Capítulo 11

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Keira.

Jamás había estado en una sala de interrogatorio y, si todo salía bien, esta sería la primera y última vez.

Después de haberme hecho contar la historia alrededor de 4 veces, hacerme varias pruebas de sangre y de tomarme algunas muestras de cosas casi imperceptibles en mi ropa —como cabello y pelusa—, me dejaron sentada en la pequeña habitación, donde solo había una mesa y dos sillas frente a frente.

Había podido dejar de llorar desde hacía un rato, pero aún me sentía algo tensa por toda la situación. Aproveché el tiempo a solas para repasar mentalmente la historia y no cambiar la versión que ya había dado.

Tenía que hacerlo bien sí o sí.

Posicioné las manos sobre la mesa y acaricié suavemente mi muñeca, le di un ligero apretón e hice una mueca por la punzada de dolor. Mi pierna también dolía un poco. Si así se sentía que una bala te rozara la piel, no quería ni imaginar el dolor de ella atravesándote.

Mi mente divagó al cuerpo sin vida de aquel chico y un escalofrío me recorrió. Me pregunté qué habría pasado si hubiera dejado que escupiera la sangre, si hubiese llamado a emergencias o si, simplemente, hubiese huido de allí... ¿Seguiría con vida? ¿Habría vuelto por mí para vengarse? En caso de que lo hubiera hecho, ¿Yo habría sido capaz de pedirle ayuda a él?

Suspiré.

¿Me arrepentía? No.

Ese maldito había intentado abusar de mí y jamás me iba a arrepentir de eliminar a una basura como esa de la sociedad.

Sin embargo, quitarle la vida a alguien no era cualquier cosa y, aunque no era mi primera vez, no quería decir que yo era una persona sin sentimientos. Era una sensación extraña: culpa mezclada con miedo. No volvería a hacer algo así, jamás. Dos veces era suficiente, no necesitaba una tercera.

La puerta se abrió, haciendo que mi mirada se dirigiera a la misma. Dan hizo acto de presencia, seguido de él, entraron Miles y James.

—Keira, el Agente Henderson y el oficial Brand estarán a cargo del interrogatorio—explicó, acariciando mi cabello en un gesto paternal—. Yo no puedo quedarme, no sería profesional, lo entiendes, ¿no es así?

Asentí levemente.

Desgraciadamente, sí lo entendía.

—Todo estará bien —me abrazó por unos segundos y sentí un nudo en la garganta—. Estaré afuera.

Ese hombre se preocupaba por mí más de lo que alguna vez alguien lo hizo y me dolía saber la decepción que se llevaría cuando supiera la verdad.

¡Ah! Malditos lazos sentimentales.

Dan salió de la habitación. Mis ojos se desviaron a Miles, quien me observaba cauteloso, como si esperara que yo sacara un arma de repente y les disparara a todos.

—Bueno, Keira, debes estar cansada y esto debe ser mucho por procesar —comentó en un tono estrictamente presional, sentándose frente a mí—. Así que no demoremos más esto, ¿sí?

Asentí.

—El oficial Brand estará aquí como mi auxiliar, no tienes problema, ¿verdad?

Negué.

No había nada del Miles divertido y seductor que me había llevado a casa el día anterior, más bien, era como si nunca hubiésemos hablado antes, como si yo fuera una completa desconocida.

—Entonces, Keira —entrelazó sus manos sobre la mesa y me miró a los ojos— ¿Puedes contarme qué pasó?

Tragué duro y asentí.

Atrápame si puedes (Completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora