-Sabes que no puedo con esa mirada ¿verdad?-. Le dijo Paula con una tierna sonrisa dibujada en el rostro a la morena.
-Entonces, ¿eso quiere decir que sí?-. Carol obtuvo la respuesta que deseaba al mirar los ojos de la rubia.
-Sí...
-¡Vale! Salgamos de aquí.
-Pero... no podemos irnos así como así, qué pasará con los demás, se darán cuenta.
-Espera aquí...
Paula estaba confundida, no sabía qué haría Carol para que las dos pudieran escabullirse de todo el equipo de la serie y así perderse en la noche de Madrid.
La rubia no perdió de vista a Carol que con su sonrisa coqueta se despidió de todos y salió del bar. Paula estaba sorprendida, ¿ahora que se suponía que haría ella, ahí sola? Su celular sonó, miró la pantalla, era un mensaje de Carol.
-No tardes, estoy afuera.
¡Carol y sus ocurrencias, pero esta chica me vuelve loca!, pensó Paula mientras se acercaba a despedirse de sus compañeros de trabajo.
La rubia salió del lugar, volteó hacia todos lados en busca de aquella chica con el cabello rizado que la volvía loca sólo con mirarla. Volvió a recibir un mensaje de Carol.
-Estoy en el parque que está cerca del bar, sólo sigue las luces que adornan los árboles.
-Pffff, sólo a ti se te ocurren estas cosas Carol-. Dijo Paula en voz alta y poniendo los ojos en blanco. Esta vez no guardó el móvil por si la catalana le enviaba otra pista de su ubicación.
La valenciana volvió a mirar a su alrededor y se percató que frente al bar había un parque escoltado por árboles iluminados con pequeñas luces enredadas en sus troncos. Cruzó la calle y caminó por los jardines en busca de Carol.
Paula se detuvo cuando a lo lejos vio a la morena, estaba sentada en una banca fumando un cigarrillo, las luces del parque permitían ver lo preciosa que estaba, su vestido dejaba disfrutar la imagen de unas piernas hermosas y su cabello, su cabello rizado que volvía loca a la rubia estaba espectacular.
Los latidos de Paula iban a mil por hora, la imagen de Carol la había puesto de lo más nerviosa así que antes de seguir tomó aire para después caminar hacia donde le gritaba con fuerza su corazón.
Carol observó a la rubia acercarse, apagó el cigarrillo y le dedicó una sonrisa que provocó en Paula un colapso en cada una de sus terminaciones nerviosas.
-¡Estas loca! ¿Lo sabías?-. Dijo la rubia más que enojada sorprendida por las ocurrencias de Carol mientras se sentaba a su lado.
-¡Sí, estoy loca! Pero por ti...
Paula se sonrojó al escuchar la respuesta de Carol.
-Me encanta cuando haces eso-. Carol acarició la mejilla de Paula.
-¿No he hecho nada?
-Tus mejillas-. Exclamó Carol jugando con un mechón de pelo de la rubia.
-¡Joder! no puedo evitarlo-. Se llevó ambas manos al rostro.
-No lo evites, me encanta-. Carol quitó las manos de Paula de su rostro dejándole un beso tierno en la mejilla.
-Carol... dime ¿cómo puedes provocar todo lo que siento?-. Paula miró a la morena buscando una respuesta.
-Pau, no tengo la respuesta, pero si puedo decirte que me vuelves loca y que cuando estoy contigo hago cosas que nunca imaginé hacer.
-Pues déjame decirte que tus ocurrencias me tienen loca pero me encanta esta aventura y no me arrepiento de vivirla-. Paula entrelazó sus manos con las de Carol.
-Entonces ¿Estas dispuesta a arriesgarte con migo?-. Era una propuesta que Carol ya le había hecho a Paula en el bar, pero aún no tenía su respuesta.
-Carol...- hizo una pausa la valenciana antes de continuar. -Desde el primer momento en que acepté que estaba enamorada de ti decidí arriesgarme.
Carol no pudo con la respuesta de la rubia y cuando pensó que ya no podía quererla más la miró a los ojos y descubrió que su corazón era capaz de amarla aún más cada segundo que pasaba. Lentamente acercó su rostro al de Paula y la besó de una forma tan tierna que el mundo se detuvo un instante para mirar el amor que había surgido sin saber cómo entre aquellas chicas.
Carol hundió su cara en el cuello de Paula y la abrazó, la rubia acomodó su rostro en el hombro de la catalana y rodeó su cintura con sus brazos.
-Arriesguémonos por nuestro secreto... Paula le susurró al oído a Carol.
Carol dejó los brazos de Paula para tomar entre sus manos su rostro, se acercó a sus labios y esta vez se besaron con desesperación y deseo. Paula rozó suavemente con su mano la pierna desnuda de Carol e hizo que soltara un pequeño gemido de placer.
Esa noche las dos chicas aceptaron una propuesta, ¿indecente?, tal vez, pero estaban dispuestas a atreverse a vivir lo que sus corazones ya no podían ni querían ocultar.
-Te debo una disculpa por el mal rato que te hice pasar esta noche-. Carol acariciaba el brazo de Paula.
-¡Pues si que me hiciste enojar Carol!
-Tu mirada lo decía todo-. La morena soltó una risa traviesa.
-¡¿De verdad?!
-¿Estabas celosa?-. Carol levantó una ceja de manera provocativa.
-¡Pero qué dices! ¿Celosa?-. Paula se mordió el labio.
-Sí, celosa-. La catalana deslizó la punta de su dedo en el labio inferior de Paula con una mirada traviesa.
-¡Pues sí! Estaba celosa y enojada-. Paula puso mayor énfasis en la última palabra.
-Fue algo de último momento, no lo tenía planeado.
-Carol, no sabes lo que sentí cuando vi que alguien más tomaba tu mano... pffff ¿estoy loca verdad?
-Te quiero, lo sabes.
-Ya, me cuesta un poco todo esto. Pero ahora lo entiendo...
-¿Lo entiendes?-. Dijo sorprendida la catalana.
-Sí, aunque me duela verte con alguien más, tenemos que fingir que somos amigas y querernos en secreto, como en este momento.
-¿Amarnos cuando no haya testigos?
-¡Madre mia Carol! Parece que sí, ese es nuestro destino-. Paula atrajo hacia si el cuerpo cálido de Carol y la besó con tanta desesperación que sorprendió a la morena.
-Pau... hagamos posible lo imposible.
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Nuestro secreto
FanfictionCuando dos almas gemelas se encuentran en el momento equivocado.