La Candidata

Capítulo XVI - Estrategia al descubierto.

5:00 AM. A cuatro días para la reunión.

Mariana redactó de su puño y letra una declaración en la cual ponía de manifiesto una evidente acción difamatoria en su contra. Apoyada en la minuta de Isabella, expuso los hechos de forma clara, y bien argumentada. El olor del café, mezclado con el aroma de Naisha, resultaba su mayor fuente de inspiración.

La misiva iba dirigida a los presidentes de los tres partidos que representaban la unión, es decir, el Partido Progresista, y ese minúsculo par de insignificantes partidos que conformaban la coalición. Solicitaba al pie de la misma, las sanciones disciplinarias a las que hubiere lugar para los involucrados en los sucesos reflejados en la minuta redactada por Isabella.

Referencia al informe, la susodicha minuta, y un par de cosas que ambas ataron en el trayecto—mientras ustedes estaban pendientes de si ellas iban a declararse su amor o no—, eran elementos que permitían a Mariana estar tranquila en ese momento, a pesar de su decepción.

Esto representaba un duro golpe para la unión, y sería comida gratis para Mauricio Beltrán, pero lo más importante para Mariana en ese momento, era sentar un precedente, poner de manifiesto el poder político del partido y proteger sus intereses.

Afortunadamente, la acción desleal no vino de manos de gente influyente y el hecho pudo ser neutralizado. Además, gracias a la agudeza de Mariana y las estrategias internas de Naisha, se abrió una puerta para solicitar procedimientos administrativos en cada sede, a fin de evaluar el desempeño de líderes y coordinadores.

Mariana pidió, adicionalmente a esto, que la presidencia del Partido Progresista requiriera tan pronto como fuera posible, la disponibilidad absoluta de todos los cargos, para su ratificación o remoción, hasta donde le permitía su competencia. Empezó por poner su cargo y candidatura a la orden, como muestra de respaldo a las decisiones del partido, dejando claro que defendía los intereses de "su casa", antes que sus intereses personales.

—Atentamente, la que patea sus arrugados traseros. —Mariana reía, trataba de no hacer ruido y se cobijaba en el cuello de Naisha, quien también se reía de lo que dijo.
—Esto debería ser suficiente, pero podría redactar mi propia carta en respaldo a la tuya.
—No. —Mariana cerraba los ojos y respiraba profundo, solo por impregnarse de ella. —Necesito hacerlo de esta forma. Iré temprano a enviar esto.
—Creo que aquí tienen fax, podríamos preguntarle a Helena.
—Quiero que salga de la sede. No quiero que tomen de asidero cualquier pequeñez que les apetezca.
—Tiene sentido. De cualquier forma, ya tengo decidido lo que va a suceder. Eso si te dan poder de remoción y ratificación.
—¿Qué tramas?
—Designar a Michel permanentemente aquí, y montar a Isabella en la zona Norte, con Mía coordinando.

Mariana la miró con asombro, de hecho, se quedó esperando una explicación lo suficientemente buena como para siquiera considerarlo.

—No me mires así, ¿pensaste que te pediría la zona Norte? No. Amo estar en Oriente. —las risas de Naisha fueron agridulces para Mariana. No era el plan que tenía para ella, pero tampoco es que lo habían hablado. A esas alturas, ni siquiera existía una certeza de que esa conversación que todos ansiamos, se diera.

No digan que no...

—¿Permanentemente?
—No. Cuando ganes, porque vas a ganar, podrás acomodar las piezas como mejor te parezca. Este es un ajuste estratégico, inesperado, y contundente. Como cada cosa que he hecho desde que llegué. —Naisha sonrió.
—¿Qué otra cosa te traes entre manos? — Mariana la miró con descarada picardía.
—No puedo decirte... —Naisha miraba sus labios, deseando besarlos.
—¿Por qué? —Mariana se acercaba lentamente a ella.
—Porque... —Naisha suspiró, y unió su frente con la de ella. —Mi deber es protegerte, incluso de ti misma.
—Entonces... saberlo me perjudica.
—No exactamente. Solo te necesito en tus cinco sentidos.
—Ya me has dicho esto dos veces. —Mariana se separó un poco para mirarla. —¿Qué es lo que ves?