V E I N T I O C H O

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DIFÍCIL

Habíamos dicho que no íbamos a poder dormir sin tener noticias de los Weasley, pero, en algún momento de la noche, Isabelle y yo nos quedamos dormidas en el sillón de la sala mientras esperábamos a que Fred y George regresaran. Tal vez, pasadas las seis de la mañana, abrí los ojos y al ver que los pelirrojos aun no volvían, decidí ir a la habitación a cambiarme y a quitarme el maquillaje, pues por el nerviosismo de la noche anterior, no lo había hecho.

Unas horas más tarde, seguimos sin tener noticias de ellos. Isabelle no puede mandar su patronus porque no sabemos si los mortífagos siguen en la madriguera, entonces, tenemos que concentrarnos demasiado en mantener nuestras mentes lejos de ese tema. No queremos pensar en los peores escenarios de lo que pudo haber sucedido.

De cualquier forma, no puedo evitar pensar en todas las personas que son importantes para mí que estaban en la boda. Había podido ver a cinco mortífagos, pero no sé cuántos pudieron haber llegado. No puedo evitar pensar en la familia de Fred, en Tonks, Sirius, Remus y Alfie.

-¿Son ellos? -Pregunta Isabelle pasado el mediodía, cuando el picaporte de la puerta se mueve.

Pero la esperanza de ver a los gemelos entrar a casa, se esfuma cuando el que entra es Alfie. Claro que me alegro de verlo, pero esa alegría se esfuma cuando veo una herida en su mejilla.

-¿Qué pasó? -Le pregunto una vez que lo he abrazado-. ¿Y los demás?

-Están bien -dice, cerrando la puerta pues no se lo había permitido antes-. Todos están bien, pero no se pueden poner en contacto aún.

-¿Por qué? -Cuestiona Isabelle volviéndose a sentar en el sillón.

-Los mortífagos aún no dejan la madriguera -informa-. Nos interrogaron y al parecer quieren mantener vigilados a los Weasley por un tiempo. Arthur Weasley solo alcanzó a mandar su patronus a Harry, Ron y Hermione.

-Espera... tú pudiste entrar -Isabelle dice frunciendo el ceño-. Intentamos aparecernos y no pudimos, inclusive no pudimos abrir la puerta.

-Fred y George pusieron dos encantamientos cuando las trajeron. Uno para que nadie a excepción de ellos se puedan aparecer y desaparecer aquí y otro para que la puerta solo se pudiera abrir por fuera y con la llave -nos explica y para esto, se sienta a mi lado-. Me lo explicaron cuando los Carrow se distrajeron.

Los siguientes minutos, Alfie se dedica a contarnos todo lo que pasó una vez que nosotros nos fuimos. Nos dice que además de los Carrow, también estaban ahí Bellatrix, Rodolphus y mi papá.

-¿Mi papá? -Lo interrumpo-. Pero él estaba en Azkaban.

-Pues ya no más -Alfie niega.

Isabelle voltea hacia mí, pero desvío la mirada de inmediato. Sé perfectamente que no me debería de sorprender. Si Voldemort ha tomado el ministerio, puede hacer cualquier cosa, entre ellas, causar otra fuga en masa de Azkaban.

Recuerdo la carta que Draco me envió meses atrás, en la que decía que inclusive mi padre estaba preocupado por el hecho de que hui de casa. Así que, comienzo a preguntarme cómo es que fue su llegada. ¿Habrá preguntado por mí? ¿Se estaría arrepintiendo por las decisiones que tomó en el pasado? ¿Yo le importo siquiera un poco o ahora solo me ve como una traidora?

-¿Cómo está? -Pregunto interrumpiendo a Alfie y cuando levanto la mirada, me doy cuenta de que ambos me observan-. Es decir... mi papá.

Alfie no responde de inmediato, es hasta después de hacer una pequeña mueca que dice:

-No queda nada del Lucius Malfoy que alguna vez vi...

Y, aunque en algún momento creí que no me importaría, siento como mi corazón se rompe un poco al escuchar eso. Mi padre siempre había mostrado ser un hombre muy fuerte frente a nosotros, siempre admiré su porte y el cómo sobresalía del resto. Y, aunque me duele el hecho de que su tiempo en Azkaban lo haya afectado, espero que haya entendido que realmente no somos más importantes que otros por el estatus de nuestra sangre.

Eternamente [Fred Weasley] [ETQME#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora