CAPÍTULO 40.

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--Despierta. Hazlo.

Abro los ojos y me acostumbro a la luz. Cuándo por fin consigo moverme, me levanto del suelo y contemplo el lugar. Una gran habitación blanca, sin ningún tipo de mueble. Me giro y veo una puerta qué está abierta y me deja ver a través un amplio pasillo iluminado, solo hay luz. Contemplo una silueta qué me está esperando al final.

Todo esto me transmite...paz

Camino hasta estar lo suficientemente cerca. Un hombre, es un hombre. Este se gira y me deja ver su rostro.

Zack.

--No debes estar aquí, tienes qué volver.

--Yo...

--Nunca te dejé solo. Estuve en la entrega de tus medallas, en tu primer ataque, cuándo conociste a tus amigos, cuándo te derrumbaste, cuándo te emborrachaste. Cuando me hablas te escucho y te respondo aunque tu no puedas oír la respuesta. Siempre estaré, pero no tienes que estar aquí. Llevas una semana entubado y es hora de despertar.

Todo a mi alrededor va desapareciendo poco a poco. Zack me sonríe y asiente con la cabeza.

Veo a mí mejor amigo cada vez más borroso hasta que no consigo destinguirlo de esa fuerte luz.

--Lo siento mucho.

--¡No! ¡No podéis desconectarlo!-- Escucho gritar a Broke desesperada.

--Deberia haber despertado estos días y no lo hizo. A fallecido.

--¡Eso no es verdad!

--¿Sabías qué a los difuntos no le gusta tener a alguien encima suya y gritando?-- Susurro sonriendo débilmente.

--Ethan. Dios mío.-- Se aferra aún más a mi cuello y llora. --Pensé qué no volvería a escuchar tu voz.

--Esto es un milagro. El señor había fallecido.

--No del todo doctor.

--Es algo increíble, nunca antes visto en la historia de la medicina. Tenemos qué hacerte exámenes para ver si estás bien.

--Esto lo tienen qué saber los demás, ¡Chicos está despierto! ¡Está con nosotros!-- Abre la puerta de la consulta saltando.

El doctor sale no sin antes advertirme que no me puedo levantar de la cama. Está igual de sorprendido qué yo.

--No. Me. Jodas.-- Entra Quina con Alec.

--¡Estás vivo imbécil!-- Dice mi hermano secándose las lágrimas.

--¿Estabas llorando?

--No, cómo crees, sudo por los ojos.

--Idiota.-- Sonrío y se me tira encima. --Con cuidado bestia.

--Por una vez estoy por encima tuya, ahora sí que te puedo hacer rabiar, no puedes pegarme ni salir corriendo detrás mía.

--No te emociones, no será por mucho tiempo.

--Vale, diosito, ya creo en los milagros.-- Suelta Quina haciendo que la garrapata de mi hermano se levante y rodee los hombros de ella con el brazo. Broke aprovecha y se acuesta al lado mía apoyando su cabeza en mi pecho.

--No sabes lo mal que lo pasé. Verte aquí sin abrir los ojos ni moverte, fue horrible.

--Ya estoy aquí, me tienes contigo.

--¿Queréis algo? Voy a la cafetería.

--No puedo comer nada, pero gracias Quina.

--Oh, es verdad, perdón.

--Da igual. ¿Dónde se a metido Axel?-- Al decir esto los tres se miran mutuamente y agachan un poco la cabeza. --Mm, vale... ¿Qué pasa?

--Será mejor qué duermas un poco hermanito.

--No quiero dormir.

--Tienes qué descansar.

--No. Dónde está Axel.

--Está en la planta de abajo.

--¿Qué?

--¡Él está bien!

--¿Entonces?-- Ninguno se anima a hablar asi qué Broke me mira y suspira.

--Samantha no llegó a salir con vida.

--Yo la vi en el suelo. Pensé.-- Trago saliva. --Pensé qué se levantaría. Mierda.

--Avisaré a Axel.

Pienso en Sam. ¿Pude haber evitado su muerte? Estaba al lado de ella. Por fin nos tenía a nosotros, éramos un equipo, y justo pasa esto. La vida es una jodida mierda.

Cierro los ojos y recuerdo una de las primeras conversaciones que tuvimos. Fue en el aseo precisamente.

--Cuando entenderá este hombre que yo le digo viejo arrugado con cariño.

--¿Otra vez hablando solo Teniente?

--La que me faltaba.

--Yo también me alegro de verte. ¿A probado ha hablar con una naranja? Dicen que así te sientes menos solo.

--Aquí la sola eres tú ¿Para que me hablas hoy?

--Pues como ya he conseguido que limpies como una linda criada, pues vengo ha hacerte compañía, no hace falta que me digas lo buena persona que soy por que ya lo sé.

--Ya.-- Río sin gracia. --Eres la hija del diablo Samantha, ¿Cómo puedes llegar a pensar que eres buena?

--Lucifer es mi marido subnormal.

--Y mi novia es una supermodelo de Las Islas Maldivas.

--Soñar es bonito Teniente, muy bonito.

--Vete ya.

--Amargado.

--¡Sargento! ¡Samantha no me deja!

--Imbécil.-- Susurra.

--Soldado, ya sabe que no puede entrar a esta base y menos para molestar.-- Dice el sargento suspirando.

--Si, si ya me voy ¡Limpia con más ganas que vida solo hay una!

--¡Vete al infierno!-- Grito y Samantha se va carcajeando.

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