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«Somos la chispa que encenderá el fuego que restaurará a la República. Esa chispa, esta Resistencia, debe sobrevivir. Esa es nuestra misión», había dicho la Vicealmirante Holdo
«Esa es mi misión» pensó Lyra.
«Si me voy, podrán escapar y la Primera Orden no los seguirá. Mi madre vivirá. Poe no tendrá más problemas. Poe. »
La cápsula de escape había salido dispara hacia espacio exterior. Estaba escapando; se sentía un poco cobarde. En realidad, muy cobarde. Pero era para poder salvar a las personas que amaba.
La cápsula surcó el espacio exterior a gran velocidad y cuando se acercó a la nave de la Primera Orden, esta la atrajo. La puerta se abrió y soldados la atraparon. La estaban esperando.
Los stroomtropers le quitaron su arma y la pusieron de rodillas, mientras que Hux y Kylo Ren la observaban.
— ¡Ben!
—Llévensela—ordenó Hux, mirándola de reojo.
Los stroomtropers tiraron de ella y la obligaron a caminar. Gritó el nombre de su hermano de nuevo, pero a pesar de que éste caminaba a sus espaldas, no parecía importarle en lo absoluto.
Le colocaron unas esposas y su sable fue entregado a Kylo Ren. Ingresaron al ascensor y los soldados se retiraron. Lyra se giró a su hermano.
—Me mentiste—le espetó.
—No te mentí. Cuando llegaste, le dije a Hux que ordenara que dejemos de seguir a la Resistencia —contestó con una sonrisa—Se rió de mí.
«Soy una idiota»pensó
—Confié en ti, y me engañaste—agregó Lyra.
—Sabia que no te resistirías a la propuesta—dijo él—Siempre queriendo ser la heroína, siempre tan ingenua.
— ¿Cuándo dejarás de lastimar a tu familia?
—No tengo familia—afirmó sin dudar.
—Si la tienes. Me tienes a mí, a mamá, a papá, a Luke. Ellos te siguen amando.
—El amor es para los débiles.
Antes de que Lyra pudiera replicar algo, las puertas del elevador se abrieron. Era una sala enorme, y en el fondo, en un gran asiento y rodeado de sus guardias, se encontraba el Líder Supremo Snoke.
Lyra sintió un escalofrió al verlo. Se trato de convencer a sí misma de que ya no le tenía miedo, pero cada vez que veía su rostro, recordaba esa parte de su vida que le gustaría poder olvidar.
—Joven Solo—dijo él, con esa voz que tanto odiaba Lyra—. Te estábamos esperando.
Rey se encontraba allí, con unas esposas en sus manos.
