La Candidata

Capítulo XXVIII - Entre cielo y tierra...

Luego de aquella reunión abrumadora, Mariana regresó a su apartamento. Pese a que Yeray quiso dejarle hombres, insistió en que todos merecían un descanso, incluso ella.

Apenas sonó aquel manojo de llaves, Isabella comenzó a dar brincos de emoción que la sobrepasaban. Mariana no había terminado de entrar y ya estaba siendo asfixiada por su pupila. Naisha no escapó a esa expresión de afecto, Isabella fue igualmente efusiva con ella.

-Dejen eso ahí, yo lo acomodo. Siéntense, respiren, y... díganme lo que quiero escuchar. -si veían a Isabella en ese momento, podrían compararla fácilmente con una niña de cuatro o cinco años, preguntándote con insistencia por qué el cielo es azul, con esa expresión ansiosa en el rostro y una sonrisa que sobrepasa los límites de la ternura.

Ambas cedieron, y se sentaron un par de minutos, tal y como Isabella lo había requerido. Ella se sentó frente a ambas y las observaba con atención.

A Naisha se le iba la vista en la decoración del apartamento. Amó la combinación del color de las paredes en relación a la mueblería. Blancos intensos que te hacían sentir paz, y a la vez causaba sorpresa que los cojines permanecieran blancos si Gianna estaba en casa. Eran dos muebles enormes, cuya estructura estaba elaborada en madera de roble, esponjosos, te provocaba dormir estando ahí sentado. Las encimeras eran de madera, así como los pisos, de un color bastante oscuro; en conjunto, era una combinación muy sobria. El espacio era amplio, y tenía un balcón de pared a pared con puertas de vidrio polarizado, arropadas en cortinas igualmente blancas. Al otro extremo, cerca de la entrada, había un espacio con libreras suspendidas en las paredes, un escritorio amplio, una computadora moderna y una impresora multifuncional.

Las paredes estaban vestidas con hermosos cuadros, resultaba hipnótico escudriñar en cada obra, y su estilo decía mucho acerca de la personalidad de Mariana. Su gusto por el arte impresionista era evidente, tenía una colección que era digna de admirar. Naisha reconoció entre aquellas pinturas, una réplica perfecta de una de las obras más hermosas de Renoire: La Grenouillére.

-Es una de mis preferidas. -Mariana notó que su atención se fue hacia esa pintura, y le pareció grato.

Isabella las observaba con inquietud, pareció que por un momento se habían olvidado de ella.

-¡Hey! -Isabella las traía a tierra.
-Princesa, ¿qué pasa?
-Esto, ustedes. ¿Ya? -Isabella gesticulaba con ambas manos.

Mariana llevó todo su cabello hacia un lado usando su mano derecha y miró a Isabella con picardía.

-Pensé que hablaríamos de Victoria.

Naisha se mantuvo quieta, pero eran muchas sus ganas de reírse.

-Eso también, pero me importa más esto de aquí.
-Creí que estaba claro.
-¿Tan difícil es decirlo?
-¿Decir qué? -en este punto, Mariana se reía.
-Creo que quiere que le digamos que iniciamos una relación como pareja. -dijo Naisha.
-¡Ahora nos estamos entendiendo! -Isabella se emocionó.
-¿Eso? -Mariana miró a Naisha antes de dirigirse a Isabella. -Bueno... sí, ambas decidimos ser pareja. ¿Se dice así?

Esto no era sarcasmo, Mariana era, sentimentalmente, igual a un niño de cinco años, sabía lo que sentía pero no cómo expresarlo.

Esto importó poco, Isabella lo celebró abrazándolas a ambas.

-Mía se va a morir de la felicidad. -Isabella bailaba en forma graciosa, estaba medio loquita.
-Deja que yo se lo diga, y que quede aquí, de este tamaño. Recuerda que...
-Sí... sí... campaña, bla bla.
-Escucha, ahora hablemos en serio. Acordé con Eva que trabajes directamente con Victoria durante todo lo que dure la investigación que estamos haciendo. Serás mi enlace con ellas mientras llevamos la campaña a término. Como no quiero involucrar a Mía, quiero que trabajen con Lucio, nadie lo tiene en el radar y esto se está convirtiendo en una ventaja aguda ahorita.
-¿Qué pasó en esa reunión?
-Todo esto tiene que ver con lo que pasó en la prisión. Gracias a ellas, ahora sé que lo de las armas implica a gente de la mafia, y por eso intentaron matarme.
-No solo eso, sino que además justifica la inacción policial. -Naisha complementaba sus palabras.
-No sé si Michel está involucrado, pero él fue quien le dijo a Francis que yo estaría ahí. Puedo pensar que no, y que Francis solo dio el aviso a quienquiera que necesitara saberlo y por eso estaba nervioso, pero esto lo salpica igual. La seguridad de la prisión es la clave, si llegamos a puestos de mando, tendremos a quien dio la orden. Esa parte la hará la gente de Eva. La tarea de ustedes será descubrir el enlace dentro del partido, porque evidentemente, alguien está implicado.
-¿Qué pasó con lo que le dimos a Victoria?
-Eso también lo van a trabajar ellos. Vas a traerme a Lucio y a Mía, nos vamos a reunir aquí. Nadie más puede saber que estoy en la capital. Myriam me dijo que intentarán matarme de nuevo, así que permaneceré algunos días aquí mientras resolvemos esto para poder avanzar.
-¿Nana? -Isabella tocó un punto importante.
-No es problema. Estarán alternándose entre Mía y tú. Eso va a justificar que no la tengas más en la sede.
-Ahora me preocupa la llamada que hiciste al entrar a la ciudad.
-Que no te quite el sueño, si hubiese sido riesgoso, ya habrían tumbado la puerta para matarme. Son sutiles, no harán algo demasiado evidente.
-No quiero subestimar nada.
-Aférrate a lo que te digo. Mañana viene Yeray, estará conmigo durante el día, y sus hombres harán rondas afuera. No pienso salir solo porque sí. Ellos usarán la camioneta, y Pastor se tomará un descanso. Todo eso lo acordamos en el camino.
-Creo que es conveniente que sea bien temprano para que no se resientan ausencias en la sede. -dijo Naisha.
-¿A qué hora están llegando? -preguntó Mariana.
-Ocho... nunca después de las nueve.
-Convoca para las siete, de ahí sales con Victoria y dejas a Mía aquí.
-Perfecto. -Isabella se puso en contacto con el grupo en ese mismo momento. -Por cierto, mañana en la tarde veré a Lucía, así que llegaré con demora.