Cap.11

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El hombre empezó a hablar. Todos los jóvenes allí presentes escuchaban con atención su discurso sobre el instituto, la educación de calidad, y más cumplidos del lugar en el que se encontraban.

-¿Y si nos vamos? -preguntó Alloy, aburrida-

-¿En medio de su charla? -cuestionó Zac, que ya había acabado de comer-

-¿Por qué no? Nos escabullimos rápido y sigilosamente y listo. Mike, ¿tú que dices?

Mike estaba acoplado a la sombra de la mesa, y desde allí respondió.

-Por mí genial, me aburro y de tanto estar en forma de mesa me está dando dolor de espalda.

-Viejo -exclamó riéndose Eirin-.

Los amigos salieron a hurtadillas del comedor, dejando allí al resto de personas, que seguían escuchando el discurso.
Decidieron salir afuera contemplar todo aquello. Estaban rodeados de árboles, arbustos y plantas verdes, algunas con flores. Tanto Golem como Mike decidieron disfrutar del campo sin sus formas "grandes", y Zac aprovechó los distintos tipos de árboles para ver qué tal escalaba/caminaba por sus troncos. Eirin y Alloy simplemente paseaban. Al cabo de unas horas, el sol en lo alto del cielo indicaba que ya era mediodía, hora de comer. Encontraron un lago al lado de la pradera, y gracias a la exitosa puntería de Golem lanzando rocas, consiguieron tres Fisteles (Unos peces de gran tamaño, capaces de andar cierto tiempo fuera del agua) con los que llenaron sus hambrientos estómagos.
Descansaron a la sombra de unas palmeras que crecían en un lado del lago.

Al atardecer, el calor se había acumulado, así que Mike, Zac y Golem se dieron un baño, y jugaron a lanzarse un palo en forma de boomerang que encontraron y que volaba bastante bien. Mientras tanto, Eirin y Alloy se tumbaron en la hierba, calentada por el anaranjado sol que ya se disponía a ocultarse tras las lejanas montañas.
Eirin observaba a su amiga. Estaba tumbada boca abajo, con un top color negro, y unos pantalones vaqueros cortados (como unos shorts).
Eirin se quedó embobada viéndola. Absorta en sus pensamientos, imaginando escenas que según ella jamás pasarían, etc...
Y entonces Alloy se despertó. Eirin no se dió cuenta y siguió tal cual, pero ahora era Alloy la que aprovechaba para ver bien a su compañera. Llevaba una sudadera marrón y unos pantalones cortos de color beige.
«¿Por qué no? -se preguntó Alloy- ella es buena, y es muy guapa... ¿Qué me lo impide?»...

Y así, aprovechando lo despistada que estaba Eirin, se acercó sigilosamente hacia ella, y la despertó de su ensimismamiento con un beso.

-¿¡Eh!? ¿Qué acabas de- que acaba de pasar? -preguntó sorprendida Eirin, sin acabar de creerselo-

-Creo que estabas demasiado despistada como para enterarte bien de lo que acabo de hacer, -explicó Alloy- déjame que te lo explique.

Y volvió a besar a Eirin. Ésta vez ella ya estaba, dentro de lo posible, preparada, y el beso fue correspondido...
Así pasaron la tarde. Besándose. Abrazándose. Amándose. Disfrutando de estar juntas, de poder quererse sin ocultarlo la una a la otra... Y así siguieron hasta que llegó la noche, y con ella, el frío que indicaba que ya era hora de volver a "casa".
Esa noche Alloy y Eirin durmieron juntas. Su primera noche juntas; la primera, de muchas más que estarían por llegar.

-A la mañana siguiente-

-Buenos días bella durmiente -le dijo Eirin a su compañera-

-Mmm... Buenos días princesa -respondió Alloy con una sonrisa-

Las dos se besaron, y se levantaron y prepararon para el día que acababa de comenzar. Hoy estaba todo nublado y gris, pero daba un toque melancólico muy bonito a todo el sector.
Mike, Zac y Golem estaban ya desayunando, se dieron los buenos días todos, y cuando acabaron de desayunar, se dirigieron a dónde iban el resto de alumnos, ya que no tenían un horario.

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