Katsuki estaba realmente enojado. Lo irritaba que el bastardo de la celda de al lado se negara a reaccionar ante sus provocaciones, sin importar que utilizara los insultos más putamente vulgares que conocía. Lo había llamado muerdesartenes, pico de oruga, abrazafarolas y muchas mierdas más, pero el maldito engreído de los cojones seguía respondiendo educadamente y —malditos fueran todos sus antepasados— calentándole el corazón de una forma muy desagradable.
—Bakugou —lo llamó Shoto desde el otro lado de la pared, calmado, cuando el rubio se quedó sin aire tras de otra retahíla de insultos. Se habían dado los nombres en algún momento de la noche, pero el muy retrasado insistía en llamarlo por su apellido—. ¿Puedo preguntar por qué te metieron aquí o sería muy intrusivo?
—Ya has hecho la condenada pregunta, maldita sea. No lo hagas quedar como si tuvieras algún puto respeto por mi jodida intimidad.
No siguió hablando enseguida. Recordaba todas las veces que el malnacido de Deku lo había engañado con otros hombres y él se había contenido para no reventarle la cara allí mismo. Había sido demasiado bueno, demasiado jodidamente bueno. Debería haberle golpeado hasta que su cuerpo recordara que él era su único puto dueño.
—El capullo de mi ex se inventó historias. Dijo que lo había violado y no sé qué otras mierdas más, se ganó a ese patético juez y al tribunal y consiguió que me pusieran una condena sin sentido. Maldito nerd de mierda.
—¿Cuántos años? —inquirió Shoto, tranquilo.
—¿Te importa? ¿Eh, bastardo? —Golpeó el muro que los separaba por enésima vez. Dolía, pero le sirvió para descargar un poco de la rabia que estaba sintiendo contra Deku y no hacérselo pagar tanto al albino. No es que no quisiera reventarle los huesos a él también, pero muy en el fondo sabía que si llegaba a hacerlo se arrepentiría—. Seis. Seis jodidos años.
El condenado rey de la prisión se quedó un rato en silencio.
—Es mucho —murmuró al final.
—¿Te crees que no lo sé? No necesito que un bastardo como tú se dedique a recordarme a cada puto segundo que estoy encerrado. Tu jodido tono de santo sólo lo vuelve peor, así que cállate, cierra el puto pico de una vez.
Se dejó caer al suelo de la celda, apoyando la espalda contra la pared. A pesar de lo que había dicho, debía reconocer que hablar con el condenado rey de la prisión lo estaba distrayendo de sus problemas, y que, muy en el fondo, abrirse después de tanto tiempo no se sentía nada mal.
Se dio cuenta tarde de que se había quedado esperando una respuesta que no llegaba. El silencio en este lugar lo ponía de los nervios, por lo que, dejando a un lado su orgullo, retomó la conversación:
—¿Y tú? —masculló. Lo ponía de mal humor haber sido el primero en rendirse. Hacerle preguntas personales, conversar con él, eran las cosas que lo habían llevado a la relación con Deku, y se había prometido no volver a caer, nunca más, en las mentiras de nadie. Ese sentimiento enfermizo que era la atracción y que la condenada sociedad se había encargado de romantizar era peligroso para él. Creía haber aprendido la jodida lección.
Pero aquí estaba otra vez, cediendo al impulso.
—¿Qué? —Le llegó la voz suave de Todoroki a través de la piedra.
Se dijo que sólo le hablaba porque estaba aburrido, que los latidos desbocados de su corazón no tenían nada que ver. Era posible que fuese una reacción tardía de su cuerpo a la adrenalina de la pelea o cualquier otra mierda por el estilo.
—Que cuántos putos años tienes que pasar en prisión.
—Ah —respondió el albino—. Cuatro.
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Libertad entre rejas [BNHA: Todoroki × Bakugou]
Fanfic❝Se equivocó al confiar en Deku, por la jodida mierda que sí. Sabía que la inocencia de sus ojos era pura fachada. Después de todo, había estado con él por dos años. Y aun así se dejó engañar.❞ Katsuki entra a la prisión resuelto a no repetir los er...