7 de octubre 2018
Bronx, New York.
8:25 p.mSubí por la azotea del Banco con la bolsa llena de dinero. A lo lejos, pude oír las sirenas policíacas.
Maldije por lo bajo.
¿Cómo habían llegado tan rápido?
Tenía que darme prisa.
Corrí por la azotea lo más rápido que pude, y salté agilmente hacia el otro edificio. Pero era muy tarde, las sirenas ya habían dejado de sonar, lo que indicaba que habían llegado.
—¡Alto! —gritó un oficial por un megáfono— ¡Queda detenido!
Ignoré su voz y me concentré en seguir corriendo, hasta que lo escuché detrás de mí...
El sonido de un disparo.
Ni siquiera pude reaccionar, la bala rozó mi pierna haciendo que cayera de rodillas al suelo.
Ahogué un chillido de dolor.
—Maldita sea —murmuré apretando la herida para detener el sangrado.
Escuché la pistola siendo recargada a mis espaldas.
—Quedas arrestada por infringir las normas de la ley —dijo una voz varonil.
Mi piel se erizó al escucharlo.
Me giré y lo encontré apuntándome a unos cuántos metros de distancia.
Sostenía la pistola con firmeza y me observaba cuidadosamente.
—Las manos donde pueda verlas —ordenó.
Me levanté haciendo una mueca por el dolor. Sin embargo, mantuve el agarre firme en la bolsa de dinero.
Él entrecerró sus ojos hacia a mí.
—Las manos donde pueda verlas —insistió apretando la mandíbula.
Me quedé mirándolo unos segundos. Sus ojos azules se encontraron con los míos y la vacilación atravesó su mirada.
—Sé quién eres.
Por supuesto que lo sabía.
—Basta de juegos.
Llevé mi mano lentamente a mi espalda, donde tenía mi arma.
—No hagas las cosas más difíciles de lo que ya son —espetó al ver mis intenciones.
No respondí, simplemente incliné mi rostro observándolo con curiosidad.
—No me hagas disparar —advirtió— Las manos —las señaló con la mirada— arriba, ahora.
Miré a mi alrededor examinando todas las posibilidades.
—Estás rodeada, no tienes escapatoria —siguió mi mirada— coopera y haz las cosas más fáciles.
Di un paso hacia atrás; él afianzó el agarre sobre la pistola y me apuntó directamente al pecho.
—No te muevas —ordenó— o voy a disparar.
Esbocé una sonrisa divertida.
—Hazlo —reté.
Por un momento, vi la sorpresa en su mirada. Apretó la mandíbula y negó lentamente.
Entonces, apretó el gatillo.
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Atrápame si puedes (Completa✔️)
AksiDos mentes brillantes. Ella para el crimen. Él para la justicia. Esto se convertirá en una guerra de inteligencia y estrategias. Solo habrá un ganador. ¡Bienvenido al juego!