CAPÍTULO 29.

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~Pov Axel~

Estoy en la cafetería terminando de desayunar, aunque en realidad no tengo apetito. Ha pasado una semana desde que me sacaron la bala de la pierna, pero me sigue doliendo. La enfermera contó que tardaré como mucho un año, dice que soy lo suficiente fuerte aunque yo no sé si creer lo mismo. Me ha costado no volver a tomar otra vez los calmantes, eso era lo único que me quitaba el dolor aunque sé que no es sano abusar de ello. Poco a poco supongo que se me irá pasando todo.

- Cielo, aún te queda comida en el plato. Dice Miranda cogiéndome la mano.

- Se me quitó el hambre.

- ¿Quieres que te lo guarde en un bol y te lo comes después?

- Sería genial, gracias.

- Nada mi niño, enseguida vuelvo con él. Sale de la sala y entra en la cocina.

- Pero bueno, si es mi querido General.

- Buenos días, Lee.

- Buenos días también para tí.

- ¿No debería estar entrenando soldado?

- Debería.

- ¿Entonces qué hace aquí?

- Supongo qué me estoy tomando un descanso, ya sabes, no sé lo qué es qué te peguen un tiro en la pierna pero también estoy cansado.

- No compares tu cansancio con el mío. Vaya ha entrenar.

- Ah, ah, no lo voy ha hacer.

- Soldado váyase, no quiera qué llame al Sargento.

- Llámalo, hazlo, dile que solo lo has molestado por qué me he burlado de tí.

- Puede qué no pueda ser más ágil que antes, pero déjame decirte que puedo seguir podiendo patearte el culo.

- ¿Ah sí? Demuestremelo General.

- Retírese. Lee niega con la cabeza. - Está jugando una mala partida, vete antes de qué hayan consecuencias, no tiene derecho a molestarme, soy su general, si no fuese por mí, nunca hubiera entrado aquí, así que guárdate tu estúpido orgullo y trátame cómo me merezco, por qué al igual que te metí, te puedo sacar.

- Sí, señor. Me da una palmada en el hombro y antes de irse susurra por lo bajo. - Ojalá conocer al tipo que te disparó, me gustaría darle las gracias.

- ¿Estás bien muchacho?

- Sí. Me tiende el cuenco. - Muchas gracias Miranda.

- No hay de qué, procura beber mucha agua y abrigarte por las noches, no quiero qué pases frío.

- Descuida, eso haré. Le doy un abrazo y salgo de la cafetería para ir al despacho de Broke. Tengo entendido que está en una consulta pero esta vez no aquí, sino en un bar. Esta chica prefiere dar sus citas fuera que aquí dentro.

Abro la puerta y veo a Ethan sentado en el sofá blanco con el móvil.

- Se ve qué hemos pensado lo mismo.

- Un día de estos le voy ha quitar el despacho. Ríe él.

- ¿Qué haces? Me tiro al lado suya.

- Le escribo a mi hermano.

- ¿Está bien?

- Oh, si, problemas con su exnovia, nada grave.

- ¿Por qué cortaron?

- Le puso los cuernos con el mejor amigo de mi hermano, Jared.

- Tiene nombre de cuernudo.

- Desde luego que lo tiene.

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