El Escondite del Lobo

2. Cachorro de hombre lobo.

Al despertar por unos ruidos extraños, Severina se asustó, aún que no fue por los ruidos. Más bien, por su cuerpo.

Era la primera vez que dormía en su forma animaga, el despertar con ella, era algo abrumador y raro el encontrarse con sus sentidos tan elevados como para sentir cada olor y captar cada sonido que la rodeaba.

Pero realmente no pudo pensar mucho en ello, ya que los ruidos que pudo reconocer como huesos rompiéndose, le dijo que Lupin estaba volviendo.

Con la cama vacía, se levantó con rapidez en sus cuatro patas y busco en la habitación a el lobo.

No tardo mucho en que sus ojos vieran al cachorro desapareciendo y dejando en su lugar a un joven totalmente desnudo.

Impulsada por un sentimiento de preocupación, que no supo reconocer si era suyo o de su versión animal, bajo de la cama con rapidez y se acercó al muchacho que temblaba en el piso.

Al llegar a él, tocó su mejilla, dándole una caricia parecida a las que le dio por la noche, a su otra versión. Lupin abrió sus ojos alarmandose o por lo menos eso fue lo que la pantera pudo ver en sus ojos, mientras su cuerpo aún temblaba.

En busca de algo con que taparlo, Severiana encontró la bata blanca que había sido destrozada cuando el Gryffindor se transformó. La tomó entre sus dientes y algo incómoda por la desnudez del chico, la colocó sobre él intentando taparlo lo más que pudo.

Lupin quien ya casi dejaba de temblar la miraba algo asombrado. La pantera dio un suspiro cuando se encontró con ella.
Supuso que lo mejor era hablar con él para que se tranquilizara, después de todo ya había vuelto y no pareciera que pudiera moverse para lástimarla.

Tomando una bocanada de aire, comenzó a volver a su forma humana. No fue tan difícil, ni tampoco sintió algún dolor, aún que tuvo que estirar sus dedos para que se fuera esa extraña sensación, parecida a cuando se duerme un músculo.

"S-Spane"

Escucho susurrar, sacándola de su pensar. Bajo su mirada, por su ahora forma, encontrándose con la mirada de el hombre lobo. Si Lupin antes estaba sorprendido, ahora estaba impactado, a tal grado que hasta su cuerpo se había dejado de moverse.

"Hola, Lupin. ¿Sabes lo cargoso que eres de lobo? De enserio, eres como un jodido mocoso que no sabe queda quieto."

Se quejó la Slytherin, intentando ocultar lo raro que le resultaba volver a hablar.
Después de todo, está había sido la primera vez que más de dos horas en su forma animaga.

"N-No, tú no d-debe-erias---"

Severina no tardo mucho en entender el miedo en los tartamudeos del Gryffindor.

"No voy a decirle a nadie. No me convendría, ahora sabes que soy una animaga y podría ir a Azkaban si me delataba. Y a ti, podrían sacarte de Hogwarts. Por lo tanto, tú no dirás nada sobre mí y yo no diré nada sobre ti ¿Está claro?"

El castaño tardo un momento en el que pareció procesar sus palabras, para luego asentir como pudo, consiguiendo algo de tranquilidad en sus ojos.

"Bien. Con eso resuelto, dime por favor que trajiste ropa para ponerte."

Cuestionó Severina hablando con su tono frío y desinteresado usual, pero aún así causando que las mejillas del chico se estremeciera, recordando que se encontraba sin ropa alguna.

"A-Arriba de la cama. D-Dorsel."

Con la respuesta dada, la azabache no tardo en levantar la mirada y ver donde acababa de decir el lobo. Un bolso marrón se encontraba en lo alto de la cama, con la correa cayendo a un lado.