Tortura

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Jason:

Pff. Mejor acabo con esto ya. Un punto más y cesará la hemorragia. La sangre de la cara siempre es escandalosa, si Sara estuviese aquí ya se habría desmayado. Sonrío ante este recuerdo. Ella ya no está, ni volverá.

Salgo del cuarto, me asomo al suyo, quiero cerciorarme de que esté allí, sería una imprudente si hubiese intentado huir de nuevo. Abro la puerta despacio, está tumbada de lado, en posición fetal, su mano derecha acuna su mejilla. Parece un cachorro al que hay que enseñarle donde está su sitio. No le  despierto, le ha tenido que costar aislarse de este sitio. A lo tonto ya se ha hecho de noche. Salgo en busca de Marc.

-Necesito que le lleves agua y comida-.

-¿Ahora la alimentas? ¿Qué será lo próximo? ¿Unirla al clan?-. Le ignoro, será mejor, bastantes peleas por hoy.

-Oye, voy a llamar a Paul, quiero algo más fuerte que la última vez-. Eso le distrae de su pensamiento sobre la chica. Se dibuja una sonrisa en su cara. Se toca su rubio pelo, siempre que lo hace prepara una de las grandes, sonrío con él.

Emma:

Alguien ha entrado, sigo con los ojos cerrados. Suelta un recipiente cerca de mí, creo que es una bandeja, huele fatal. Noto como se sienta a mi lado, estoy alerta. Pasea su dedo índice desde mi oreja, hasta detenerse en mis caderas. Aguanto la respiración, espero impaciente. Acerca sus dedos al botón de mis vaqueros, no me lo pienso más, abro los ojos, me tumbo sobre mi espalda y cogiéndole la cabeza con mis manos le lanzo dos rodillazos seguidos en la nariz. Chilla, veo mucha sangre, se la he roto, se cae hacia atrás, debe de estar mareado. Me lo quito de encima, corro hacia la puerta pero su mano aferra mi tobillo y me hace caer.

-¡Maldita hija de puta! ¡Voy a matarte!-. Se arrastra sobre mi cuerpo hasta alcanzarme la garganta. Hace presión demasiado fuerte, intento zafarme, es inútil, no puedo respirar, estoy perdiendo fuerza por momentos. Su sangre cae por mi cara y la sudadera gris se ha teñido de roja. Le pego pellizcos en los brazos, le golpeo los costados, nada, no me suelta. Va a matarme, Emma vas a morir. Venga haz algo joder. Busco con la mirada algo por la habitación, está vacía, joder venga, no puedo aguantar más… De repente se enciende en mí una bombillita de fe. Su pantalón. Busco como puedo en los bolsillos traseros, ahí está, está tan concentrado en asfixiarme que no se da cuenta de mi plan. Le miro a los ojos, veo muerte en ellos, disparo. Mira el arma, me suelta el cuello, comienzo a toser escandalosamente, se derrumba hacia atrás llevándose las manos al vientre. Cojo la pistola y salgo de allí cerrando la puerta, sentenciando su muerte. El pasillo está oscuro, solo parece salir una tenue luz de la puerta, la única diferente a las demás, la gris. Me dirijo hacia ella sin pensarlo, intento abrirla, está la llave echada. Disparo a la cerradura y la empujo con una patada, no espero encontrarme esto, ¿dónde coño me he metido?

La cabeza me da vueltas, quiero y necesito vomitar. Comienzan las arcadas pero mi estómago no tiene absolutamente nada que expulsar. Llevo más de un día sin comer. ¿Qué es todo esto? Hay taburetes de madera manchados de sangre, muchos tipos de látigos y varas, mosquetones colgados en la pared, una bañera llena de agua, dos tablas unidas de madera para meter las muñecas y el cuello, en fin, es una sala de tortura. Las piernas me flaquean, estoy acojonada. Salgo sin cerrar cuando de reojo veo una especie de baúl, me acerco con cuidado, está cerrado con cuerdas, las desato y abro la tapa. Me quedo helada. Hay una chica, de unos veinte años, está inconsciente. Ahí dentro no puede respirar, el aire se agota. La saco como puedo tirándola sobre mí. Caemos las dos al suelo. Tiene un ojo morado y el labio partido. Está semidesnuda, en el cuello tiene moratones. ¿Qué mierda le han hecho? ¿Piensan hacer lo mismo conmigo? ¿A eso se refería Jason? Intento reanimarla, respira agitadamente. Abre un poco los ojos, está atemorizada, puedo ver el pánico reflejado en su rostro.  

-Eh, tranquila, te voy a ayudar-. Parece relajarse un poco, debe de estar agotada. Necesito saber más. Me lee el pensamiento.

-Gra-ci-as…Sí, han sido ellos, y sí, hay muchas más chicas-. Me pilla por sorpresa, no pensaba que pudiese hablar. Parece sudamericana. Osea, que ¿hay más chicas torturadas, y posiblemente violadas? Se fija en la sudadera…

- ¿De quién es eso?-.

-De uno de ellos, no está muerto, solo herido.

-¡¿Qué?! ¡Estás loca! Cómo se te ocurre, ¿tienes idea de lo que van a hacerte ahora?-. Los ojos parece que se le van a salir de las órbitas, no sé qué contestarle. Me quedo callada.

-Han muerto muchas chicas a manos de esos tipos. Su brutalidad no tiene límites, no te dejes engañar, usan a las mujeres como ratas de laboratorio, para ver hasta donde somos capaces de aguantar el umbral del dolor. Están todos locos.- Se pone casi agresiva.

-Bueno, y ¿qué hacemos ahora?-. Necesito una ayuda, un hilo de luz.

-Yo lo tengo muy claro, mírame, tengo heridas por todas partes, varias costillas rotas, moratones… solo en una semana, no pienso esperar a que vaya a más. Ya he tenido suficiente tortura, cuídate-. Coge la pistola del suelo, antes de que pueda detenerla….

-¡No!-. Se derrumba su cuerpo sobre mí, ni siquiera sabía su nombre…

Atrapada en sus manos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora