Capítulo 5

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Keira.

Joder.
Joder.
Joder.
Joder.

¿Qué jodida posibilidad había?

Habiendo miles de hombres en la jodida ciudad... ¿¡Qué maldita posibilidad había de que fuera él!?

Sentí como si todo se hubiera detenido por un instante. Sin embargo, me tuve que obligar a reaccionar.

Él ladeó su cabeza observándome con curiosidad, como intentando recordar de dónde me conocía. No tardó mucho en asimilarlo y esbozó una sonrisa divertida.

Estiró su mano hacia a mí y la estreché en forma de saludo. Él me dio un ligero apretón y una sensación me recorrió por todo el cuerpo.

Recuerdos de aquella noche vinieron a mí y me maldije por permitir que mi mente se desviara de esa manera.

Debía parecer una estúpida, así que me aclaré la garganta antes de hablar.

—Mucho gusto, oficial —sonreí amable.

Enarcó una ceja.

—Llámame Miles.

Su profunda voz me dio escalofríos como la primera vez que lo escuché.

—Miles —corregí tímidamente.

Bueno, teniendo en cuenta que era el agente del FBI más sexy que había visto en mi jodida vida, que estaba tras mi cabeza y que ahora había entrado en su radar aumentando las posibilidades de que, de alguna manera, pudiera sospechar de mí, uno tenía que tomar medidas drásticas... como hacerse la niña buena.

Él sonrió burlón, como si no creyera para nada mi intento de inocencia.

Por supuesto que no. Te vio someter a un chico de 1.80 y te fuiste con él sin saber ni siquiera su nombre... Eso no es muy "niña buena" de tu parte.

Silencio, conciencia. No es momento.

Gracias al cielo, el oficial Adams decidió intervenir.

—Ella es Keira —me presentó— es mesera de aquí y es como mi hija —sonrió orgulloso.

Miles se relamió los labios antes de hablar.

—Keira —repitió en un murmullo— bonito nombre —sonrió ladinamente mirándome de arriba a abajo con disimulo.

—Gracias —me limité a sonreír y carraspeé mi garganta— entonces..., ¿qué les puedo ofrecer?

—A mí tráeme lo de siempre, querida —dijo Dan sentándose en la mesa.

Asentí y mi mirada se dirigió a Miles, quien imitó a Dan sentándose.

—Ofi... Miles —me corregí al instante y eso pareció divertirlo— ¿Qué vas a ordenar? —ignoré la sonrisa que surcaba su rostro.

Observó el menú y acarició su labio inferior con el lado lateral de su dedo índice de manera pensativa.

¿Cómo ese gesto podía verse tan bien en él?

Finalmente, lo cerró y entrelazó sus manos sobre la mesa.

—Dejaré que decidas por mí, pareces tener buen gusto —sus ojos brillaron con diversión y me regaló una sonrisa llena de malicia.

Entendí porqué lo decía.

Maldito arrogante.

—No sé —suspiré dramáticamente— a veces, tomo decisiones precipitadas que no tienen nada que ver con mi buen gusto —hice una mueca.

Atrápame si puedes (Completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora