Capítulo Final

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El viaje de Lucas fue realmente eterno para mí, ahora que estábamos bien, que nos casaríamos y decidimos tener otro hijo, la espera se me hizo realmente eterna, sobre todo con Oren aquí, sin dejarme olvidar el ruido que hicimos esa noche, dijo que se vio en la obligación de dormir con la televisión encendida y que Lucía le preguntó si estábamos a jugar a las escondidas con aplausos, me regañó al otro día porque dijo que solo debía aplaudir tres veces, que si aplaudía tantas veces me encontrarían rápido.

No saben la vergüenza que sentí en ese momento... estoy segura que cuando crezca recordará esto y no con los mismos ojos inocentes.

— Oye, deja de suspirar, tu Romeo llega hoy.

Dijo Oren, preparando su especial para la cena. Una tortilla de verduras que le queda para chuparse los dedos.

— Es que lo extraño...

— Yo también extraño a papá.

Dijo Lucía entrando a la casa, estaba jugando en el patio con Lulú, quien ganaba confianza con cada día que pasaba.

— Papá llegará hoy — cargándola, sentándola sobre mis piernas— fue una larga semana, pero ya viene de regreso, iré por él al aeropuerto y vendremos directo a casa para estar contigo cielo.

— Papá es increíble... siempre gana todas sus peleas — sonriente— hay que hacerle mucho cariño cuando llegue, debe tener muchas heridas...

— Mami se encargará de sus heridas.

— Así es, ella tiene una crema muy buena — riendo— tan buena que tu papá se la pondrá por todo el cuerpo.

Observé a Oren de reojo, intentando aguantar la risa, ese idiota lo estaba diciendo en doble sentido. Que bien que Lucía no entendía eso aún.

— Ponle mucha crema mami para que sane rápido.

Dijo la niña con preocupación.

No pude evitar estallar en risas junto con Oren, su inocencia me resultaba tan divertida en ocasiones...

Como ahora, por ejemplo.

Opté por lo sano y mejor me puse a acomodar la mesa para cenar, Lucía lavó sus manos, Oren sirvió y comimos entre risas, viendo para la sorpresa de nadie Mulán, y luego, Oren se encargó de hacer dormir a la princesa, era hora de irse, Luca llegaría a las diez al aeropuerto, iría por él ahora.

Fui tranquilamente por las calles sin muchos vehículos transitándolas, quizá por el horario, para ir directo a dónde estaría mi hombre, no es una sorpresa que el lugar estuviera plagado de camarógrafos, las cámaras lo aman. Es el mejor boxeador de la temporada, además, es guapo, pero había una persona que no esperaba encontrarme aquí.

— Vaya...Así que sí fue por ti.

Blake se acercó cabizbaja.

— ¿Qué dices?

— Me dejó. Por ti.

— Blake... no estoy de ánimos para discutir contigo, tengo cosas que hacer.

— Lo sé. Sé que tienen una hija juntos, él me lo contó cuando terminó conmigo — posando su mano en mi hombro— para que lo sepas, él sólo se acostaba conmigo de vez en cuando, jamás tuvo detalles lindos, ni salimos a citas como las parejas normales, siempre fuiste tú, él decía tú nombre cuando estaba borracho o dormido, siempre te buscó entre sus miedos.

Sonreí.

— Gracias Blake — sincera— Y lamento mucho cómo terminó lo nuestro, fuiste una buena amiga.

La tentación del diablo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora