Keira.
A la mañana siguiente, mi humor había mejorado bastante. Los sentimientos de culpa aún estaban presentes, pero logré ocultarlos bien, como siempre lo había hecho.
Recibí el pedido que Cole había dejado sobre la barra y me di la vuelta hacia las mesas.
—Espero que esta noche sí la tengamos libre para nosotros —escuché que le decía a Luna, en un tono lo bastante alto para que yo escuchara.
Ella se limitó a reír y yo rodé los ojos.
Dejé el pedido sobre la mesa del hombre que texteaba algo en su celular. Sus ojos se encontraron con los míos y me regaló una sonrisa ladina.—Gracias, Keira.
El tono de su voz me hizo sentir incómoda por algún motivo. Él mantenía una expresión divertida en su rostro, como si estuviera presenciando la mejor broma de su vida. Entonces, lo entendí.
—No te preocupes —agregó al ver mi cara llena de desconfianza—, todos sabemos lo que le pasó al último chico que intentó hacerte algo, nadie quiere acabar como él.
Apreté mi mandíbula.
—No necesito que me vigilen —espeté.
—Órdenes son órdenes, querida —se encogió de hombros mientras rompía una bolsita de azúcar y la vaciaba sobre la taza de café—. No puedo desobedecerlas.
—Tengo un mensaje para él —eso captó su atención—: dile que se meta sus órdenes por el...
La campana de la entrada resonó, interrumpiéndome. Mi mirada se dirigió a la misma y visualicé a Miles, quien, para mi sorpresa, estaba vestido de civil. Sus ojos escudriñaron el lugar hasta que se encontraron con los míos; una sonrisa adornó su rostro y me guiñó un ojo antes de sentarse en su mesa habitual.
¿Por qué tenía que ser tan guapo?
El hombre con el que estaba hablando antes carraspeó su garganta y desvió su mirada de mí hacia a Miles con interés.
—Le daré tu mensaje —comentó, burlón.
—Disfrute su comida —murmuré de mala gana y fingí una sonrisa.
Di la vuelta sobre mis talones y me dirigí a Miles. Este me recibió con una sonrisa.
—Buenos días, Keira.
—Buenos días, Miles —observé su atuendo con curiosidad—. ¿No estás trabajando?
—No, me toca el turno de la noche —explicó.
—Ya veo.
Hasta ese momento, me percaté de que bajo sus ojos tenía unas ojeras ligeramente oscuras.
—¿Mala noche?
—Algo así —suspiró—. Hubo otro asalto anoche, ¿no viste las noticias?
—Oh, no. No las vi —hice una mueca—. ¿En dónde?
—Al sur de Bronx.
—¿Hubo heridos?
—Sí, dos, pero no fue nada grave.
Evité suspirar aliviada.
Zach estaba bien.
—Pensé que lo sabrías —frunció el ceño.
—¿Qué cosa? —imité su gesto.
—Sobre los heridos, uno de ellos...
La campana de entrada volvió a sonar y, por inercia, volteé a ver. Zach entró al lugar y pude observar su brazo vendado, sin embargo, él lucía bastante animado. Al igual que Miles, escaneó toda la cafetería hasta que dio conmigo y me sonrió. Sin dudarlo, caminó hacia a mí.
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Atrápame si puedes (Completa✔️)
AçãoDos mentes brillantes. Ella para el crimen. Él para la justicia. Esto se convertirá en una guerra de inteligencia y estrategias. Solo habrá un ganador. ¡Bienvenido al juego!