Entré antes que él a la tienda de campaña, en cuanto entró, tiró de los cierres, cerrando todo tipo de contacto con el exterior, aún así podíamos escuchar los comentarios del resto, insultando a Luca, pensando en voz alta sobre cómo sacarme de ahí antes de que él pudiese hacerme daño ¿Es que no podían ver que él no era el malo? Luca era una buena persona.
— Deja que le diga al resto que todo está bien ¿Por qué todos creen que eres una mala persona? No es así.
Sujetando su rostro para que me viera. Él estaba pendiente de lo que decían las voces en el exterior, apretando los dientes tan fuertes que chirreaban.
Si no lo distraía, saldría a hacer estragos otra vez.
— Déjalo así, cámbiate de ropa, estás temblando.
No me di cuenta hasta que lo mencionó. No estaba tan segura del motivo por el cual temblaba.
— Luca ¿Por qué no dejas que el resto sepa que eres una buena persona?
— Porque no me interesa que el resto lo sepa — Mirándome mal— Entre más sepan las personas sobre ti, más daño pueden hacerte. No necesito verme débil ante el resto ¡Cambiate la maldita ropa!
Cerré los ojos y temblé, quizá no era buena idea estar en un espacio tan cerrado con un Luca enojado.
— ¿Tus medicamentos?
— ¿Por qué traería esa mierda?
— Porque los necesitas.
— ¿Tu me vas a decir qué es lo que necesito?
Esa sonrisa estaba cerca de ser amistosa ¿Cómo carajo hago regresar al amable Luca sin sus medicamentos?
— Yo solo...
Estaba ten serio, tan tenso, que decidí que lo mejor era callar y hacer lo que él me pidió, cambiarme de ropa en silencio, no quería tentar a la suerte.
Sin ánimos de desnudarme por completo frente a él, metí ambas manos por debajo de su camiseta, desabrochando el brasier en mi espalda, y ahora con mayor facilidad, metí una de mis manos por la manga, sacando el brasier de un tirón.
— Mieerdaaa...
Susurró demasiado fuerte, observando el brasier húmedo entre mis manos.
— ¿Qué?
Percatándome de la erección que le crecía entre las piernas.
— ¿No te das cuenta de lo sexy que te ves en estos momentos? Se te marcan... todos...
Cerró los ojos negando repetidas veces.
Estaba observando mis pezones erguidos, el frío hace lo suyo.
— ¿Mis pezones?
Sonriendo de lado ¿Por qué se mostraba cohibido ahora?
— Sí... pero... no debería mirarte, no está bien.
— Ya los has visto ¿Cuál es el problema?
— Golpee a esos chicos porque estaban hablando de ellos. No puedo ser tan hipócrita como para estarlos viendo ahora, soy una mierda.
— Se trata de consentimiento. Yo te estoy permitiendo mirarlos ahora.
Quitándome su camiseta que estaba un tanto mojada por llevar ropa húmeda debajo.
— Le diré que duerma conmigo, no está segura aquí.
Escuchamos en el exterior, era la voz de Connor y su sombra acercándose.
ESTÁS LEYENDO
La tentación del diablo #1
RomanceEl mundo se resume en dominantes y quienes son dominados, siempre fue así. Jessa Millet siempre creyó que podría controlar los hilos a su antojo en todo momento, y así fue, hasta que olvidó mirar la hora y salió tarde del estudio de baile. Esa noch...