Aquella mirada sensual, había pasado a ser de rabia, y luego de tristeza. No había ningún juego ni broma en sus ojos. Lo decía en serio.
-Jason, quítate de encima-. Éste dejó de lado esa sonrisa fría, aunque sus ojos seguían siéndolo. Y poco a poco fue aflojando, hasta liberarla por completo. Se puso en pie rápidamente mientras se abrochaba ágil, cada botón de su camisa. Emma sin embargo, se quedó inmóvil en la misma posición, sobre el frío suelo. De sus ojos emanaban lágrimas, que ni ella misma entendía el por qué. Tenía la mirada fija en el vacío, Jae cruzó los brazos.
-¿Es que no piensas levantarte? Tengo cosas que hacer-. Emma notó otro pedacito de su interior romperse, se levantó como pudo cubriéndose con los brazos. Fue hacia el baño y cerró la puerta con pestillo, cosa que Jae odiaba. Se sentó abrazándose las rodillas y dejó que el llanto fluyera. ¿Dónde estaba? ¿Por qué seguía allí? Si iban a matarla no entendía por qué hacerla esperar, era cruel, vil... No comprendía por qué Jason había pasado de odiarla a incluso sentir ¿celos? para después volverla a tratar como una mierda. No, no podían ser celos, ella no le podía importar lo más mínimo, solo era una más de tantas otras, una más de su larga lista. Pero ¿él a ella?, ¿le importaba? No, no, no...
JASON
No sé en qué coño estaba pensando. He estado a punto de besarla, de... puf debe de odiarme, sí, tiene que odiarme, yo lo haría, yo lo hago. Nunca había sentido esas náuseas, esa ira, he estado a punto de romperle la cara a Ash. Estúpido pelirrojo, hay miles, puede escoger la que quiera, tontear con la que sea, y tiene que ir a por Em, no, no. Otra vez no, me pica el cuello, noto como se acelera mi pulso, me recorre veneno por las venas. Me tapo los ojos con las dos manos, a la vez que me tiro del pelo. ¿A mí qué más me da si se lía con otro? Ella no me importa nada, absolutamente nada. No la soporto, es una cría. Además, pronto dejará de existir. Tiemblo ante este último pensamiento.
EMMA
No puedo más, no aguanto más esta situación. Cojo la cuchilla de la maquinilla y me la guardo en el bolsillo derecho. Abro y salgo. Está de pie, junto a la pared, donde debería de haber una ventana, y no hay nada, solo él. Aún noto el alcohol y aquellos polvitos mágicos recorrer mi cuerpo, quizás por eso no tengo miedo, quizás por eso avanzo con determinación hacia él. Se ha cambiado, tiene una camiseta de mangas cortas negra, se le adhiere perfectamente a su tersa piel. Me muerdo el labio instintivamente, casi sonrío por ello. Estoy frente a él, solo estamos nosotros, no hay secuestro, no hay armas, droga, no hay mentiras, ni morenas, ni pelirrojos, no hay nadie más que Jason y Emma.
-Mírame. Mírame Jason-. Él no me hace caso, sabe que es una orden, sabe que en cuanto suba la mirada no habrá marcha atrás. Contengo la respiración, no pienso rendirme. Y entonces lo hace, sube despacio la cabeza, y ocurre, nuestros ojos se encuentran. No sé que piensa, no sabe qué pienso, no lo sé ni yo.
Y nos quedamos así, inmóviles, impasibles, y el tiempo, el tiempo se detiene. Noto como me hormiguea el estómago, las piernas, los brazos. Noto un leve dolor, analizo de dónde procede, es mi labio, otra vez, lo he mordido tanto que parece que me va a estallar. Viendo que no habla, lo hago yo.
-¿A qué juegas? ¿Vas a matarme?-.
-Sí-. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, y no es de miedo. No lo imagino pegándome un tiro, ahogándome, matándome... No lo imagino haciéndome daño, pero me equivoco, y no sé hasta qué punto.
-¿Y a qué esperas Jae? ¡Dime a qué coño estás esperando! No puedo más, no puedo levantarme cada día y ver como me miras, esa mirada de odio, no sé, no entiendo... ¿Por qué me odias? ¿Qué te he hecho yo? Y si no te importo, ¿por qué le mentiste a Ash cuando nos vistes? ¿Por qué ibas a besarme y después te apartaste de esa forma? ¿Qué quieres de mí? ¡Dime algo!-.
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Atrapada en sus manos.
Acción----------Jason poco a poco fue dejando de hacer fuerza, hasta que la liberó por completo. Una parte de Emma deseaba que no la soltase nunca, esa sensación de ser suya, estar a su voluntad, sumisa, la volvía loca. Adoraba estar atrapada en sus manos...