ᴅᴀʀᴋ sɪᴅᴇ • poe dameron ✓

treinta y dos • emperador

Lyra corrió sin mirar hacia atrás. Su hermano probablemente se había quedado en el suelo, inmóvil, por lo que aprovechó para huir lo mas rápido que pudiera de ese lugar. Tomó su nave y viajó hasta que aterrizó en la Isla donde Luke había vivido tantos años antes de ser encontrado.

Se bajó y gritó, pateando una roca con todas sus fuerzas. Su poder, el poder que tenía a causa del Emperador Palpatine, era una parte de ella que la ataría para siempre al lado oscuro. Como  veía en sus visiones, su destino parecía convertirse en una Sith. Pero no podía permitirlo, no iba a lastimar a nadie más que quisiera; se aseguraría de no poder salir de aquella isla.

Miró la nave de Kylo por ultima vez y comenzó a incendiarla. Finalmente, tomó su sable con fuerza y también lo arrojó, pero algo la detuvo antes de que llegara a las llamas.

—Un arma Jedi merece más respeto—dijo el fantasma de Luke, ella soltó un gritó.

— ¡Tío Luke!

— ¿Qué estás haciendo?

—Me vi en el trono, haré lo mismo que tú y nunca dejaré este lugar.

—Estaba equivocado, el miedo me detuvo aquí ¿A qué le tienes miedo?

—A mí misma. Lo que soy capaz de hacer. De lastimar a los que quiero.

— ¿Por qué tienes una parte de Palpatine?

— ¿Lo sabías?

—Sí, pero enfrentar el miedo es el destino del Jedi, tu destino. Si no enfrentas a Palpatine, será el final de los Jedi—Luke se levantó—Tengo que darte algo.

Lyra sostuvo un paquete entre sus manos y lo abrió

—El sable de mi madre.

—Debes llevar ambos a Exegol.

—No puedo ir, no tengo el orientador, destruí la nave de Ren.

—Tienes todo lo que necesitas.

Salió de la cabaña y vio que el segundo orientador estaba en el caza de Ren y Luke alzó su antigua nave del agua. Se miraron entre sí y él sonrió. Lyra no estaba segura de ello, pero él la había ayudado y si creía en que podría lograrlo, lo haría. 

Lyra arregló unos cables para restablecer el comunicador del X-Wing de Luke para contactar a la Rebelión. Se sentó y la nave se cerró, despegando. Presionó unos botones hasta que consiguió que funcionara y sonrió, el código tendría que transferir la radio con la rebelión.

—¿Hola?—inquirió ella—Soy Lyra, Lyra Solo ¿Alguien me copia?

—¡Voy a matarte!—escuchó un grito del otro lado de la línea, de una voz que reconoció.

— ¡Oh, Poe! Un gusto hablar contigo también. ¿Cómo estás?

— ¿Qué cómo estoy? ¡Volviste a hacer otra de tus aventuras Jedi! —Lyra se rio al escucharlo tan irritado.

—Me dirijo a Exegol, estoy transmitiendo mis coordenadas. Voy hacia Palpatine.

— ¿Vas hacia Palpatine? Ten cuidado.

—No voy a estar sola, tendré a algunos aliados que me ayude—pensó en Rey o en su hermano, si se dignaba a ir a ayudarla —si es que vienen...

—Rey irá, la vi tomando una nave. Estamos por salir al combate.

—Entonces ustedes también tengan cuidado. Nos vemos luego de la batalla. ¡Oh, una cosa más!

— ¿Qué?

—Te amo.

— ¿Qué ¿Qué dijiste? ¿Dijiste que me amas? ¡Finn, Lyra dijo que me...!

La comunicación se cortó, pero se imaginó a Finn burlándose de el.

Bajó de la nave en Exegol. Estaba todo oscuro y no podía ver mucho a su alrededor, pero caminó en lineal recta hasta que ingresó a un recinto, tenebroso y donde luces parpadeaban. Caminó hasta que llegó hasta un trono y comenzó a escuchar voces a su alrededor. Eran espeluznantes, estaba lleno de antiguos Sith.

—He esperado mucho tiempo a que llegaras. La nieta de mi aprendiz Darth Vader—dijo una voz entre las sombras— Esperaba que fueras mi nieta, pero tú también tienes derecho a reinar aquí, por la parte que tienes de mí.

—No he venido a dirigir a los Sith—respondió ella— si no a acabar con ellos.

—No, tu odio y tu ira, lo que quieres es matarme, acabar conmigo. Y es lo que harás y así, seremos uno junto con todos los Sith.

—No lo haré—repitió Lyra.

—Si, estás enojada, y me matarás y ascenderás.

—No, no te odio, ni siquiera a ti.

—Entonces eres débil, como tus padres.

—Mis padres eran fuertes.

—Luke Skywalker salvó a tus padres, aquí no tienes a nadie que te salve.

Palpatine, de alguna forma, abrió el techo y el cielo se podía ver, donde las naves imperiales estaban terminando con las rebeldes.

—No tienes mucho tiempo, nadie vendrá a ayudarlos. Y tú eres quien los guio aquí.

—Poe...—pensó ella.

—Mátame, toma el trono, la flota será tuya, y podrás detener el ataque. Solo tú tienes el poder para salvarlos. Rehúsate y tu nueva familia...morirá.

Lyra respiró con dificultad, mirado el cielo, luego a Palpatine y devuelvo a las naves. No podía dejarlos morir, en una batalla perdida. Esperaba que él pudiera perdonarla.

—Lo haré.

Palpatine rio con satisfacción. ¿Cómo destruyes a un monstruo sin convertirte en uno?