A pesar de que Yuu se encontraba en sus veintitrés años de edad, parecía un pequeño niño emocionado por un nuevo dulce, y Mika no hacía nada más que ver sus bonitas facciones alegres, admirando cada perrito en su celular con la descripción de "En adopción".
Mika dejó escapar un suspiro enamorado, y sin poder evitarlo llenó el rostro del moreno con muchos besitos, llegando a hacerle reír y pedirle que parara para proseguir con su búsqueda de un pequeño amigo.
A Mika no le importaba mucho dejar al de ojos verdes con la exhaustiva búsqueda que hacía debido a que no le fascinaba el desorden y al final su novio era quien deseaba integrar a un nuevo ser adorable a su pequeña familia de dos, así que le dejaría completamente el honor de escoger al nuevo inquilino de la casa.
—¡Mira, Mika, un dálmata! Es tan lindo —farfulló el de cabellos oscuros, mostrándole a su novio su teléfono para que lo viera. Mika por su parte sonrió asintiendo con la cabeza.
—Es adorable. ¿Lo quieres a él?
—Mh. No sé. Hay muchos pequeños que deseo traer a casa. Solo que, no será solo mío, así que... ¿No quieres ayudarme a elegir uno?
El rubio sacudió su cabeza dando a entender su negativa, su contrario frunció levemente el cejo ante ello, pero decidió seguir admirando fotos y descripciones de cada perrito que veía.
—Solo que no sea muy grande —pidió Mika—. Si ves a un perro que aparente ser un poco tranquilo, eso estaría bien.
—No muy grande y tranquilo, bien, entendido —recitó Yuu.
Un par de minutos de silencio total después, Yuu saltó de la cama tomando su celular como si fuese un trofeo, incluso su novio dio un pequeño respingo ante la inesperada acción del azabache.
—¡Listo, envié un mensaje! Escogí al mejor amigo que podríamos tener —sonrió complacido.
Mika por su parte rascó su cabello un poco nervioso. Yuu era demasiado desordenado, pero no suponía demasiado problema asear y acomodar las cosas que su prometido dejaba por toda la casa. Aunque sí deseaba un poco más de participación de Yuu, tampoco iba a pelear por algo así. Los meses que llevaban viviendo juntos eran maravillosos.
—¿Has pensado en el nombre que le pondrás? —cuestionó el rubio. Por lo menos las facciones alegres de Yuu valían la pena en cualquier sentido.
—Estoy pensándolos. Es completamente blanco y una bola de pelos preciosa —expresó el menor—. Me sorprende que un perro de una raza así esté en adopción, ¿Sabes? —murmuró, caminando a la puerta—. El dueño del cachorro mencionó que traerá a la bolita de pelos, así que esperemos.
El rubio se acercó a su pareja para depositar un tierno beso en su frente, asintiendo con la cabeza. No entendía por qué de repente Yuu anhelaba un cachorro, sin embargo no iba a incumplir un capricho en su novio.
Rato después tocaron la puerta. El de cabellos oscuros corrió emocionado como un niño pequeño en navidad. Últimamente eso aparentaba ser, y cuando Mika se dio cuenta de ello no pudo evitar sonreír enternecido.
Yuu hablaba en la puerta, agachado, y cuando el rubio salió y vio a un cachorro del tamaño de un perro adulto de raza mediana, se quedó helado admirando a su novio con cierto reproche. No dijo nada, y no se dedicó a otra cosa más que escuchar al hombre decir que de todos los pequeños que su mascota había dado a luz, el que Yuu había escogido, era el más travieso.
En la mente de Yuu probablemente "que no sea muy grande y que sea tranquilo" significaba algo distinto.
Esperó pacientemente con los brazos cruzados hasta que el ex dueño de la bola de pelos blanca terminó de conversar con su prometido. Yuu contento cargaba con el cachorro totalmente feliz hasta llevarlo a la cama. Ni siquiera había notado que su novio se encontraba insatisfecho. ¡Y para colmo, llevó al animal a la cama! ¿No debía de haberlo bañado primero?
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¿Con quién se queda el perro?
FanfictionSi tú te vas, y yo me voy, ¿con quién se queda el perro?