3. Ideas de una Slytherin y un hombre lobo afligido.

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Realmente no era lo que Severina esperaba cuando tuvo la idea de ir a él escondite del lobo. Esperaba una pelea con él, donde le gritara que fue una estúpida por venir o siquiera que estuviera lanzandole maleficio tras maleficio. Claro que si no fallaba la idea de ir como animago.

Pero no.

En vez de eso tenía a un muy afligido y jodido, Remus Lupin deshaciendose en su hombro.

La única persona a la que había consolado era a Lily, su única y primer amiga. Lo cual había sido realmente fácil teniendo en cuenta que era una niña muy fácil de impresionar.
Una pequeña flor lograba hacer que cualquier llanto parará sin importar mucho cual era el problema o las pocas palabras de aliento que lograban salir en dichas situaciones.

Pero Severina no pensaba darle flores a unos de esos Gryffindor idiotas, que la atormentaba. Incluso si se refería a Lupin, que apesar de no ser tan molesto como los otros tres, seguía siendo unas de las personas que más detestaba.
Pero, no podía simplemente dejar al chico tirado. No sólo porque algo en ella le decía que era muy cruel, viendo como, a penas si podía moverse. Si no que aún quedaba su proyecto.

Durante su ardua búsqueda de como convertirse en una animaga su estadía en la biblioteca de la escuela no paso sin obtener información de distintos alumnos hablaban en susurros.

Los estaba los que contaban todo lo que hicieron en el verano y los que repartían chismes de otros estudiantes e incluso de los mismísimos profesores.

Severina jamás sintió mucho interés por ellos porque ¿Quien diablos quiere saber de el compañero de un Ravenclaw que coleccionaba distinta tierra de bajo de su cama? ¿O de los encuentro furtivos entre una Slytherin y un Hufflepuff?

No, realmente eso no era de su interés.
Pero el pasar tanto tiempo ahí leyendo y leyendo, sin que nadie le hablase y volviéndose prácticamente invisible para todos, no dejaba nada mas que hacer en los momentos en que su mente se sobre cargaba de información.

Claro que ella tenía a Lily como amiga, pero la Gryffindor también tenía sus propias amigas, por lo cual tal fue el hecho de tener solo una amiga, que sólo le daba una pocas horas de su tiempo, lo que la hizo prestar atención a la conversación de unos Ravenclaws de último año.

Las tres águilas hablaban de como una de ellas consiguió un puesto como aprendiz bajo la tutela de una bruja con maestría en encantamiento, con ayuda de una creación de el mismo que lo puso sobre todos los que pedían llegar al puesto.

Puede que aún faltaba varios años para que Severina tuviese que preocuparse, con seriedad lo que pasaría al terminar el colegio, pero eso no importó cuando el pensamiento se instaló en su cabeza.

Ella tenía nada, ni influencias, ni dinero, ni siquiera un nombre con poder. Después de todo, era sólo una mestiza, hija de una madre repudiada.

Paso varios meses en buscar información que le ayudará a conseguir algo para su dudoso futuro.

Se puede decir con certeza que había leído hasta casi la mitad de todos los los libros que habían en la biblioteca, y algunos que habían logrado sacar a escondidas de la sesión restringida, hasta que al fin encontró algo.

Hombre lobos.

Cada libro que revisó, cómo le dijo bien al muchacho, sólo hablaba de forma escandalosa y poca informativa de los hombres lobos.

No había características más haya de las que ayudaban a matarlo e identificar, uno de una forma que hasta un muggel podía llegar a saber, incluso siendo ajeno a el mundo mágico.

No fue muy difícil llegado a la respuesta de la naturaleza de Lupin, con la poca información que daban los libros fue suficiente para descubrirlo.

El Escondite del Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora