Cap.12

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Tras una semana allí, los alumnos ya se habían acostumbrado al nuevo instituto, y Sumi se acostumbró a estar en el hombro/cabeza de Alloy. Sencillamente, estaba más cómodo ahí que en el regazo o en la espalda. Sin embargo, respecto a disciplina y control, Sumi no tenía nada, y el resto de mascotas tampoco. Aún estaban domesticandolas...

El día estaba soleado. Los rayos del sol se colaban como siempre desde la cortina de la habitación de Alloy, iluminaba todo, hasta llegar a la cara de ésta. Pero ahora, también Eirin estaba ahí, así que los despertares eran un poco menos bruscos.

-Hey, por una vez no soy yo la que se duerme -dijo Alloy entre risas, viendo a su novia aún semi dormida- hoy si llegamos tarde no será por mi culpa jaja

-Oye eso no *bostezo* es justo...

A primera tocaba Criaturas domésticas (sí, así se llama la asignatura), así que Alloy despertó a Sumi (que estaba durmiendo plácidamente) y él se encaramó a los hombros de ella, y siguió durmiendo.

-Aww qué lindo -exclamó Eirin al verlos- mis dos criaturas favoritas juntas. Aunque no tengo claro cuál de las dos es más bonita...

-Pues al menos espero que ésto te aclare cuál te quiere más -dijo Alloy, dándole un beso a Eirin-

-Hmm está bien, está bien, me has convencido jaja

Llegaron a clase dos minutos tarde, pero no les dijeron nada porque la profesora estaba ocupada intentando calmar al Kór del otro grupo de alumnos.
Cuando por fin lo consiguió, dió comienzo la clase.

-Bien, alumnos. Bienvenidos a la clase de Criaturas domésticas. Mi nombre es Eva, y hoy empezaremos las primeras lecciones de Domesticación.

Hizo una pausa, mientras cogía una cubeta rellena de carnada.

-Bien, empezaremos por tí -señaló al Bel, que estaba en el suelo al lado de un chico del otro grupo-

Eva se remangó, se puso dos protecciones en los hombros, y un casco en su cabeza. Después, hizo gestos al Bel con la mano, y lanzó un cacho de carne al aire. Éste alzó el vuelo y lo "capturó" con el pico; entonces la profesora puso un cacho de carne en su casco, y el Bel descendió hasta posarse en sus hombros, y se comió la carne del casco.

-Esto lo podréis hacer hoy mismo, no hace falta práctica, es simple rapidez. ¿Veis que ahora el Bel está en mis hombros? -preguntó Eva- Hay algo que debéis saber antes de continuar. Los Bel son muy fuertes, y no es la primera vez que uno es visto llevando a un Kór malparado a su nido para comerlo. Debéis tener cuidado. ¿Por qué os explico ésto? Bueno. Porque vuestro Bel, suficientemente entrenado, os llevará a dónde queráis.

Dicho esto, Eva lanzó un cacho de carne al aire, y el Bel ascendió a hasta cogerlo, sin soltar a Eva. Luego descendió suavemente. Los alumnos aplaudieron asombrados. ¡La profesora acababa de volar! Es cierto que fue solo un par de metros hacia arriba, pero fue increíble para ellos.

-Como podéis ver, los Bel no tienen afán por hacer daño si ya tienen otra presa más fáciles. Son aves oportunistas, no son principalmente cazadoras. Por esa razón, si está bien alimentado y le enseñáis que si hace algo bien recibirá un premio, éste no te hará daño. Cómo ahora al haber bajado suavemente. -Hizo un ligero gesto con los hombros y el Bel se bajó de ella en un aleteo- bien, es vuestro turno.

Los alumnos que eran dueños del Bel fueron intentándolo uno a uno. Tan solo una persona se hizo daño, y fue porque no se ajustó bien las hombreras, haciendo que el Bel al posarse en los hombros le clavara un poco las garras. Igualmente, no fue una herida más grave que un rasguño, y la clase siguió adelante.

-Ahora es el turno del Sumi -exclamó Eva-

Sin embargo, el Sumi no hizo caso a la comida que le ofreció Eva, y solo se aferró más a Alloy.

-Me parece, profesora, que solo me hace caso a mí, y a sus instintos.

-En ese caso, acércate -dijo ésta, con una sonrisa-

Alloy se acercó con Sumi en sus hombros.

-Aquí tenemos lo que el resto deberá conseguir ésta primera semana. Confianza entre criatura y humano. Cómo vosotros ya la tenéis, trataremos eso de los "instintos".

La profesora sacó de una mochila una pelota, de color verde y con un cascabel en su interior. El Bel se interesó por ella, pero lo habían atado por precaución a una viga, así que tan solo pudo acercarse un poco. Eva lanzó la bola cerca de Alloy, y automáticamente Sumi saltó a por ella. Se enroscó a su alrededor y después procedió a jugar con ella, ganándose un "aww" por parte de los alumnos que lo miraban con ternura.

-Esto debemos mejorar esos modales. Para su entrenamiento quiero que empecéis con el "busca y trae". Os daré esa pelota, y a lo largo de esta semana debéis lanzarla por el instituto y que valla a buscarla y a traerla de vuelta. Si lo hace, darle un dulce de premio, los Sumi adoran los dulces.

Por último, era el turno del Kór. Éste estaba calmado (la pelota no era de su interés) ya que le habían dado varios vegetales.

-Y éste es el Kór que tan rebelde estaba antes. Bueno, quiero deciros de antemano que su entrenamiento será duro para vosotros -dirigiendose a los alumnos dueños de él-, pero posiblemente consigáis salir victoriosos de su entrenamiento. Si lo conseguimos, yo os ayudaré, podréis montar encima de él.

El entrenamiento continuó durante el resto del día, un par de intentos de comerse a alguien por parte del Kór, un par de caídas de vuelo, y Sumi se escabulló, para volver al rato con un saco de pelotas que tenía Eva guardadas.
Fuera de eso, no pasó nada más digno de mención.

Se hizo de noche. El cielo, negro como el carbón estaba salpicado de estrellas aquí y allá, como un auténtico mar de bombillas pequeñas y grandes, algunas incluso titilando, dando la sensación de que acabarían apagándose.
Todos dormían plácidamente... todos, excepto Mike. Él salió a contemplar las estrellas, y a dar un paseo por el bosque. Gracias a la oscuridad nocturna, Mike se transformó en un ciervo, y con suma sencillez escaló una montaña pequeña. Arriba, descansó su forma humana y se dejó transformar en un árbol, de color negro (la forma real de los Obscurianos). Entonces, entre la suave brisa que mecía al árbol y a la montaña entera, una dulce melodía se escuchaba, serena, relajada, adormecedora... Una chica era la responsable. Paseó al lado de Mike, y parándose al lado, susurró: «sé que eres alguien. Permíteme descansar a tu lado» y entonces, se convirtió en un árbol, más pequeño de color negro también. Y ambos, a la luz de la luna llena, y al amparo de la oscuridad de la noche, se dejaron mecer por la brisa. Sin preocupaciones. Sin formas humanas o formas abstractas, tan solo dos árboles, meciéndose al son de la noche...










Y hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado ☺️♥️

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