Nuestro secreto

Me gustas

-¡Estoy enamorada de ti Carol!

Paula imaginó que al escuchar esas palabras Carol saldría corriendo de la casa o que comenzaría a decirle qué tal vez estaba confundida, que no era amor lo que sentía que sólo era una consecuencia de la convivencia que habían tenido durante tantos meses.

El corazón de la valenciana latía con tanta rapidez, estaba esperando las palabras de rechazo de la morena para convencerse que a partir de ese momento tendría que recoger los trozos de su corazón y comenzar a reconstruirlo. Sin embargo, no fue así.

Carol tomó las manos de Paula, unió su frente a la de la rubia y la miró fijamente con esos ojos que eran capaz de atravesar el alma.

-¡Carol, comprendo si quieres irte y no verme más!-. Dijo la valenciana con lágrimas en los ojos.

La morena no dijo una sola palabra, levantó una de sus manos y con una ternura que Paula no había visto antes en su rostro recorrió sus mejillas para secar las lágrimas. Carol no podía ver sufrir de aquella forma a Paula, le dolía cada lágrima que derramaba, la abrazó y hundió su cara en su cuello.

Paula sentía vibrar su cuerpo al sentir la respiración  de Carol, quería ver su rostro, pero su cuerpo le reclamaba para que no se alejara de aquella piel suave y cálida. Estaba confundida con lo que estaba sucediendo, jamás imaginó que la morena tuviera esa reacción.

-¿Carol? -. Le susurró al oído un poco temerosa por lo que estaba ocurriendo.

La morena se incorporó y volvió a mirar a Paula, tomó su rostro entre sus manos, estaba tan cerca que podía sentir su respiración, hizo un intento por hablar, quería decirle tantas cosas, hablar de lo que ella también sentía, decirle que cada noche soñaba con ella, que le gustaba su sonrisa, que podía perderse en su mirada, que al verla llegar su día era más hermoso, que el tiempo que pasaban juntas lo disfrutaba al máximo, que besar sus labios se había convertido en una adicción, que sus caricias la hacían temblar, que cada día se enamoraba más de ella, pero no, no podía decirlo.

-¡Dime algo por favor!-. Suplicó la rubia un poco asustada.

Carol no pudo articular una palabra, pero su cuerpo expresó de otra forma lo que sentía por aquella chica rubia que le había robado más que el corazón. Llevó su mano a la mejilla de Paula, la acarició suavemente y sin dejar de mirar aquellos ojos infantiles que la volvían loca acercó su rostro hasta que estuvo a milímetros de los labios de la valenciana, deslizó un dedo sobre su boca trazando un recorrido lento para tratar de grabar cada detalle de sus labios, lentamente se acercó un poco más y besó a Paula de una forma tan tierna y delicada, deseaba que ese beso que había estado guardado en sus sueños por tanto tiempo le transmitiera a la rubia lo que no podía decirle con palabras.

Las dos chicas sintieron aquel beso como si hubiera sido el primero, al unir sus labios   descubrieron  los sentimientos escondidos, no hacía falta que pronunciaran una palabra.

-¿Sabes cuánto tiempo llevo guardando este beso para ti?-. Dijo Carol aún sin separar por completo sus labios de la rubia.

Paula no podía creer lo que estaba escuchando, las palabras que escuchó hicieron que el miedo que tenía a que  Carol la rechazara se esfumara de la habitación, por un momento sintió que la mujer que tenía enfrente también la quería. El corazón le iba a explotar de la emoción.

Carol, no podía seguir ocultando más lo que sentía, tenía muy claro que quería a su pareja, pero lo que su corazón comenzó a sentir por Paula era algo nuevo, la rubia le había cambiado la vida, ya no podía ni quería estar lejos de ella.

-¿Carol, te alejarás de mi? -.exclamó Paula preocupada por la respuesta.

-¿Quieres que me aleje? -. Alzó una ceja de forma provocativa.

-¡Sabes la respuesta! -. Se le salió una risa juguetona a Paula.

Esta vez fue Paula quien tomó entre sus manos el rostro de Carol y la besó de una forma desesperada, quería sentir nuevamente los labios de la morena.

-¡Me gustas! -. Dijo Carol siguiendo el ritmo de aquel beso.