Capítulo 10

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──Siento mucho no haberte avisado de que me mudaba, Leo ──digo mientras me acomodo en el sofá frente a él.

──¿Te vas porque Wallace te ha convencido de que soy lo peor, verdad? ──pregunta mientras mantiene la mirada en el suelo.

──¿Qué? ¡No! ¡Claro que no!

Leo sigue sin mirarme. Quiero saber qué pasa entre ellos, pero primero necesito hacerle entender que no estoy ni estaré nunca en su contra.

──No me ha contado nada de lo que se supone que has hecho, pero va a hacerlo, y también me gustaría saber tu versión de los hechos.

Leo, finalmente, levanta la mirada. Mierda, no me había dado cuenta de que estaba llorando.

──Te conozco, Leo ──dije sentándome a su lado──. Vuestros problemas son vuestros. Independientemente de lo que yo opine cuando sepa de qué va todo esto, mi relación contigo va a seguir siendo igual.

Leo me brindó una tímida sonrisa que se esfumó muy pronto.

──Entonces, ¿por qué te vas? ¿Por qué no me habías dicho nada?

──Ya tenía pensado irme, Leo. Ya sabías eso.

──Sí, pero no pensé que sería tan pronto. Además, pensé que me enteraría antes de que eligieras el sitio ──dice un poco molesto.

──Se me ha pasado y lo siento mucho, Leo. Anoche me preguntaron si viviría en el campus de la Universidad y me pareció una gran idea, por lo que dije que sí sin pensar. Te juro que no lo tenía planeado.

──¿Ya tienes habitación? ¿Quieres que te ayude a encontrar una?

──Sí, afortunadamente ya he encontrado habitación. Una amiga de Mark y Jason estaba sola, así que me ha acogido.

──¿Una amiga? ¿Quién? ¿No será Regina, verdad?

──No, su nombre es Lara. ¿Por? ¿Quién es Regina?

──Pronto lo sabrás, Wallace se encargará de contártelo todo.

──También me gustaría saber lo que tú tengas que decir, Leo.

──¿Tienes tiempo? Porque va a ser largo.

──Bueno, Jason está esperando abajo...

──Tranquila, otro día será.

──Voy a recoger mis cosas, ¿vale?

──¿Quieres que te ayude?

──Claro.

Subo las escaleras en dirección a mi cuarto mientras Leo me sigue. Una vez allí, abro mi maleta y comienzo a meter mi ropa de manera ordenada mientras que Leo se encarga de vaciar la estantería y los cajones. Lo hacemos en silencio, pero sin incomodidad.

Cuando ya casi está todo lo que no entraba en la maleta metido en cajas me acerco a Leo por detrás y lo abrazo. Lo abrazo porque lo voy a echar de menos, porque siento que mi amistad con Jason le hace daño y porque no sé qué va a pasar una vez sepa su secreto. Tras unos segundos así, Leo se gira y me abraza de verdad.

──Te voy a echar de menos, peque.

──Y yo a ti, grandullón.

Leo deposita un beso en mi cabeza y nos separamos.

──¿Por qué parece como si no fuéramos a vernos más? Yo no quiero que nada cambie ──le pregunto.

──Porque a partir de mañana seré su profesor, señorita Lodge. Hay que guardar las apariencias.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora