Tú y yo esta noche

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Carol tomó la mano de la rubia, caminó muy despacio para acercarse. Cuando por fin estuvo frente a ella rodeó su cintura con sus brazos y en segundos pudo sentir como se erizaba la piel de la chica. Inconscientemente la valenciana dejó escapar una risita.

-¿Qué sucede?

-¡Me da cosquillas tu ropa! ¡Que estoy desnuda!

Carol soltó una risa - Pero esto tiene remedio, ¿no crees? -. Miró a Paula levantando una ceja de manera provocativa.

-¿Si? ¿Dime cuál?

-¡Vale, siéntate y observa!

Paula se sentó en la orilla de la cama, cruzó una pierna y se llevó el cabello rubio de lado dejándolo caer sobre su hombro.

¡Madre mía! tengo a la mujer más bella frente a mi !, pensó Carol mientras miraba lo seductora que se veía Paula sentada en la cama desnuda, dios su cabello en la forma que lo había llevado a su hombro la hacia ver como una diosa. La catalana no podía controlar los latidos frenéticos de su corazón y el fuego que corría por cada vena de su cuerpo al ver aquella mujer que la esperaba con su mirada tierna pero también invadida por el deseo. Carol comenzó poco a poco a quitarse las prendas que cubrían su piel reclamándole desesperadamente estar en contacto con Paula.

¡Carol está aquí! está conmigo, cómo puedo desearla tanto, es imposible controlar lo que me hace sentir y ahora está frente a mí, es  hermosa, pensaba Paula sin dejar de observar los movimientos de Carol al quitarse cada prenda y cómo iba dejando desnudo poco a poco su torneado cuerpo.

-¿Te gusta? - preguntó Carol completamente desnuda y con una hermosa sonrisa que nadie podía borrarle en ese momento. Estaba con la persona que quería estar.

-Pffff, pero qué dices, ven aquí y deja de torturarme -. Contestó Paula cautivada por la escultural mujer que alteraba hasta la última célula de su cuerpo cada vez que la tenía cerca.

La catalana le sonrió tiernamente a Paula, caminó hacia ella, se inclinó, levantó con la mano su barbilla para poder verla a los ojos, tomó entre sus manos su rostro, le dejó un beso húmedo en sus labios y le dijo en un susurro - ¡Mi niña!

La rubia sintió una punzada de emoción en el estómago al escuchar a Carol decirle que era su niña, su corazón se negaba a recuperar su ritmo habitual, latía locamente por la morena.

Paula recorrió suavemente con la punta de la lengua sus labios para saborear el beso que le había dejado la catalana. No podía esperar un segundo más y unió sus labios a los de Carol, de inmediato sus lenguas buscaron el refugio que necesitaban y aquel beso delicado se convirtió en un encuentro salvaje.

-¡Madre mía! ... Pau ... tus besos ... me vuelven loca. - Carol Intentaba recuperar la respiración después de probar los besos de Paula.

-¿Son adictivos? - Paula detuvo su mirada juguetona en los ojos de la morena, para escuchar su respuesta.

-Siiii ...

Paula, sin saber cómo lo había logrado, aún permanecía sentada en la orilla de la cama, pero pronto se escapó de los besos de la catalana, subió a la cama, se sentó y recargó su espalda en la cabecera, quería seguir aquel juego de seducción que sabía que pronto la morena no podría resistir más.

-Cariño, ¿Qué haces? - exclamó Carol en tono de súplica.

-¡Ven aquí! - La rubia le indicó a Carol que se acercará hasta donde ella estaba.

Carol subió a la cama obedeciendo la orden de la rubia, en cuanto la tuvo cerca aproximó su rostro para besarla, pero la rubia la detuvo colocando un dedo sobre sus suaves y rosados ​​labios.

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