Como todas mis mañanas, desperté a las ocho, alistando mi ropa para ir al teatro, hoy me mataría en el gimnasio para quemar las calorías que consumí ayer, el control nuevo es en dos semanas y definitivamente no puedo subir de peso o me ridiculizarán frente a toda la clase. Como me di una ducha hace apenas unas horas, simplemente me vestí, preparé mi bolso y tomé las frutas que usaría para mi desayuno, entonces salí del cuarto poniendo seguro a la puerta siguiendo la recomendación de Connor.
— ¡Oren!
Voltee la mirada rápidamente.
El chico estaba completamente desnudo y despeinado, ni siquiera me miró, solo caminó hasta su cuarto y cerró la puerta.
Al ver que ni siquiera reparó en mí, me encogí de hombros y volteé, chocando con un torso duro y definido.
— Ahora quien.
Levantando la cabeza.
— Oren es sonámbulo, suele pasarse desnudo.
Dijo a modo de saludo.
— Gracias por el dato — analizando su vestimenta. Iba deportivo— ¿Por qué... estás despierto tan temprano?
— Voy a entrenar ¿Tú también?
— Sí, tengo que estar a las nueve treinta en el teatro.
— ¿Quieres que te lleve? Iré al mismo lugar de todas maneras, pero primero el desayuno.
Señalándome.
— Yo también iba a desayunar — levantando las frutas— Y sí, acepto el ofrecimiento.
El lugar estaba desierto en la planta baja, todo limpio y bien dispuesto.
— Bien, cumpliré con mi promesa, como me llevarás al teatro, te prepararé un buen desayuno.
— Ya será más tarde, aquí no solemos comprar comida de verdad, así que no te emociones — encendiendo el hervidor, tomando un potecito de fideos instantáneos de la despensa— Pero compraré los ingredientes que necesites.
¿Desayunará fideos? No me lo puedo creer.
Toda la despensa estaba repleta de potecitos como ese.
— Primero que todo ¿Qué quieres comer?
Buscando un cuchillo por todas partes, apenas di con uno, lavé mi fruta y comencé a picarla en un cuenco.
— ¿Sabes hacer panqueques?
— ¿Tan simple? Es comida de niños.
Picando mi fruta con un tenedor, llevándolo a mi boca.
— Quiero comer panqueques ¿Sabes hacerlos?
Frunciendo el ceño.
— Sé hacerlos, solo cuatro ingredientes. Leche, azúcar, harina y huevo.
— Bien, compraré todo ¿A qué hora sueles llegar a casa?
— Hoy llegaré cerca de las ocho, necesito quemar las calorías que ingerí ayer.
Negó metiéndose en la boca un buen montón de fideos.
— No entiendo tus dietas tontas, mi entrenador dice que comamos todo lo que queramos, pero debemos entrenar duro.
— ¿Qué haces tú? ¿Dónde vas?
— Yo boxeo.
— ¿Por qué no me sorprende?
Negué sonriendo.
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La tentación del diablo #1
RomanceEl mundo se resume en dominantes y quienes son dominados, siempre fue así. Jessa Millet siempre creyó que podría controlar los hilos a su antojo en todo momento, y así fue, hasta que olvidó mirar la hora y salió tarde del estudio de baile. Esa noch...