Capítulo 11

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Sin darte oportunidad de seguir protestando, haciendo uso de su moralidad y sobriedad, lamí por completo su extensión, sujetando sus pelotas con una mano, masajeándolas con suavidad mientras permitía que su extensión se abriera paso hasta mi garganta, utilizando la lengua para acariciar la piel sensible dentro de mi boca ¿Cómo es posible que siguiera creciendo? Si no fuera por el agua que caía sobre nosotros, Luca se daría cuenta de mis lágrimas, hacer una felación es todo un arte, podría morir atragantada en cualquier momento.

Y para quien no sabe como se siente un pene, es como frotarse el parpado, la misma sensación, blando, pero duro. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

Y lo más importante, no le presten atención a una borracha, nunca se puede estar 100% seguro de lo que dice.

Regresando mi mente a la situación, comencé a subir y bajar a buena velocidad, utilizando mis manos para tocar todo lo que fuera sensible, muslos, pelotas, ingle... ¿Qué dice aquí?

Justo sobre su pene, podría ir de hecho, justo bajo la cinturilla del boxer.

— ¿Qué dice aquí?

Lamiendo mis labios, manteniendo su pene pegado a mi mejilla, sin dejar de masturbarlo, recorriendo con uno de mis dedos el tatuaje en letras chinas.

— Bienvenida al infierno.

Apretando los dientes.

Que buena imagen tenía de él. Quijada apretada, cada vena de su cuerpo saltaba a la vista, lo que encontraba sumamente sexy, sus ojos estaban oscuros de deseo, entre abría los labios para dejar escapar sus roncos gemidos y gruñidos sensuales que repercutían directamente en mi entrepierna.

No descansaría hasta tener su pene entre mis piernas, hoy es uno de esos días en los que me siento traviesa, y tengo ganas de jugar.

— Que interesante — acariciando su extensión con mis dientes, viéndolo tensarse, enredando sus dedos en mi cabello— Yo no soy un ángel, pero te haré tocar el cielo...

Sin más platica de por medio, me dediqué a explorar su cuerpo, saboreando su pene que entraba sin piedad en mi boca, tocando mi campanilla y aún más allá, Luca dejó de hacerse el correcto y ahora sujetaba mi cabello con fuerza, moviendo sus caderas para perderse en mí, manteniendo mi espalda bien pegada a las baldosas tras de mí, la sensación fría más mi cuerpo caliente era bastante estimulante, no quería admitirlo, pero amo cuando pierden el control, amo cuando no pueden controlar sus impulsos, eso lo hace divertido y estimulante, ver como pierden la cabeza por ti.

Podrá parecer lo contrario, pero yo tengo el control aquí.

Sin previo aviso, gruesas descargas de liquido viscoso allanaron mi garganta, levanté la cabeza, encontrándome con su rostro contraído del placer y esa mirada desafiante y oscura que me hacía temblar, llevó su mano a mi mejilla, acariciándola con el pulgar.

— Trágalo todo — Y así lo hice— Buena chica.

Acariciando después mi cabello, aguantando las arcadas, no podía respirar, pero si protestaba, probablemente ganaría un castigo por ello, Luca tiene esa aura peligrosa todo el tiempo. El único problema aquí es que no estoy tan segura de que no quiero su castigo, me gustaría jugar rudo hoy.

Solo por hoy dejaría lo tradicional y aprovecharía la valentía que corre en forma de alcohol por mis venas.

Cuanto pensé que iba a literalmente morir por la falta de oxígeno, lo sacó, sonriendo con superioridad.

— ¿Ya te calmaste Jessa?

Ayudándome a ponerme de pie, tanto tiempo arrodillada pasa la cuenta, pero nada que no pudiera superar.

La tentación del diablo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora