Albine Snake [NorEmma AU]

Capítulo Siete

     —¡Por un carajo, Emma! ¡El tipo solo quería conversar normalmente contigo! ¿Qué rayos está sucediendo contigo, chica?

     Paula la tomó por los hombros y la sacudió exasperada. Eran unas pocas horas desde que Gillian y Emma habían tenido la confianza absoluta para contarles a sus amigas lo que había sucedido entre la pelirroja y cierto chico rubio. A pesar de que eran recién las diez de la mañana, Emma se sentía más cansada que nunca. Su cuerpo estuvo tenso desde que sus ojos se abrieron a las ocho de la mañana, y no mejoró cuando vio como Norman trataba de acercársele para hablar.

     Pero simplemente no podía ni siquiera verlo, pues una inmensa vergüenza se apoderaba de ella. Como una erupción volcánica en sus mejillas, su rostro se tornaba de un fuerte rojizo que dejaba en evidencia su timidez. ¿Pero qué había sucedido con la Emma que estuvo a punto de besarlo? Era simple. La excitación del momento la había impulsado para actuar de esa forma. Como una nueva Emma.

     Y ahora se encontraba huyendo de él, y justamente en su horario decía Defensa Contra las Artes Oscuras. Mala suerte la de Emma.

     —¿Lo intentas besar y ahora huyes de Ratri como una rata? Mal ahí, Roja. —se burló Violet apoyada contra una pared.

     —Niña, pensé que lo habíamos conversado con la vieja: tendría los ovarios suficientes para enfrentarlo. —respondió Gillian masajeando su cabeza.

     —¿Pero por qué creen que esto es tan fácil?... ¿Y si cree que son una fácil?

     Un ardor se apoderó de su mejilla, para segundos después darse cuenta de que Paula le había dado una cachetada lo suficientemente fuerte como para que Emma se quejara. Sin embargo la pelinegra la miraba con severidad.

     —¡Por favor! ¡Escúchate! —vociferó sin importarle las miradas que recayeron sobre ella. —Dudo que ese mocoso piense que eres una fácil. Y si de verdad lo cree, ¡a otra cosa! Ningún hombre puede decirte fácil, solo tú. Ahora, escucha: yo soy la mayor aquí, así que mi deber es guiarte. Debes ir a esa maldita clase con la cabeza alta, no interesa que tu rostro esté rojo como un tomate, tendrás la cabeza alta porque eres una chica increíble y valiente.

     —¡Sí! Además es viernes, Roja. ¡Luego del partido iremos a celebrar a la Guarida! —Violet le sonrió y acercándose hasta ella, revolvió su ya alborotado cabello.

     —No estarás sola, Roja. Yo estaré contigo.

     Emma tomó un respiro y asintió, tratando de grabarse las palabras de sus amigas en su cerebro. Solo era conversar como siempre, no tenía nada fuera de lo normal. No obstante, el imaginar que uno de los dos terminaría tocando el tema provocaba un revoltijo entre sus emociones y el desayuno. Le quitaba toda las ganas de verlo, y todo por la vergüenza. Rezongó con poca energía.

     —Ahh... y pensar en que la señorita Krone volverá en unos días me desmotiva por completo.

     —Ya, tranquila. Pronto iniciará la copa Interescolar y te sentirás mucho mejor, ¡piensa en quidditch! Siempre funciona, ¿cierto?