──Siento mucho no haberte avisado de que me mudaba, Leo ──digo mientras me acomodo en el sofá frente a él.
──¿Te vas porque Wallace te ha convencido de que soy lo peor, verdad? ──pregunta mientras mantiene la mirada en el suelo.
──¿Qué? ¡No! ¡Claro que no!
Leo sigue sin mirarme. Quiero saber qué pasa entre ellos, pero primero necesito hacerle entender que no estoy ni estaré nunca en su contra.
──No me ha contado nada de lo que se supone que has hecho, pero va a hacerlo, y también me gustaría saber tu versión de los hechos.
Leo, finalmente, levanta la mirada. Mierda, no me había dado cuenta de que estaba llorando.
──Te conozco, Leo ──dije sentándome a su lado──. Vuestros problemas son vuestros. Independientemente de lo que yo opine cuando sepa de qué va todo esto, mi relación contigo va a seguir siendo igual.
Leo me brindó una tímida sonrisa que se esfumó muy pronto.
──Entonces, ¿por qué te vas? ¿Por qué no me habías dicho nada?
──Ya tenía pensado irme, Leo. Ya sabías eso.
──Sí, pero no pensé que sería tan pronto. Además, pensé que me enteraría antes de que eligieras el sitio ──dice un poco molesto.
──Se me ha pasado y lo siento mucho, Leo. Anoche me preguntaron si viviría en el campus de la Universidad y me pareció una gran idea, por lo que dije que sí sin pensar. Te juro que no lo tenía planeado.
──¿Ya tienes habitación? ¿Quieres que te ayude a encontrar una?
──Sí, afortunadamente ya he encontrado habitación. Una amiga de Mark y Jason estaba sola, así que me ha acogido.
──¿Una amiga? ¿Quién? ¿No será Regina, verdad?
──No, su nombre es Lara. ¿Por? ¿Quién es Regina?
──Pronto lo sabrás, Wallace se encargará de contártelo todo.
──También me gustaría saber lo que tú tengas que decir, Leo.
──¿Tienes tiempo? Porque va a ser largo.
──Bueno, Jason está esperando abajo...
──Tranquila, otro día será.
──Voy a recoger mis cosas, ¿vale?
──¿Quieres que te ayude?
──Claro.
Subo las escaleras en dirección a mi cuarto mientras Leo me sigue. Una vez allí, abro mi maleta y comienzo a meter mi ropa de manera ordenada mientras que Leo se encarga de vaciar la estantería y los cajones. Lo hacemos en silencio, pero sin incomodidad.
Cuando ya casi está todo lo que no entraba en la maleta metido en cajas me acerco a Leo por detrás y lo abrazo. Lo abrazo porque lo voy a echar de menos, porque siento que mi amistad con Jason le hace daño y porque no sé qué va a pasar una vez sepa su secreto. Tras unos segundos así, Leo se gira y me abraza de verdad.
──Te voy a echar de menos, peque.
──Y yo a ti, grandullón.
Leo deposita un beso en mi cabeza y nos separamos.
──¿Por qué parece como si no fuéramos a vernos más? Yo no quiero que nada cambie ──le pregunto.
──Porque a partir de mañana seré su profesor, señorita Lodge. Hay que guardar las apariencias.
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La chica nueva
Novela JuvenilTras 3 años yendo de casa en casa, Katrina se propone empezar una vida lejos de todo aquel que la conoce. En concreto, decide irse a Los Ángeles, ya que siempre había deseado visitar esa ciudad. Lo que ella no sabe es que ahí tendrá que encontrarse...