Estuvo observándome por lo que se sintió eternos segundos, esperando una respuesta de mi parte. Verlo tan sedado por el coctel de medicamentos que se tomó lo hacía ver tan indefenso, tan... normal, casi no parecía la persona que estaba prácticamente estrangulándome hace unos minutos, me hacía pensar que quizá he sido muy dura con él, lo cual era estúpido pensando en las veces que me ha lastimado física y psicológicamente.
— Tenemos que encontrar una manera de controlar tu ira, no puedes ir por ahí haciéndole daño a las personas solo porque sí.
— Dejé marcas en tu cuello también... — Estirándose para acariciar la zona— Tu piel es tan blanca que cualquier mínimo contacto deja marcas. Prometo que intentaré controlarme mejor la próxima vez.
— ¿Mínima? Me dejaste sin aire y me apretaste demasiado fuerte, mi piel no es frágil, tú eres un bruto.
— Lo siento... intentaré controlarme mejor la próxima vez, es que tú...
— ¿Yo qué?
Interrumpiéndolo.
Estaba hablando demasiado lento, me desesperaba.
— Tú me desesperas, me retas todo el tiempo, me llamas por mi nombre cuando te digo que no lo hagas, me cuesta mucho controlar mis impulsos contigo, créeme que, si fueras un chico, ya habría estampado tu cabeza contra la pared sin sentir remordimiento alguno.
Lo decía tan calmado, viéndome a los ojos, sincero, como si fuera una plática completamente normal.
Estamos hablando de lo que podría ser mi muerte ¿Cómo puede estar tan calmado?
— Vaya... que bien que nací chica — sarcástica— ¿Qué es lo que tienes? ¿Por qué no puedes controlarte?
Sus ojos se cerraban solos, pronto se quedaría dormido, necesitaba respuestas ahora que estaba calmado.
— Tengo trastorno explosivo intermitente.
— Cuéntame más.
Lamió su labio inferior, tragando saliva con dificultad.
— ¿Quieres agua?
— Por favor.
— Iré. Ahora cuéntame más.
Levantándome yendo directo a la cocina mientras él hablaba.
— Son episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos verbales agresivos en los que reaccionas con demasiada exageración para la situación, así es como lo describe mi doctor, me lo recuerda cada vez que voy a las citas... si es que voy.
O sea que no es regular con sus citas, lo que supone un riesgo para el resto de las personas que estamos cerca de él.
— Ya veo — entregándole el vaso— Gracias por contarme, ahora necesito saber qué puedo hacer para sobrevivir a ti.
— No confíes en mí, no te acerques a mí, aléjate lo más posible, igual que el resto.
Eso se escuchaba tan malditamente solitario, sé lo que se siente, no quiero que nadie se sienta así.
— Pues tendremos muchos encuentros, porque no pienso dejártela fácil.
Sonrió sin ganas, depositando el vaso sobre la mesa ratona frente a él.
— Nunca haces las cosas fáciles ¿Cierto? Eres un dolor en el culo todo el tiempo.
Cerrando los ojos cada cierta cantidad de tiempo, se estaba durmiendo.
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La tentación del diablo #1
Roman d'amourEl mundo se resume en dominantes y quienes son dominados, siempre fue así. Jessa Millet siempre creyó que podría controlar los hilos a su antojo en todo momento, y así fue, hasta que olvidó mirar la hora y salió tarde del estudio de baile. Esa noch...