🌸⚜Día 1⚜🌸

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Era mi culpa, no suya, él sólo lo hizo porque me quería, pero no era lo que cualquier padre normal haría, la forma en que supo comprenderme queda fuera de mi entendimiento, pero los hechos estaban ahí, flotando en un charco de las peores cosas que eh hecho, si mi madre se enterara, si mis abuelos o amigos lo supieran, no quiero imaginar lo decepcionados o asqueados que estarían, en fin, fue algo así...

Papá había estado unos años en la cárcel cuando yo era niño, por ese razón nuestra convivencia inició mal desde un principio, no por sentirme avergonzado de las cosas que había hecho, todavía no entendía eso, pero era casi un extraño al que admiraba, a la figura de autoridad que se ausentaba en mi vida y a la que ansiaba poseer. Cuando comenzó a querer acercarse, no lo detuve, por el contrario, pero yo era demasiado tímido y hasta la fecha, por ello le costaba entenderme y la paciencia, estábamos cerca, pero había un paso de distancia entre el hombre alegre y confiado y el niño distraído e inseguro.

A los doce años me enteré de que quería volver a casarse, mi madre y él ya no sentían nada entre ellos, por eso a ella le valía un soberano cacahuate, pero para mí, yo sentí que me querían arrebatar algo precioso, a partir de ahí no fue lo mismo, no quise verle durante los tres años que estuvo casado hasta el divorcio, trató de allegarse a mis sentimientos, pero yo lo repelí con fuerza, lo hubiera odiado si hubiera tenido otro hijo, llegaba conmigo apestando al perfume de otra mujer, no lo soportaba, la idea de que su afecto le pertenecía a una mujer, de que sus brazos pasaban el tiempo dándole los abrazos que no me dio a mí, de que sus labios la besaban... en mi cabeza la verdad se encendió como mecha, era egoístamente posesivo y obsesivo con papá.

Cuando se divorció celebré a lo grande en privado dentro de mi habitación, donde nadie me fuera a ver cómo me regocijaba la desgracia.

Una tarde cuando me invitó un mes después de la ocasión para que le hiciera compañía en su nueva casa, muy fea, improvisada y temporal, no me negué, me invitó a beber unas cervezas con él, ya era grande, creía que podía manejarlo, pero no era así.

Después de marearme tanto como si hubiera recibido un tranquilizante para caballos, le grité todo el resentimiento que tenía en mi pecho, mi intención no era herirlo, sólo salió y no podía pararlo.

Desperté en una cama que no era la mía, confundido, con dolor de cabeza y el olor a comida que me revolvía el estómago, no corrí al baño pues no recordaba donde quedaba, fue suficiente un bote de basura dentro del cuarto para no hacer nada más vergonzoso.

De soslayo lo vi de pie junto al marco de la puerta y él me vio vomitando sentado en su cama.

–Lo siento– Le dije cuando pude hablar.

–No te disculpes Sorrento, yo fui el que te ofreció beber– Cierto, pero aun así.

–Siento todo lo que dije– Guardó un poco de silencio.

–Es la verdad– Eso fue todo y pude sentir un aire triste en su voz, era yo el que se sentía más mal y el que quedó como el villano, detestaba eso, odiaba lo mal que convivíamos, pero ¿qué podía hacer?, no fui importante para él como su hijo o si lo fui, no era la sensación que buscaba, necesitaba algo más, algo que compensara el tiempo perdido.

Lo acompañé en el desayuno sintiendo como la escena se hizo más silenciosa por mi causa, lo que menos quería.

–¿Qué va a pasar con lo de... emm tú ya sabes?– Pronunciar su nombre me desagradaba, mi curiosidad no podía empeorar nada.

–Quién sabe– Quería que creyera su despreocupación, pero no funcionaba –Quizás pierda mi auto– Y de su casa ni se diga. Suspiró cansado y se desvió del tema –Nunca eh tenido buena suerte con las mujeres– Se notaba –Es cierto lo que dicen, las mujeres son de venus y los hombres de marte, nunca eh podido entenderlas ni a tu madre–

30 Dias De Otp (Kanento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora