Celos

153 12 2
                                    

Jason y Marc iban en el jeep negro de camino a la Guarida. Habían tardado un día y medio en completar la misión, porque tras recoger la mercancía y cerrar algunos acuerdos, la policía había estado persiguiéndolos. Tuvieron que alejarse 200 km, y permanecer durante la noche en una pequeña posada, en la que disfrutaron de la compañía de dos morenas con piernas larguísimas. Al llegar, aparcaron en su sitio correspondiente, y dejaron que otros vaciaran aquel coche. Jason, entre risas de victoria, se despidió hasta más tarde de Marc, y subió los escalones de dos en dos. La verdad es que tenía muchas ganas de verla, aunque solo fuese para pelearse con ella. Le gustaba sacarla de quicio y ver como arrugaba el entrecejo y la nariz. Antes de abrir la puerta de su habitación, carraspeó en un intento de esconder esas ganas. Entró algo nervioso por la euforia vivida horas antes, pero no la vio por ninguna parte. El cuello empezó a picarle y la rabia inundó su cuerpo. Salió del cuarto hecho una furia y fue en su busca. Iba mirando detrás de cada puerta y no había ni rastro de la rubia. Como última opción quedaba el pub. Bajó a toda velocidad y se adentró en él. La música estaba demasiado alta, lo que dificultaba la búsqueda. Unas voces que vitoreaban llamaron su atención. En medio de un corrillo, reconoció su camiseta verde de cuadros, y una larga melena rubia recogida en una coleta. Se dirigió al sitio inmediatamente, casi sin pausa, chocando con todo aquel que se le pusiera por delante. Tragó saliva cuando vio a Emma bebiéndose del tirón cinco chupitos seguidos, de a saber qué. Le dio un fuerte tirón el brazo y los abucheos comenzaron. Dirigió una mirada que calló sin represalias a todos los presentes, cada uno empezó a bailar en una dirección.

-¡¿Se puede saber qué mierda estás haciendo tú aquí?!-. Le chilló al oído, a lo que ella respondió con un quejido- Vamos, te llevaré arriba-.

Mira guapo, bésame el culo, ¿vale?-. Se dio un tortazo en el trasero y le guiñó un ojo. Los mirones empezaron a aplaudir. Le estaba dejando en ridículo y no lo iba a consentir.

-Mira niñata- fue aumentando la presión en el brazo de ella- no me toques los cojones ¿Ok?-. Apretó los dientes al finalizar la frase, el cabreo iba en aumento.

-Oyeee, eres un maleducado, no se dicen palabrotas-. Le dio un toquecito con el dedo índice en la punta de la nariz, provocando que a Jason se le hinchara la vena del cuello. Cada vez estaba más acelerado, ella no estaba por la labor, y tampoco podía formar un espectáculo delante de tanta gente.

-¿Mi camisa? Te queda horriblemente enorme-. Intentaba hacerla sentir mal como fuese. Puso cara de asco, y a Emma se le cruzó una idea por la mente.

-Tienes razón-. Jason sonrió pensando que había ganado, pero esa sensación le duró poco. Emma pegó su pecho al suyo y se puso de puntillas, y agarrando el cuello de él con la mano izquierda, lo atrajo hacia ella.


Con la punta de la lengua le recorrió el cuello desde el hombro hasta detrás de la oreja derecha.

-Mejor así-. Le susurró al oído y acto seguido retrocedió un paso para abrirse la camisa. Se hizo un nudo dejándola a modo de top y luciendo un tentador escote. Le dedicó una mirada sensual y se dirigió a la barra del pub. Apoyándose en una banqueta, se subió encima y comenzó a mover las caderas en círculos, al principio lentos, y cada vez más rápidos. Se soltó la melena, y la movió al ritmo de la música.

Jason tardó unos segundos en reaccionar, se había quedado de piedra.


JASON 

Me he quedado helado. No puedo dejar de mirarla. Quiero mover los pies, pero siento que me pesan una tonelada. Vaya con la niñata. El brillo rosa del piercing de su ombligo contrasta a la perfección con su piel clara. El short realza su perfecto culazo. Soy consciente de que todos la miran a ella, que tiene su mirada fija en mí. Me está retando, y me gusta. Hago un sobre esfuerzo por controlarme. Alguien me toca la espalda.

Atrapada en sus manos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora