La Candidata

Capítulo I - La llamada.

Las palabras de aquella mujer retumbaban en la cabeza de Mariana... tenían suficiente peso como para mantenerla cavilando, pero su orgullo era más, y trataba de encontrarle el lado débil a aquel argumento.

"Deberías concentrarte en ti y en tus cosas, porque por estar pendiente de ella, no estarás atenta a las cosas que la vida te ponga en frente."

—¿De dónde la conozco? —se preguntaba, entre dientes.

Mía, su prima del alma, amiga y confidente, estaba junto a ella en el vehículo que las trasladaba hacia las inmediaciones del comando de campaña, donde la esperaban para continuar la labor que desde hace algún tiempo llevaba a cabo con un nutrido grupo de personas muy cercanas, las cuales se habían convertido en su equipo para las elecciones presidenciales.

—Mariana, por favor, ya déjalo. —le decía Helena, hija de una de las magnates hoteleras más reconocidas del país, quien contribuía en forma directa con su campaña, ofreciendo no solo las comodidades de sus hoteles para sus mítines y como alojamiento en los distintos puntos del país, también apoyaba económicamente su candidatura, debido a las propuestas que ofrecía Mariana para el sector turismo, en caso de resultar electa.
—Sé que la conozco, pero, no sé de dónde.
—Es... era mi amiga. —era Dayana quien hablaba, la pareja de Helena desde hace muchos años atrás. —Es dueña de una consultoría de software, aunque también hacen "cosas de estas" de seguridad informática, así que puede que la hayas visto por los medios, recientemente se han desatado algunos escándalos y los involucrados han recurrido a ella para las auditorías y eso.
—¿Qué pasó entre ustedes? —preguntó Mariana, mientras jugueteaba con las puntas de su cabello, buscando horquillas.
—Nada. —Dayana suspiró. —Nuestros intereses dejaron de ser los mismos.
—Mientes, tengo amistades incluso en tendencias políticas adversas a la mía, y no dejan de ser lo que son.
—Cuento largo, no es el momento. —intervino Helena, conociendo de antemano lo incisiva que podía llegar a ser Mariana cuando quería llegar al fondo de un asunto. —Enfócate en la rueda de prensa de hoy, mi madre tiene todo listo: siete de la noche, anuncios importantes, un poquito de picante para Mauricio y la ruta a seguir con Lucio.
—Mía, por favor, anota para las ocho esto: "llamar a Santiago". Solo eso. —Mariana era imperturbable en sus asuntos de trabajo, pero cuando una idea se clavaba en su cabeza, no había fuerza humana capaz de amilanar su terquedad. —Dayana, todo lo que sepas de esa mujer, lo necesito.
—¿Y eso? —Dayana se sorprendió.
—Sé que la he visto en alguna parte, y no recuerdo con exactitud... por otro lado, necesito saber quién es, y a qué intereses responde; el amigo de mi enemigo, es mi enemigo. —Mariana miraba por la ventana, se estaban acercando al comando de campaña.

Las mujeres bajaron del vehículo, y entraron al lugar. Caras largas las seguían de cerca, y esto causaba inquietud en Mariana.

—¿Dónde está Lucio?

Un hombre de aspecto desaliñado se acercó a ella, la haló del brazo y la alejó del resto.

—Mariana, no sé cómo vas a tomar esto pero...
—¿Tomar qué? —Mariana permanecía serena a pesar de la actitud del muchacho.
—Lucio renunció. —el hombre pasó ambas manos por su rostro, se notaba fatigado.
—¿Qué? —Mariana no esperaba eso. —Hoy, justamente hoy... esto no puede estar pasando. Michel, llama a Lucio y pásame la llamada a la oficina.

Mariana caminó a toda prisa a su oficina, el grupo la acompañó, su preocupación era notoria.

—Mariana, ¿qué pasó? —preguntó Helena.
—Lucio renunció... no tengo idea de por qué. —Mariana sirvió un poco de agua en un vaso y la bebió con rapidez.

El teléfono sonó y lo tomó rápidamente, la llamada que había pedido había sido transferida.

—¿Lucio?
—Hola, Mariana, supongo que ya te enteraste.
—Supones bien. —Mariana estaba alterada. —Creo que merezco una explicación, hoy arranca la campaña, HOY tenemos la rueda de prensa. Estás mandando a la mierda casi diez años de trabajo.
—Lo siento, Mariana, a veces hay que tomar decisiones pensando en un bien mayor.
—¿De qué hablas? —la falta de claridad en el argumento de Lucio, hacía desesperar a Mariana.
—Mariana debo colgar. Suerte con la campaña.