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—No te muevas.— Sook sostuvo la mandíbula de Taehyung con una de sus manos mientras que con la otra le aplicaba una pomada en las recientes heridas.

—¡Pero, ouch!—se quejaba el chico, cerrando sus ojos cada vez que sentía el tacto de la chica sobre su piel.

—Vamos, solo me falta una más.—volvió a preparar más pomada, preparándose para embarrarla en el destrozado rostro de su amigo.—Quieto.—le dijo, haciendo que la última vocal fuera más duradera.

El chico hizo una última mueca y un último quejido salió de sus labios mientras su amiga terminaba de guardar todo lo que había ocupado, con un rostro sin expresión.

Sook seguía pensando; ¿fue correcto o incorrecto lo que hizo? ¿Estuvo bien, estuvo mal? ¿Fue demasiado? En su mente se repetía la voz de Suneul humillándola, llamándola fácil y riéndose como si no hubiera un mañana. Sus ojos querían humedecerse al recordarlo, pero no valía la pena... o eso creía...

Cuando terminó de guardar todo se dispuso a despedirse de su amigo y regresar a su casa, por lo que tomó sus cosas y se dirigió rápido a la sala, donde Taehyung estaba sentado. Parecía estar viendo a través de la pantalla de su celular su reflejo, tal vez queriendo ver cómo terminaron sus heridas después de ser curadas por las delicadas manos de la chica.

Esta rió al verlo. Agradeció eternamente tener a un amigo como él, agradeció que ese simple mensaje con solo su nombre escrito lo haya llevado a ir a buscar a su amiga sin dudarlo. Estaba eternamente en deuda con él.

Se acercó más a él, captando su atención y haciendo que dejara su celular a un lado. No se sentó junto a él, solo le sonrió mientras se acomodaba su boina y peinaba unas cuantas mechas de su cabello.

—Gracias, Tae.— la sonrisa desapareció unos segundos después. —Nos vemos el lunes en clase.—se dio la vuelta y camino hacia la entrada, tomando sus botas del mueble de zapatos y comenzando a colocárselos en sus pies.

Una fuerza en su muñeca la alertó y vio a Taehyung sonriendo tímidamente, con un pequeño rubor en sus mejillas y ojos brillantes evitando mirar los de la chica de forma directa. Ella se volteó y suspiró no tan pesado.

—¿Qué pasa?—su muñeca aún estaba apresada entre la mano de su amigo, quien de repente dejó de sonreír.

—¿Tú cómo estás?—soltó con ese tono de voz grave que no salía tanto a la luz.

Sook se quedó paralizada, con una de sus manos sosteniendo el negro zapato y con la otra colgando, siendo sostenida por su mejor amigo. Claro; seguro qué hay personas que se preocupan por ti y quieren saber lo qué pasó.

¿Qué cómo estaba? Estaba rota, se sentía estúpida, con su autoestima bajo tierra y su corazón hecho polvo. El chico que le gustaba no solo la rechazó, sino que jugó con ella y la despreció. Ese sentimiento de no valer nada y ser la mismísima mierda personificada controlaba todo en su pequeño y delicado cuerpo.

Por esa razón, el dolor y la tristeza de su alma fueron liberadas con gotitas saladas deslizándose por sus mejillas y gritos ahogados por sollozos y pequeños hipos. Su nariz comenzó a enrojecerse y su mano soltó la bota para lanzarse en el pecho de la persona frente a ella.

Y solo pudo hacer eso: llorar. Lloró y lloró, ni siquiera se dio cuenta de que ya no se encontraba en el pasillo de la entrada, sino sentada junto a Taehyung en el sillón de la sala, dejando que sus lágrimas se secaran en su camisa y abrazando ese cuerpo, buscando consuelo.

Taehyung acariciaba los cabellos de su destrozada amiga y abrazaba su cuerpo con su otro brazo. Dejaba que esta incluso dejara pequeños golpes en su cuerpo, sabía que tenía que liberar esos sentimientos y no le importaba el leve impacto de sus puños en su abdomen.

De hecho, se sentía feliz de que ella pudiera abrirse y desahogarse cuando él estaba presente, le agradaba poder ayudar a su amiga aunque sea solo haciendo ese pequeño detalle de abrazarla y acariciarla.

☔︎

Sook jugaba con la tarjetita; la doblaba, rascaba el cartón y recargaba una de sus esquinas sobre la mesa y la otra en la yema de su dedo, causando que comenzara a rotar. El apellido del director de la empresa de sus sueños sonaba como eco sin respuesta en su mente.

"Kang... Kang... Kang..."

Salió de su trance cuando la tarjeta cayó finamente en la mesa y pudo ver su tarea incompleta sobre su escritorio, con varias plumas y lápices a los lados, adornados por pequeños recortes.

A este punto comenzó a desesperarse. Bufó fuertemente y se propuso terminar sus deberes antes de llevar a cabo el pequeño plan que tenía en mente. Esta vez no se concentró en la estética de sus anotaciones, sino en la velocidad con la que las terminaba.

Cuando estuvo satisfecha con su trabajo, ni siquiera se molestó en terminar de guardar todo, solo guardó su cuaderno de vuelta en su mochila, tomó un saco café y salió de su casa, con sus dos bolsillos ocupados; uno con su celular y el otro con la tarjetita de cartón que no la dejaba en paz.

—¡Kim!—gritó tras dar cuatro golpes en la puerta de la casa del nombrado.

La puerta fue abierta y Taehyung solo asomó su cabeza, dejando ver su adormilado rostro y su despeinada cabellera. Sook rió y se acercó a él con un rostro serio.

—Necesito un consejo.—dijo firmemente y el paso de le fue abierto.

Entró en la acogedora casa, quitándose sus zapatos y poniéndose unas pantuflas grises cinco tallas más grandes que la que debería usar. Se encaminó a la sala y de un sentón se acomodó en el sillón más grande, esperando a que su amigo le hiciese compañía.

Taehyung llegó con dos tazas de las cuales salía vapor y le extendió una a Sook, que la tomó con ambas manos y olió el delicioso aroma a chocolate. Agradeció a su amigo y le dio un sorbo. Su lengua degustaba encantada el dulce y amargo sabor de la bebida y Sook sintió un pequeño escalofrío en su espalda.

Dejó la taza a un lado y se volteó hacia su amigo, quedando ambos frente a frente. No sabía por dónde empezar la conversación, su mente estaba en blanco cuando quiso soltar la primera palabra, así que tardó unos segundos para ordenar las ideas en su cabeza y por fin soltó lo que tenía que decir.

—Suneul me dio esto.—le extendió la tarjetita.

Taehyung la observó por solo unos segundos y de inmediato supo identificar que era de la empresa de la que tanto hablaba su amiga. Abrió sus ojos en sorpresa, pues sabía que si Suneul tenía un lugar en la conversación, definitivamente no era nada bueno.

Le devolvió la tarjeta y esperó, dándole a entender - Sook que debía continuar.

—Al parecer su tío trabaja allí, y quizás incluso él llegue a trabajar en esa misma empresa.—continuó, dejando su cabeza gacha y entrelazando nerviosamente sus dedos entre sí.—¿Qué hago?

La cara de preocupación de su amiga lo alertó. Se levantó de un momento a otro y fue por un cuaderno y un lápiz. Se los extendió a la chica y ella esperó pacientemente a recibir instrucciones.

—Escribe los pros y los contras de trabajar allí. Empieza por tus prioridades y pon al final lo que menos te interesa.—puso un temporizador de cinco minutos y le anunció a la chica el inicio de este.

Ella tomó el lápiz y comenzó a escribir apresuradamente lo que el chico le había dicho:

"Pros:
-Mi trabajo soñado
-Mi empresa soñada
-Oportunidad de entrevista privada..."

Al sonar el temporizador le extendió la libreta a su amigo, quien leyó detenidamente cada uno de los puntos anotados. Colocó una de sus manos en sus labios, buscando una posición en la cual concentrarse más.

—Tengo una idea.—dijo volteándola a ver.

𝒰𝓃𝒹ℯ𝓇 𝒯𝒽ℯ ℛ𝒶𝒾𝓃 [ᴷⁱᵐ ᵀᵃᵉʰʸᵘⁿᵍ] ❥ completaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora