Capítulo 28

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La clase estuvo bastante intensa, hace mucho que no hacía tanta actividad física, el entrenador prácticamente me dijo que era una cerda anoréxica que tenía que volver a poner en forma.

Digamos que nunca han sido muy amables con las palabras, así que agaché la cabeza e hice todas las sesiones de ejercicio que puso en mi itinerario y me puso con una dieta especial para mejorar mi musculatura, estaba siete kilos bajo mi peso normal de la ultima sesión, así que sí, estaba demasiado delgada y sin fuerza en los brazos, debía mejorar mi musculatura si quería participar en la próxima obra.

Si es que estaba en condiciones de participar por supuesto.

A las siete de la tarde, Oren estaba esperando fuera del teatro en el auto de Sam, tenía hora con un ginecólogo obstetra, hora que consiguió él, y como no quería quedarse fuera de nada, entró conmigo y le contó todo al doctor.

Que no estaba segura de tener al bebé, que probablemente iba a interrumpir el embarazo, y Daniel, mi doctor, coludiéndose con Oren, se esforzó un montón para tener el examen que daba el positivo en letras negritas en el momento, hizo los videos, imprimió fotos, y me mostró los latidos de su corazón... tan rítmicos, tan rápidos...

Él estaba vivo, todo estaba bien hasta el momento ¿Cómo me desharía de él?

— ¿Y bien futura mamá? ¿Puedo ser el padrino del bebé? Te juro que esta vez, nada le pasará a ambos.

Tomando mi mano con emoción, mirando al monitor y a mí.

— Jess, admítelo, esto te tiene emocionada ¿Cómo vas a deshacerte de esta cosita que te muestra su corazoncito latir con tanta fuerza?

— ¿Tienes idea de todos los gastos que conlleva un bebé? ¿Y el tiempo que dedican?

— Jess, tú no te preocupes por nada, sé lo que digo, confía en mí. Nuestra familia jamás te dejará sola.

Me miraba con tanta confiabilidad que joder... no podía decir que no, después de todo... cuando escuché su corazón, cuando lo vi en el monitor, sí que me ilusioné con la idea de tenerlo en mis brazos en un futuro.

— Bien, está bien, seguiremos adelante con el embarazo, debo admitir que no quiero deshacerme del bebé, soy bailarina de ballet, mis ingresos dependen de mi carrera, así que no puedo dejar de bailar ¿Hay alguna alternativa?

Preguntándole a Daniel.

— No hay problema con que sigas bailando, de hecho, es bueno mantener cierto nivel de actividad física durante el embarazo, pero debes tener precaución con los saltos, y más adelante, con el peso — señalando— Te enviaré unas recomendaciones por escrito ¿De acuerdo? Y también debes mejorar tu dieta, estás muy delgada y eso no es sano para ti, te derivaré con una nutricionista que te acompañará durante el embarazo. Y descuida, puedes seguir con tu vida con normalidad, un bebé jamás es sinónimo de limitarte, es una labor preciosa traer una nueva vida al mundo que crecerá y se convertirá en un buen ciudadano como su madre. Imagina después, podrían practicar ballet juntos.

Un niño o una niña en una clase de ballet a los cuatro años, tendría salidas con sus madres que probablemente también serían bailarinas, hablaríamos de los retos a los que nos enfrentamos en pleno embarazo y demás cosas.

He ganado bastantes premios desde que era una niña, bien podría ganar una ultima buena competencia y abrir mi propio teatro, tendría que reunir mucho dinero y costaría varios años, pero es una buena y ambiciosa meta.

Saliendo del hospital, con todo lo que comprobaba que esto era real y no una fantasía, decidí enviar un mensaje a madame Copeland, le dije que iría a la competición en Rusia, esa es otra de las razones por las que volví, yo era de las mejores y no podía dejar que me olvidaran, así que tomaré esa oportunidad antes de que la panza siga creciendo.

La tentación del diablo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora