Las palabras del Gryffindor que escucho atentamente, le dieron una idea del porque de estado emocional de el lobo.
Paso un buen rato, en el que Lupin intento calmarse mientras sollozaba en su hombro.No sabe que más la choco, si lo peligroso que se podía volver el muchacho que tenía sobre ella, hasta el punto de desconocer a su madre o el hecho, que por ningún instante se había percatado de las profundas marcas que había en la puerta.
Y eso sin mencionar, que Lupin había dicho que repara algunas de las cosas en la habitación, porque, si la cama ya estaba destartalada ¿Qué tan horrible pudo haber estado antes de que la reparará?
Ahora lo cierto era, que no tendría que seguir intentando convencer al chico para dejarla estudiar su comportamiento. Era notorio que Lupin prácticamente rogaba para que ella se quedara en las próximas lunas. Algo que seguro entendería completamente si se transformaba en un lobo que se volvía loco, con sólo el olor de una persona.
Y aún que casi estuvo a punto de plantar las reglas de su acuerdo para que esa extraña asociación funcionará, se contuvo al ver la poca fuerza tanto mental cono física que mostraba el Gryffindor. Después de todo apenas podía tomar sus pociones sólo, y cuando se dijeran las reglas y hará donde estaba permitido hablar de la condición del chico, Severina quería que estuviera en todos sus sentidos.
Tras decírselo y hacer que el chico terminar de tomar las pociones restantes, se decidió a ayudar a un muy avergonzado Lupin a vestirse.
Claro que el Gryffindor no fue el único que tomó el momento como embarazo, mientras pasaba. Severina estaba igual o peor de incómoda, decir que no hubiera sido una clara mentira, pero estaba segura de afirmar con orgullo que su expresión sin emociones, no la delató en ningún momento.
Tras guardar los frascos vacíos en el bolso y colgarlo en su hombro, fue a Lupin. Agachandose en cuclillas para así acomodar a el brazo de Lupin en sus hombros y ayudar a levantarlo.
Ese fue el momento en que noto que apesar de que era casi de su mismo tamaño, el Gryffindor pesaba más que ella.La Slytherin ignoro el hecho con el castaño prácticamente acuestas, se encaminó a la puerta con paso moderado y pequeños tambaleos.
Lograr bajar las escalera no fue algo fácil y dejo en la mente de la azabache el cómo podía el chico hacerlo sólo.
Estando ya en la planta baja, después de una casi caída, por un resbalón al apoyar muy en el borde de un escalo, fueron directo al túnel, donde, al tener un camino recto, la muchacha esperaba que el viaje fuera más fácil.
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En el camino regresó al castillo Severina escucho, la voz con clara denotación de cansancio, explicando el acuerdo que tenía con el director, para poder estudiar en Hogwarts.
Que nadie se enterara, era lo primero, pero Severina sabía que si el director se enterara de lo que estaba planeando hacer, no le importaría. Ella era una Slytherin, y todos ellos sabían que a él no les importaban.
Sólo bastaba con verla a ella. La primera vez que fue a decir a el hombre de el acoso que estaba sufriendo por los Gryffindor, sólo se rió diciendo que sólo eran bromas pequeñas.
"Sólo son niños, siendo niños. Ya crecerán."
Aún podía escuchar diciendo como si la humillación y las heridas que ella obtenía por las "bromas" de esos idiotas, no importará en lo absoluto.
Así que no lo tomó tanto en consideración como para no tomar el riesgo, que le conseguiría un futuro.
No noto que ya habían atravesaron todo el túnel, hasta su final en el otro extremo, cuando se detuvo abruptamente con duda y preocupación creció en ella.
"Madame Pomfrey no viene a buscarte ¿Verdad?"
Puede que el director no le importaba los Slytherins, pero ahora era una animaga. No estaba registrada y podía ir a Azkaban por ello.
Lupin la miró confundido por el repentino detenimiento, para después, darle una sonreír tranquilizadora.
"No, no lo hace. Le dije que podía ir sólo a la enfermería."
Severina giro la cabeza que se había enfocado en la luz que entraba por el hueco delante de ellos, para ver al muchacho desconcertada.
"¡Apenas si puedes pararte!"
Salió de los labios de la chica sin parar en pensar en el tono que el Gryffindor tomó como una pequeña preocupación por él, haciendo que la amable sonrisa se mantuviera.
"Algunas veces se hace difícil, pero no quería que se arriesgara."
La cabeza del castaño cayó junto a una expresión lastimera que aparecía en él, muy parecida a la que mostraba hace unos instantes de la casa destrozada de la que acababan de salir.
"No quería herirla."
Un suspiro exasperante se contuvo en la azabache antes de volver a seguir lo poco que quedaba del túnel, sin saber ya que decirle al sentimental Gryffindor.
'Feroces y despiadados'
'Si como no. Quien sea que haya escrito esos libros, nunca debió haber conocido a Remus Lupin.'
Las quejas sonaban en la mente de la Slytherin mientras ayudaba al chico a salir del agujero.
Sin siquiera sacudirse la tierra, que sabía que se había quedado en su ropa, siguió su camino adentrándose al castillo.
El silencio de la mañana del sábado, se extendía por todo el lugar y la alivió por no tener que preocuparse de que alguien los vieran juntos. Aún que, la verdad era, que como se veían cualquiera que pusiera sus ojos en ellos, creería sin duda alguna, que se habían metido en una pelea.
Después todos en Hogwarts sabían de el conflicto que había entre los cuatro Gryffindor y la azabache.
Y para ser honestos, una de las pocas persona que pensaría en una idea cercana a la realidad, era Madame Pomfrey, que para mala suerte de la Slytherin que planeaba dejar a Lupin cerca de la enfermería y luego escabullirse sin que nadie supiera de su encuentro, dejo sus plan arruinado cuando la azabache la divisó, caminando nerviosa de ida y vuelta frente a la entrada de la sala médica.
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●●●●●●●●●¡Y aquí está el capítulo 4!
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Con sinceridad, deje todo el arreglo de el borrador de este capítulo para último momento. Así que es por eso que lo subí más tarde de lo usual.
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El próximo capítulo será más largo. Prometió 👍
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Gracias por leer.
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El Escondite del Lobo
Fiksi PenggemarSeverina Snape, animaga, descubre en su segundo año que su compañero de clase es nada menos que un hombre lobo. Tras estudiar sobre ellos, descubre lo peligroso que son para los magos y los muggels, pero no para los animagos. Llena de curiosidad en...