado, pero sé que era el único de los tres que mostraba algún dolor. Por lo menos en las primeras horas fue así. Mi madre se quedó de pie, dándole la espalda a Melina, sin volverse ni una maldita vez. Mi padre limpió la sangre enseguida que se repuso de la conmoción. Tampoco habló. Eran como máquinas: seguían funcionando igual que si no hubiese pasado una mierda.
>> Yo no me había movido de su lado. Sabía que estaba muerta, joder si lo sabía, pero a pesar de esto seguía buscando los latidos de su corazón y esperando que en cualquier momento se moviera y me diera esa sonrisa alegre tan condenadamente suya. Patético, ¿ah? Nunca en mi puta vida me había sentido tan inútil.
>> Pero lo que siguió después fue peor. Nada en la jodida situación había cambiado cuando, de repente, mamá se dio la vuelta hacia mí y se puso a gritar. Mi padre corrió hacia ella y la sostuvo antes de que cayera desmayada al suelo, el muy cretino. Le preguntó qué pasaba y mi condenada madre me señaló. Un dedo acusador. Mi ropa estaba toda manchada de sangre, por si no te lo imaginas; había sangre en todas partes. Después fue un caos. Ese hombre trató de golpearme con los ojos llenos de lágrimas, gritando: ¡¿Cómo has podido?! No entendía nada, maldita sea. Nada. De repente yo era el monstruo y ellos dos habían olvidado lo que acababa de pasar.
>> Llamaron a la policía y a una ambulancia. La zorra de mi madre se dejó caer al suelo mientras él movía la cabeza y le decía que nunca debieron tener un segundo hijo, y ella lloraba más fuerte, con los ojos rojos e hinchados, y papá me alejaba del cuerpo de Melina entre insultos. Luché contra él, pero era más fuerte, mucho más, y no pude hacer nada. Terminé cediendo y permití que me arrastrara hasta mi cuarto, que me encerrara allí. Ya me daba putamente igual. ¿Para qué debería luchar? En aquel momento no podía pensar con claridad. Todo lo que tenía en la cabeza era que había sido culpa mía por no moverme a tiempo y que en realidad cualquier historia que contaran mis padres esta vez sería verdad.
>> Escuché el ruido de la puerta principal abrirse y a mi padre, que ya se había lavado las manos y cambiado de ropa, hablando con un desconocido en tono grave. Mamá lloraba. Una sirena llegó de la calle y se detuvo frente a nuestra casa. Desde la ventana podía oír a los vecinos, que habían empezado a salir y preguntaban qué había pasado para que la policía estuviera allí.
>> No sé cuánto rato más estuvieron hablando. En algún momento se abrió la puerta de mi habitación y el oficial me dijo que estaba detenido. Me enmanillaron. Otros policías, un tío joven y una mujer, me hicieron preguntas y me guiaron hasta su coche, donde tenía que subirme para ir a comisaría. No respondí a nada. Tampoco los escuchaba. Todo iba muy rápido: me sentía mareado y había tenido tiempo de procesar que mi hermana estaba muerta o que los viejos me habían acusado del asesinato. No comprendía nada. Sus voces sonaban como un ruido lejano, constante, mucho más débil que el recuerdo del cráneo de mi hermana rompiéndose. La veía tumbada en la alfombra y veía el puño de mi padre goteando sangre, y después él que iba a lavarse mientras yo me quedaba a su lado y dejaba que su sangre me empapara. Era normal que me acusaran. Lo había hecho yo.
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Libertad entre rejas [BNHA: Todoroki × Bakugou]
Fanfiction❝Se equivocó al confiar en Deku, por la jodida mierda que sí. Sabía que la inocencia de sus ojos era pura fachada. Después de todo, había estado con él por dos años. Y aun así se dejó engañar.❞ Katsuki entra a la prisión resuelto a no repetir los er...