—¿Por qué coño me sigues, bastardo mitad-mitad?
Aquella mañana el jodido rey de la prisión había ido a abrirle la celda en lugar de los guardias. Le molestaba que estuviera cerca después de haberse mostrado de una forma tan patética el día anterior, y por eso había estado evitando hablar todo el camino, respondiendo con gruñidos a los comentarios de Shoto mientras se amargaba más y más. ¿En qué momento se le había ocurrido contarle su puto pasado?
El bastardo de mierda hizo una media sonrisa.
—Hace tiempo que no salía al patio.
Apartó los ojos de él con rabia. No entendía por qué demonios hoy tenía que parecer una persona diferente. El muy maldito había estado sonriendo por cualquier cosa y dándole conversación en un tono amistoso que lo molestaba. Que cerrase ya la puta boca. No quería pasarse la hora libre escuchándolo hablar, lo detestaba.
Nunca en la vida aceptaría que el timbre suave de aquella voz lograba apaciguar su rabia, hacer que se sintiera bien consigo mismo por primera vez en años, porque tener consciencia del poder que le estaba dando al jodido bastardo lo asustaba tanto como perder. Después de lo que le había contado, después de —maldita sea— permitirle abrazarlo y llorar ante él, era perfectamente posible que Shoto Todoroki utilizara lo que sabía para humillarlo ante los demás reclutas.
—Si antes no salías, ¿por qué coño ahora sí? No necesito tu puta presencia para que me respeten.
El bastardo mitad-mitad bajó los ojos al suelo y sonrió. Esbozó una sonrisa suave, una leve curvatura de labios que calentó su corazón y lo obligó a morderse el labio para no gritar de frustración. Sabía exactamente a dónde se estaba dirigiendo aquello, y si no lo detenía, si no paraba ya aquella estupidez, terminaría tan mal como con Deku.
—Es más interesante salir contigo —replicó Shoto con calma.
Resopló, debatiéndose entre decirle a gritos que se fuera a su puta celda, darle un puñetazo al primero que se los cruzara o tomar la propuesta de Dabi y saltar desde el patio del tercer piso hacia las estacas de metal. Quedar empalado ya no parecía tan mala opción.
—Estás muy molesto hoy —masculló entre dientes, y volteó la cabeza para no ver la sonrisa de mierda que los labios de Shoto ya estaban empezando a dibujar.
El volumen de las voces y gritos de los demás reclutas empeoraba a medida que iban acercándose al final del pasillo. Le pareció escuchar la risa socarrona de Dabi en medio del ruido. Al parecer había empezado una nueva pelea que tenía a los todos los reos emocionados; pero los gritos cesaron de golpe cuando Shoto cruzó el umbral, segundos antes que él.
Primero unos y después otros, cada vez más rápido mientras el mensaje corría entre susurros, los reclutas fueron volviéndose para observarlos. Katsuki soltó un gruñido al sentir la presión de tantas miradas. No le molestaba ser el centro de atención, para nada; a él nunca le habían afectado esa clase de estupideces de las que se quejan los cobardes. Lo que sí le irritaba era no saber por qué mierdas lo estaban mirando.
—¿Algún problema? ¡¿Hah?! —gritó contra el puto público de curiosos—. ¡Si tenéis algo que decir, decídmelo a la cara!
Nadie respondió. Pasó la mirada por cada uno de los imbéciles con ganas de asestarles un golpe que no iban a olvidar en sus vidas, pero terminó conteniendo el impulso. Era inútil perder el tiempo pisoteando gusanos.
Justo cuando se disponía a seguir adelante, una risa muy suave a su lado lo sorprendió. Se volvió hacia el bastardo mitad-mitad para comprobar que, efectivamente, era él quien se estaba riendo. Al darse cuenta de la cara que ponía el rubio, Shoto se cubrió la boca con una mano y trató de parar, pero todavía tardó unos segundos en ponerse serio.
Los reclutas lo miraban como si hubiesen visto un fantasma.
—No me extraña que fueras el único que presentó pelea —comentó, sonriente—. Ninguno aquí osa enfrentarte.
A pesar de sus esfuerzos por no demostrar satisfacción, no pudo evitar henchirse de orgullo. Ajá, había perdido la pelea, pero seguía estando por encima de la inmundicia de aquel recinto. ¿Qué mierda esperaban? Katsuki Bakugou siempre era el mejor.
—¿Shoto? —Se dio la vuelta a tiempo para ver un guardia alto y robusto que se les acercaba dando largas zancadas. El pelirrojo al que ya conocía, Kirishima Eijirou, iba detrás de él. Se detuvieron frente a ellos con la expresión seria; el más alto parecía a punto de estallar—: ¿Hay algún motivo para esto? ¿Qué haces aquí?
El ambiente se había vuelto extraño. No comprendía cuál era el puto problema ni por qué todo el mundo los seguía con la mirada como si fueran fantasmas, pero le importaba menos que las jodidas pecas del culo de Deku. Shoto se había limitado a pasear por el patio. ¿Tan asustados tenía a los guardias? Por la santa mierda.
Tardó unos segundos en darse cuenta de que Eijirou lo estaba observando por el rabillo del ojo, pero, antes de que pudiera preguntar, el pelirrojo ya se había centrado en el tenso diálogo que estaba manteniendo Todoroki con su superior.
—Asumirán que ha cambiado algo, maldita sea, sabes cómo funcionan sus cerebros, si es que tienen. Son como bestias. A la más mínima señal..., aunque no tengas la intención de provocar esto, se lanzarán al ataque.
—¿Estás diciendo que debería pasarme los cinco años restantes abajo? ¿No basta con que esté en prisión, sino que además queréis mantenerme en ese pasillo? Si no sois capaces de controlar las cosas...
—¿Podemos hablar en privado? —lo interrumpió el guardia, señalando a Katsuki con la cabeza sin hacer ningún esfuerzo por disimular.
Shoto se puso tenso, pero no replicó.
Katsuki pateó una piedra con hastío y echó a andar hacia el montón de reclutas que se habían agrupado para verlos. Si su humor había mejorado con el condenado halago del rey, ese guardia acababa de mandarlo a la mierda. Había esperado enterarse de algo escuchando la conversación, pero no, tenía que ser en privado. ¿Qué coño se suponía que era Todoroki ante los carceleros? ¿Su jefe? Por la puta mierda de su abuela.
La mayoría de prisioneros fueron dispersándose a medida que se acercaba, y no le quedó claro si lo hacían porque ya había acabado la diversión —fuese la que fuese— o porque le tenían miedo. Tampoco importaba, de todas formas. No tener que soportarlos era una buena noticia.
—Woah. —El único recluta que se había quedado en su sitio y no daba señales de incomodidad por su presencia extendió los labios en una sonrisa lobuna—. Esto ha sido potente. ¿Cómo lo has hecho? Has sido tú, ¿no? ¿Lo has retado y ha perdido? —Soltó una risotada incrédula—. Nunca lo hubiera dicho...
—¿El qué? ¿Qué coño pasa?
Dabi enarcó las cejas y lo observó durante un par de segundos. Podía notar lo excitado que estaba por una razón que no llegaba a comprender, y esto le molestaba. Todo el puto mundo había estado actuando extraño desde que salieron al patio.
—Que alguien como tú pudiese derrotar al rey —replicó. Su tono cambió a uno de burla después de la pausa—: Espera, espera, ¿me estás diciendo que justamente tú no lo sabes? La mayoría aquí nunca ha visto a ese tipo fuera de su pasillo o de su celda, mucho menos en compañía de otro recluta. Cada vez que alguien ha tratado de enfrentarse a él... Ya sabes cómo les fueron las cosas, ¿no? Ha habido quien trataba de vengarse luego, pero el rey no tiene debilidades. Hace mucho que incluso los más idiotas y testarudos abandonaron la posibilidad de vencerle, porque es inútil, da igual lo fuerte que seas. Y entonces llegas tú y el rey sale al patio. ¿Qué demonios? ¡Es increíble!
Una sensación cálida (orgullo, satisfacción, confianza en sí mismo, no sabía qué podía ser aquella cosa) empezó a extenderse por su pecho al pensar que había sido el único con quien Shoto hacía la excepción. No sólo había ido a buscarlo después de su arrebato y le había contado el motivo real del asesinato, sino que le había ofrecido algo tan putamente íntimo como el calor de un abrazo.
De repente no le disgustaba que hoy estuviera así de amable. Por mil demonios, no entendía bien sus emociones, eran jodidas y contradictorias, pero esto no lo ponía exactamente de mal humor. Qué mierda, si se sentía bien.
Realmente bien.
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Libertad entre rejas [BNHA: Todoroki × Bakugou]
Fanfiction❝Se equivocó al confiar en Deku, por la jodida mierda que sí. Sabía que la inocencia de sus ojos era pura fachada. Después de todo, había estado con él por dos años. Y aun así se dejó engañar.❞ Katsuki entra a la prisión resuelto a no repetir los er...