Cap. 21

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Al día siguiente, la tripulación del turno de día despertó tranquila. No había mucho que hacer, salvo las tareas normales y diarias. Nada fuera de lo común, hasta que...

-¡Tierra a babor! -Gritó uno de los alumnos, que estaba en el puesto de vigía.

El Capitán caminó decidido a la proa del barco, desplegó un catalejo, y observó por él.

-¡Virar todo a babor! -gritó- ¡Hoy será un gran día muchachos!

La tripulación (incluida la que estaba durmiendo) se dirigieron a sus puestos. Timón, velas, cañones. Todo listo para atracar. Sin embargo, mientras se acercaban a la isla, se dieron cuenta que ésta se movía más rápido que las demás islas flotantes que habían visto hasta ahora. Igualmente, dispararon los arpones de anclaje, (unos ganchos del tamaño de un ancla, solo que más ligeros y afilados, usados para engancharse a los grandes navíos, y en ocasiones, como ésta, para engancharse a las islas más rápidas) y después de haber comprobado que el anclaje era firme, acercaron el barco hasta la orilla de la isla, que se hundía hacia el mar verticalmente, haciendo posible el atracar sin problemas al borde de la orilla.

La tripulación se dividió en dos grupos. Uno se quedaría en el barco, con los cañones listos y preparados para desanclarse de la isla en caso de necesidad, y el otro grupo se encargaría de explorar. El Capitán se quedó en el barco, y dejó bien en claro que en caso de algún percance respecto a "persecución por criatura capaz de romper el barco" les darían 5 segundos de tiempo para subir al barco, y después zarparían sin tener en cuenta a quién se quedara atrás.
Podía sonar cruel, pero si el grupo de exploración moría, no era justo que por ellos murieran el resto también.

Los "exploradores" fueron elegidos por sus peculiaridades. Éstos fueron:
Mantis por su capacidad de camuflaje, perfecta para infiltrarse en cualquier sitio. Silvina, gracias a ella pocos animales les atacarían. Alloy, en caso de necesitar ayuda, puede crear un haz de luz al cielo, además de proporcionar luz en la oscuridad. Y por último, Mike, por su capacidad para adaptarse a los distintos terrenos gracias a sus distintas transformaciones.
Antes de partir, el Capitán les informó de que Jack estaría atento a cualquier señal de luz visible, pero que siendo de día y a pleno sol, era recomendable que no confiaran solo en eso, y que lucharan/planeasen bien antes de cualquier peligro. La exploración, además, debía durar un día como mucho, y después volver, o zarparían sin ellos.

Con éstas normas aclaradas, y los ánimos de sus compañeros, los cuatro exploradores se dirigieron con sus armas personales al interior del bosque, que rodeaba una especie de montaña irregular, en le centro de la isla.

Durante dos horas, no encontraron nada. Bosque, más bosque, y más bosque. Mike se encargó de reconocer el terreno. Transformado en un ciervo negro, trotaba y saltaba de aquí para allá, con entusiasmo y mucha alegría.
Silvina, mientras, silbaba una suave melodía, y los árboles se mecían a su ritmo y tempo.
Mantis hacía rato que se había vuelto invisible para todos. Estaba muy bien camuflada entre el follaje de los árboles, mientras saltaba de rama en rama...

Al cabo de media hora más, por fin hallaron algo.
Un tapiz, desgastado, mostraba una ilustración de un monstruo gigante... ¿O era de la propia isla?

Ciertamente, parecía un simple monstruo pero

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Ciertamente, parecía un simple monstruo pero... Los pinchos en la espalda, el tamaño de la criatura, el mar...

-Espera -exclamó Mike después de que todos hubieran visto el tapiz- ¿entonces estamos encima de un monst-

Antes de que pudiera acabar la pregunta, un temblor recorrió la isla de lado a lado. En la lejanía, resonó una especie de bufido, y mucho más cerca, un cañón fue disparado. Era la señal del barco para que volvieran inmediatamente.

Los "exploradores" comenzaron a correr en dirección del sonido, puesto que la caminata de tantas horas fue circular y no tenía sentido volver sobre sus pasos.
Alloy lanzó una señal de luz al cielo, de color rojo intenso. Tenían que verlos, tenían que saber a cuánta distancia estaban...

Pero no lo sabían. En el barco, todos estaban en sus respectivos puestos. La isla hacía rato que había comenzado a virar el rumbo, y para cuándo se dieron cuenta de ésto, ya estaban a varias millas de distancia de donde debían estar.
Lo bueno, les estaba acercando a su destino mucho más rápido. Lo malo, la isla comenzaba a tomar velocidad, suficiente como para empezar a empujar al barco hacia fuera, ya que éste se encontraba flotando (ahora navegando a bastante velocidad) en el mar, separado por varios metros de distancia de la "costa" y tan solo enganchado a la isla por los anclajes.

Y como todo ésto les mantenía distraídos, no vieron la señal de Alloy...
Sin embargo, esperaron. Resultó ser que el Capitán no estaba tan dispuesto como parecía a dejar a su tripulación tirada, y aunque caminaba nervioso de babor a estribor, maldiciendo entre dientes a los exploradores, no dejó que nadie soltase los anclajes.
Y al cabo de una hora, llegaron los exploradores al barco. Corrían a toda velocidad, llenos de alegría. La tripulación del barco, por su parte, silbaba y gritaba con emoción...
Pero los exploradores no corrían felices. Tampoco gritaban de felicidad.
En el tiempo que tardaron en llegar, tuvieron tiempo de encontrarse con lo que acabó siendo un enjambre furioso, que los persiguió, y los seguían persiguiendo en ese momento.

Debían ser una decena al menos

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Debían ser una decena al menos. Sus patas, se movían acompasadas, casi a un ritmo robótico, a cada momento más acelerado y hambriento.
Los exploradores seguían corriendo todo lo que podían, aunque parecía que a Alloy, montada encima de un corcel negro (Mike) la alcanzarían en poco, y Silvina, montando una de las criaturas que les perseguían, tampoco conseguía adelantarse mucho más. Solo se salvaba Mantis, que ya estaba en el barco subida, gracias a que no la persiguieron porque las criaturas no la vieron.

Y entonces, un sonoro "bum" retumbó el aire y la criatura más cercana a los exploradores se desplomó por la arena. Desde el barco, el Capitán acababa de tomar las riendas del asunto, y cañón a punto, ya estaba disparando de nuevo a la siguiente criatura.
Tres disparos mas tarde, los exploradores pudieron llegar sanos y salvos al barco, y mientras la tripulación soltaba anclajes, el Capitán disparó un par de veces más, errando el último cañonazo y dándole a la isla.

Y entonces, con un fuerte estruendo, y el barco a una distancia segura, la "isla" elevó un momento la cabeza de lo que no podía ser más que el monstruo retratado en el tapiz. Después, con un rugido, se hundió lentamente, llevándose a las criaturas con él, encaramadas a la vegetación de la falsa isla (que realmente era la espalda del monstruo).

Tras una breve reconciliación entre todos, y un pequeño discurso inspirador del Capitán, toda la tripulación volvió a sus quehaceres, más decididos que nunca a acabar de una vez por todas su misión y poder salir del planeta, que ya se les empezaba a hacer un tanto demasiado peligroso para jóvenes inexpertos como ellos.


¡Y hasta aquí el capítulo de hoy!
Sip, estoy falto de ideas, así que pido perdón si vuelvo a tardar media eternidad en subir cap.

Igualmente, espero que os haya gustado el capítulo 💓✨

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