El amor lastima

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Carol salió de inmediato de la casa de Paula después de recibir una llamada. No quería dejar de besar los labios de la rubia y sentir su cuerpo tan cerca al suyo, sin embargo, era tiempo de irse y regresar de nuevo a su vida. Se detuvo un minuto antes de cruzar la puerta, sabía que al hacerlo una parte de su corazón se quedaría.

Paula estaba más tranquila porque la catalana no la rechazó como ella había imaginado hasta hace algunas horas, pero no habían tenido tiempo de aclarar su situación sentimental, la llamada que recibió Carol interrumpió una charla que ambas necesitaban.

La rubia se tumbó en la cama recordando las palabras que le dijo Carol mientras se besaban, no podía creerlo, de alguna forma su amor era correspondido, no sabía hasta dónde llegaría esa locura, pero estaba convencida que disfrutaría al máximo el cariño que la morena sentía por ella. El móvil la sacó de sus pensamientos, miró la pantalla, era un mensaje de Carol. Sin pensarlo dos veces lo leyó con una emoción que no había sentido antes, su corazón comenzó a latir de prisa, era como si la morena estuviera junto a ella.

-¡Olvidé los regalos!

-¡Hostias! Es cierto

-Pero me traje conmigo algo...

-¿A, sí?, que te llevaste, yo veo todo igual

-Ya, ¿Pensé que te darías cuenta?

-Bueno, ahora que lo pienso, si que me hace falta algo

-Dime qué es...

-Tú te lo llevaste, así que tú dime

-Tus besos...

¡Madre mía Carol!, cómo puedes hacerme sentir todo esto, pensaba Paula mientras tecleaba otro mensaje.

-Devuélvemelos

-Tal vez...

-Dime cuándo me regresarás los besos que te llevaste

-Pronto

-¿Promesa?

-Te prometo que te devolveré cada beso

-¡No puedo esperar!

Paula no quería terminar el juego de mensajes con la morena, pero tenía que preguntarle qué pasaría con ellas después de lo sucedido esa tarde.

-Carol, necesitamos hablar

-Lo sé...

Carol había sido sorprendida por la declaración de Paula, tenía alguna sospecha de sus sentimientos, pero jamás imaginó que tuviera la valentía de decírselo y mucho menos al saber que ella tenía una relación estable con su chico. Sin embargo, de ninguna manera le molestó porque ella también se sentía atraída por la rubia, no tenía idea de cómo había sucedido, pero estaba segura que después de esta tarde sería muy difícil alejarse de la valenciana. Tenía un gran dilema por resolver, pero decidió que por el momento no se preocuparía en ello, por ahora sólo quería recordar los besos de Paula. Al revivir en su mente los acontecimientos sucedidos en casa de la rubia no pudo contener las lágrimas, jamás pensó que el amor lastimara de esa manera.

-¡Nos vemos pronto!

La valenciana se despidió de Carol, tenía mucho en qué pensar, desde que tomó la decisión de decirle a la morena lo que sentía por ella en sus pensamientos siempre estuvo como respuesta el rechazo, pero Carol en ningún momento le dijo que estaba confundida o que era una locura, todo lo contrario, la besó y le dijo que le gustaba, la respuesta que obtuvo de la morena nunca la vió como una opción, ahora estaba más nerviosa que antes, aunque no se arrepentía de haber confesado sus sentimientos. Paula sintió una punzada en el estómago, pues aún quedaba la posibilidad de que Carol a pesar de haber aceptado que la quería tomara la decisión de olvidar aquella tarde y seguir su vida como hasta ahora. De pronto la emoción que hasta hace algunos instantes había sentido se esfumó.

Paula estaba sumergida en un mar de dudas que tal vez se aclararan hasta que hablara con Carol, se dirigió a la ducha para tratar de relajarse, su móvil sonó, era una llamada de Lucía.

-¡Hola guapa! ¿qué tal te fue?

-Luuuu, ¿por qué el amor puede lastimar tanto?

-¿Tan mal fueron las cosas?

-No Lu, eso es lo peor, yo estaba preparada para que Carol me rechazara, pero no lo hizo.

-¡¿Qué dices?¡ ¿Qué te dijo?

-Dijo que le gustaba y que hace mucho tiempo guardaba un beso para mí y ¡me besó! Fue un gran beso Lu, aún puedo sentir sus labios.

-¡Joder Paula! ¿Qué vas a hacer?

-Estaba segura que la iba a perder, pero tengo una oportunidad Lu, y no me importa lo mínima que sea, me dejaré llevar por lo que siento y me entregaré a ella, aunque después se marche.

Nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora