Bonita

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Habían pasado ya dos meses desde que Paula conoció a Carol, tiempo suficiente para darse cuenta que era una mujer hermosa, le encantaba su cabello castaño y esos rizos, esos rizos le fascinaban.

Desde el primer día que cruzaron sus miradas algo cambió en ella, le gustaba pasar tiempo con la  morena, buscaba cualquier pretexto para estar a su lado, las pláticas eran tan  divertidas, el tiempo transcurría exageradamente rápido, lo único que Paula deseaba era que las manecillas del reloj no avanzaran, el tiempo que pasaban juntas no era suficiente para disfrutar de aquella mujer.

Era sábado, Paula decidió quedarse en la cama hasta tarde, pero había quedado con Lucía para comer en algún sitio del centro de Madrid, así que caminó a la ducha, cuando se miró al espejo recordó aquel día en el que escribió con su dedo "Sólo falta conocerte", fue ahí cuando cayó en cuenta que desde entonces ya no había rondado en su cabeza la idea de encontrar a su media naranja.

No le dió importancia, pensó que sólo era una etapa y que ya la había superado. Cuando terminó de alistarse, cogió el móvil para mandarle un mensaje a Lucía.

-¡Hola Lu!  Te veo en 2o minutos
- Ufff, voy un poco tarde, no te enojes
-¡Joder tía!
-Sorry

Paula recibió otro mensaje, pensó que era de Lucía pero cuando lo abrió y miró quien le escribía en su rostro se dibujo una sonrisa.

-¿Pau?
-¿Carol?

¡Joder! pero que tonta soy, pues claro que es Carol se dijo en voz alta.

-jajajajajaja, pues si soy Carol
-ya, no te burles, estaba un poco distraída
-¿enseriooo?
-vas a seguir burlándote de mí, las amigas no hacen eso
-¡guapa!
-¿esa es tu manera de disculparte?

Lo lograste Carol, como no disculpar a esta mujer, pensó Paula.

-¿funcionó?
-¿tú que crees?
-Qué si
-jajajajajaja
-Pau, que Lucía me invitó a comer con ustedes

¡Madre mía! Lucía si que sabe cómo cambiar los planes de un momento a otro, pensó Paula.

-¡Estupendo!
-¿Te molesta?
-¡Pero qué dices!
-Le mencioné ayer que estaría sola este fin de semana y dijo que podría pasar la tarde con ustedes
-Entonces te veo en unos minutos, ya estoy saliendo
-Que bien, porque parece que llegué temprano a la cita
-¿Qué dices? ¿Ya estás en el lugar?
-Siii
-ahhhh espérame
-Lo prometo, de aquí no me muevo
-jajajajajaja

Paula no supo por qué, pero no quería hacer esperar a la morena, cogió el bolso, se puso unos lentes de sol que la hacían ver espectacular y salió de prisa.

Cuando Paula llegó al sitio que habían elegido para comer antes de acercarse a la morena se quedó observando aquella escena, Carol estaba sentada en una de las mesas del fondo, llevaba unos jeans ajustados, una blusa color amarillo que dejaba entrever el sujetador y los rizos, esos rizos que tanto le gustaban a Paula la hacían lucir tan bonita. La rubia no quizo que Carol siguiera esperando y caminó hacia la mesa.

-¡Hola!- dijo Paula con una sonrisa, dejó su bolso en el respaldo de la silla, se reclinó y besó en la mejilla a su compañera.

-¡Hola!- respondió la morena sorprendida de la llegada inesperada de Paula.

Las dos chicas se miraron, Paula sintió el magnetismo de los ojos de Carol y rápidamente dirigió su vista al menú para evitar caer en la seductora mirada de aquella chica.

Carol comenzó la plática, aún no tenía hambre, así que decidió conocer más de su compañera de trabajo, estaban muy a gusto, habían creado en tampoco tiempo su propio mundo en un pequeño restaurante de Madrid.

-¡Hola chicas! Veo que la están pasando bien sin mí- dijo Lucía mientras saludaba con un beso en la mejilla a sus compañeras.

-¿Pero qué dices? Si tú eres el alma de las reuniones- le dijo Paula dándole un fuerte abrazo.

-¡Pero bueno, aún no han pedido algo para comer! Que buenas chicas son por esperarme- dijo Lucía al observar que sólo había dos bebidas sobre la mesa.

-Ufff, que la plática estaba tan interesante que nos hemos olvidado pedir algo de comer- dijo Carol lanzando una mirada de complicidad a Paula.

Las tres chicas estaban disfrutando de una tarde que hace mucho no podían por el trabajo. La conversación fluía como si se conocieran de hace años y las risas no paraban. De pronto el móvil de Carol sonó, era una llamada, miró la pantalla y se disculpó con las dos chicas, salió hacia la terraza del sitio para contestar.

-¡Pero Paula, puedes quitarle la mirada de encima!- susurró Lucía mientras le daba un golpecito con el codo a su amiga.

¡Joder! Es tan bonita pensaba la rubia

Paula no era consciente que sus ojos siguieron a Carol desde que se levantó de la mesa hasta aquella terraza llena de flores que hacían lucir a la morena más bonita de lo que ya era.

-Pero si no la estoy viendo a ella, ya viste lo bien decorada que está la terraza, qué tal si antes de irnos nos tomamos unas fotos- dijo Paula para desviar los pensamientos de su amiga.

-¿A quién tratas de engañar?, a la mejor detectora de mentiras- dijo Lucía en tono de suficiencia y con una sonrisa dibujada en su rostro juguetón.

¿A quién tratas de engañar Paula? La rubia no pudo quitarse ese pensamiento por el resto del día.

Nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora